"y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias." - 2 Corintios 11:28
El capítulo once de Segunda Corintios es una detallada descripción que hace el apóstol Pablo de los sufrimientos que tuvo que soportar como apóstol de Jesucristo; hay por los menos veinticinco cosas que él describe como ingredientes de sus sufrimientos en cinco versículos (ver 2 Cor. 11:23-27). Al finalizar la lista, Pablo menciona que existen otras cosas más que son causa de sus padecimientos, pero finalmente describe una que representa el mayor padecimiento: la preocupación por todas la iglesias, que incluía hermanos débiles en su fe o personas que causaban tropiezo u otros a quienes hacían tropezar tanto doctrinalmente como en la práctica de la vida cristiana.
La diferencia entre sus sufrimientos físicos y los emocionales, es que los primeros eran variados y no acontecían todos los días; pero su preocupación por las iglesias significaba un peso diario, constante. Pablo es un ejemplo de cómo los creyentes deben aprender a ver sus vidas en medio de las pruebas; no se trata de nuestros problemas sino de la manera en que la iglesia del Señor está siendo afectada por diferentes influencias y situaciones que la debilitan más y más con el paso del tiempo. Pablo describe sus pruebas pero añade que ninguna de ellas era tan difícil de sobrellevar como aquella que significaba la verdadera preocupación. Pablo no pensaba en sí mismo, sino en los otros
¿Qué es lo que más te causa dolor? ¿Tus pruebas, el auto roto, los dolores frecuentes de cabeza, o el estado de tu iglesia? ¿No te afecta ver el estado de tu congregación, las ausencias, los derrotados que no buscan al Señor y el continuo aumento de la falta de discernimiento espiritual? No hay comparación entre cualquier padecimiento y la deficiencia de la iglesia de Cristo. Mis limitaciones físicas o materiales, aunque importantes para el Señor que piensa en nosotros, son insignificantes al lado del descubrimiento de la pérdida de luz y la capacidad de ser sal en la iglesia. Debe preocuparnos más; debe hacernos pensar a diario y debe motivarnos a buscar respuestas en la escritura. Es un asunto de todos los días, asegúrate de ayudar a otros a salir de conflictos y descuidos en su fe mucho más de lo que cualquier otra cosa pretenda requerir tu atención.
La iglesia de Cristo necesita hombres y mujeres de piedad que tengan una carga diaria por su bienestar y su eficacia en el testimonio. ¿Serás tu uno de ellos?
¡Dios te bendiga!
- Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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