"ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado." - Romanos 3:20
Imagínate que vas al médico porque te aqueja un dolor que no te permite descansar; el profesional te envía a hacer los análisis de rutina, pero muy especialmente pone énfasis en que te tomes unas radiografías de la zona en cuestión. El médico insiste en esto último con absoluta seriedad. Cuando regresas con los resultados, te muestra con las tomas de RX donde se halla tu dolencia, confirmada por el resto de los análisis. Entonces, para tu sorpresa el médico te dice que coloques las radiografías alternadamente cada hora sobre la zona afectada para que puedas sanar. ¿Ridículo verdad? El hecho de que las radiografías muestren la razón de la dolencia con exactitud, no significa que sirvan para sanarla; sólo muestran el problema, pero no pueden solucionarlo.
Muchas personas hacen lo mismo con sus vidas y su empeño por obtener justificación de Dios; procuran la obediencia de los Diez Mandamientos o por intermedio de diversas prácticas de moralidad y buenas obras a través de las cuales creen que serán hallados justos ante Dios. Pero ninguna de estas cosas sirve porque nadie jamás ha podido cumplir con el decálogo; que solamente ha sido dado en la Biblia para manifestar la condición del corazón, tal como la radiografía muestra el problema de salud. Son muchos los que tratan de usar esto para obtener paz y justicia. El joven rico de Mateo 17 creyó que lo había cumplido todo, pero con sólo una palabra de Jesús la codicia en este joven se manifestó con total claridad. Lector, la ley de Dios muestra lo que tu y yo somos, pecadores desobedientes; y ella no te puede solucionar nada porque su propósito es mostrarte lo que eres, pero no cambiarte.
Sin embargo, y siguiendo la analogía de la salud, una radiografía te puede conducir al correcto tratamiento que te proveerá la salud que necesitas. Esto es lo que hace la ley de Dios, conducirte al remedio que es Jesucristo; él fue obediente toda su vida y jamás quebrantó un sólo mandamiento, y ahora ofrece su propia justicia como el médicamento único y eficaz para los pecadores que han quebrantado la ley de Dios. Mientras más te esfuerzas por ti mismo para ser justo ante Dios, tanto más te enfermas; pero cuando acudes a Jesús, hallas el perdón definitivo, observa; "Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él." (Ro. 3:22-23). ¿Lo ves? El es quien reúne los requisitos de justicia, no tú; porque nuestira condición de pecadores hace que la fuente de nuestros esfuerzos esté corrompida de principio a fin.
Deja ya tus esfuerzos y buenas actitudes como medios para salvarte y descansa en la vida perfecta de Cristo y en su muerte en tu lugar para que su justicia te sea impartida gratuitamente y sin demoras. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." ( 2 Cor. 5:21)
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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