"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos" - 1 Juan 3:16
¿Quién no conoce Juan 3:16? "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" Quizá el versículo más famoso de la Biblia, y con razón. Pero el otro 3:16 de Juan, en su primera epístola, no lo es en menor grado por su significado y relevancia; al mensaje inequívoco y glorioso de Cristo poniendo su vida por nosotros, el apóstol añade una de las consecuencias naturales de ello, que es la reproducción de su obra en otras personas y a favor de otros; no con el sentido redentor pero sí ejemplificador.
Que él puso su vida por nosotros, es "una expresión propia y única de Juan (Jn. 10:11, 15, 17, 18; 13:37, 38; 15:13) y que se refiere a vaciarse uno mismo de algo." (MacArthur). Así como el mismo Señor Jesús dijo de su vida en una de estas citas que, "Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo..." (Jn. 10:18), la renuncia voluntaria a su propia vida a favor de aquellos que serían salvados, es el ejemplo que Juan destaca en nuestro texto de hoy; ya que esta entrega es "la esencia del amor cristiano" (MA). De manera que no es posible pensar en otra forma de demostración cristiana más clara y profunda que considerar al prójimo cristiano y su vida como más importante que la de uno mismo.
Es la vida de uno por la vida de otro; las necesidades propias por las del otro; el tiempo propio, por el tiempo del otro; mi angustia y soledad, sacrificada por la angustia y soledad del prójimo; el vaso de refresco que iba a tomar, pero que lo cedo por quien no tendrá posibilidad de disfrutarlo de otra manera. En todo el apóstol Juan no deja punto intermedio y añade, para que no queden dudas, lo siguiente; "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad." (1 Jn. 3:17-18)
El Espíritu Santo se encarga de recordar esta verdad a todos los hijos de Dios; su escrutinio del corazón nunca pasa desapercibido. Pero por si acaso crees que es un asunto fácil de olvidar, recuerda que Juan 3:16 tiene un paralelo casi exacto en otra porción del Nuevo Testamento, pero que en este caso te hace responsable a ti por la vida de otros, y que se encuentra en 1 Juan 3:16.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
No hay comentarios :
Publicar un comentario