miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL SECRETO DE LA VICTORIA

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo... Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo."  - Efesios 1:3; 6:10-11

    ¿Quién no ha leído, no conoce o no ha oído hablar de la batalla espiritual del cristiano? Casi inmediatamente luego de venir a Cristo, el creyente aprende que Dios le ha "librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (Col. 1:13); y que habiendo sido antes extraño y enemigo de Dios en su mente, haciendo malas obras (Col. 1:21), ahora como su hijo, es al diablo a quien tiene como acérrimo opositor y adversario.  La batalla ha comenzado y con gran regocijo el cristiano encuentra en su Biblia la certeza de que puede salir victorioso. Una armadura espiritual le ha sido provista para hacer frente a los embates engañosos, perversos y continuos de parte de Satanás.
    Sin embargo, una inadecuada comprensión del lugar que ocupa esta armadura hará que sea tan inútil como una brújula para una persona que no puede ver. La brújula es útil, pero se precisa la visión para poder utilizarla. De igual manera, muchos creyentes se entusiasman estudiando, pensando y proclamando victorias en base a las promesas que encierra la enseñanza práctica de la armadura del cristiano, sólo para descubrir que son derrotados una y otra vez. ¿Dónde se encuentra el problema? ¿Acaso en la armadura? Claro que no, de ninguna manera. El problema se aloja en no comprender qué lugar ocupa esta verdad en la doctrina para el cristiano.
    Para comprender esto, el apóstol Pablo ocupó al menos tres capítulos en la carta a los Efesios para establecer de manera gloriosa y contundente cuál es la posición espiritual que ocupa el hijo de Dios desde su conversión, y cómo es que esto llegó a ser posible. Saber que el cristiano fue "escogido antes de la fundación mundo" (1:4); que ha sido sellado con el Espíritu Santo (1:13); que estaba muerto espiritualmente y Cristo le dio vida (2:1); que su posición espiritual lo ubica como alguien sentado en lugares celestiales junto a Cristo (2:5) y que Dios preparó buenas obras de antemano para que él pudiera andar en ellas (2:10); todo esto y mucho más le da al cristiano una identidad gloriosa que lo capacita cabalmente para portar una armadura espiritual.
    Si el apóstol Pablo hubiera creído que la enseñanza de capítulo 6 sobre la armadura era más importante que cualquier cosa; entonces hubiera comenzado su epístola describiéndola en los primeros versículos. Sin embargo no es así, y la encontramos al final, y la sencilla razón de esto es porque primero debes saber cómo llegaste a ser cristiano, antes de entender cómo debe batallar un cristiano. Tu comprensión acerca de tu posición espiritual determina tu efectividad en el uso de las armas para militar en la fe. Solamente la doctrina puede darte las instrucciones adecuadas para el uso de la armadura espiritual.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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