lunes, 31 de agosto de 2015

¿HAS OÍDO LA VOZ?

"Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije:¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres:¡Vive!" - Ezequiel 16:6

    "Viven aquellos a quienes Dios da mandamiento para que vivan" (Matthew Henry). Ezequiel, recordando el origen y el pasado de la nación de Israel, utiliza una fuerte figura que refleja la condición en que Dios los encontró en Egipto con toda probabilidad. Es una imagen de suciedad, abandono, desamparo y, sobre todo, de muerte. Dios pasó junto a ellos, y Dios los vio sucios, y Dios les habló para que vivan. Nada hicieron ellos, todo fue obra del cielo. La gracia fue el ingrediente fundamental en la historia de la nación de Israel - "Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo." (Dt. 32:10).
    David comprendió esta verdad cuando dijo "Tú has dado mandamiento para salvarme" (Sal. 71:3b); es un hecho a través de toda la escritura que la salvación es del Señor; que la obra de regeneración, transformación y conversión es un acto soberano de Dios en cada alma. No tienes que iniciar una discusión teológica sobre esto, sino simplemente leer en la Biblia y reverenciar su nombre al considerar cómo te ha encontrado al momento de salvarte.
   Considera cómo se acercó a tu vida - "yo pasé junto a ti"- ¿no es esta una expresión maravillosa? ¿acaso no sabes cómo es descrito Jesucristo en la palabra de Dios?  - "santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores" (He. 7:26). Sin embargo, pasó junto a ti. Considera también cómo miró tu vida - "te vi sucia en tus sangres" - ¿no es este un acto increíble viniendo de aquél de quien la escritura misma dice que es "muy limpio (eres) de ojos para ver el mal"? (Hab. 1:13). Y considera otra vez cómo habló a tu alma - "te dije:¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres:¡Vive!" - ¿no piensas cómo operó la misericordia y la gracia de Dios en esto cuando la palabra de Dios dice que él "nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo..."? (2 Ti. 2:9).
    No puede existir otra salvación que no sea la que viene de Dios, no hay vida espiritual aparte de su vida en nosotros - "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados" (Ef. 2:1). La regeneración es unilateral, proviene de Dios y es la inmutable verdad de que "el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." (Lc. 19:10); es la voz de Cristo diciendo al alma muerta "¡Lazaro, ven fuera!" (Jn. 11:43). Cualquier otra cosa es religión, filosofía humanista y esfuerzos del hombre; pero no es la gracia salvadora de Cristo. ¿Has oído la voz del Hijo de Dios diciéndote ¡Vive!? - "Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán" (Jn. 5:25)

¡Dios te bendiga!

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domingo, 30 de agosto de 2015

FRUTO O FUEGO

"Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque? ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa? He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna?" - Ezequiel 15:2-3

    La Biblia revela que Israel tenía como emblema nacional a la vid; ella representaba a la nación (ver. Sal. 80; Is. 5); y la utilidad de ella era doble, únicamente para fruto o para el fuego. Nada más. Mientras una vid fuera atendida y cuidada, permanecería en pie año tras año, pero una vez que el fruto dejaba de ser óptimo sólo una cosa se podía hacer con ella; se echaba al fuego. Ningún carpintero o artesano usaría su madera para alguna cosa. Israel fue así como nación y Ezequiel, como también lo hizo Isaías en su momento, mostraron la inutilidad de ellos como pueblo que pudiera dar a conocer las excelencias de Dios en toda la tierra.
    El Nuevo Testamento coloca al hijo de Dios en una situación similar a la de Israel en cuanto a su responsabilidad de llevar fruto. El Señor Jesucristo dijo a sus discípulos - "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca" (Jn. 15:16). El creyente lleva fruto de santificación (Ro. 6:22); el fruto del Espíritu (Gál. 5:22-23); en toda buena obra (Col.1:10); de justicia (He. 12:11); de labios que confiesan su nombre (He. 13:5); en el conocimiento de Cristo (2 Pe. 1:8) y otros más. 
    Sin embargo, lo que garantiza cualquiera de estos frutos en el cristiano es la obediencia. "La permanencia en Cristo depende de la obediencia, y la obediencia, del amor" (Wiersbe). Debes preocuparte por obedecer al Señor en todo lo que él revela en su Palabra; esta es la garantía de un creyente fructífero. No llevas fruto para permanecer; permaneces para llevar fruto y esto es posible respondiendo inmediatamente a todo aquello que Dios indique a tu vida. Si persistes en desobedecer y vivir haciendo lo que te agrada a ti y no al Señor; consciente de que hay desajustes en tu vida; entonces el fuego es lo único que queda; no es el infierno en el hijo de Dios "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Ro. 8:1); sino la disciplina y el juicio por infructuosidad y la desobediencia; "mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo" (1 Cor. 11:32) 
    ¿Hay algo que sabes está deshonrando al Señor? ¿Conoces cosas que debes cambiar y confesar como pecado y que impiden el fruto que Dios espera de tu vida? ¿Lees tu Biblia para aprender cómo obedecer a Cristo? 

¡Dios te bendiga!

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sábado, 29 de agosto de 2015

PRIVILEGIOS Y RESPONSABILIDADES

"Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo." - Ezequiel 9:6

    El libro de Ezequiel comienza con una descripción de la visión de la gloria de Dios, un tema recurrente en el libro, especialmente por la revelación paulatina de su abandono de la tierra de Israel (ver 9:3; 10:18-19; 11:23). Ellos debían ser los encargados de dar a conocer la gloria de Dios entre todas las naciones - "Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas" (Sal. 96:3); un gran privilegio concedido por pura gracia a ellos en medio de todos las otras naciones. Pero con este gran privilegio, venía también una gran responsabilidad "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa" (Éx. 19:6). Israel no fue responsable sino un mal ejemplo, corrompiéndose y viviendo en impiedad nacional.
    Este pecado fue particularmente marcado en los líderes religiosos de la nación; ellos no hicieron nada por detener la impiedad del pueblo "Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha" (Jer. 2:8). Ahora, el profeta Ezequiel en visión de Dios ve el juicio sobre Israel que comienza específicamente con los líderes - "y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo."
    No es sopresa que el apóstol Pedro entendiera que este es el obrar de Dios que utiliza para mostrar al mundo que un pueblo que lleva su nombre debe vivir en consistencia con ello - "Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?" (1 Pe. 4:17). Cuando la iglesia no cumple su responsabilidad de ser luz en el mundo; responsabilidad que le fue concedida al ser privilegiada con la redención de Cristo en la cruz; entonces Dios usa su juicio para purificación y fortalecimiento de la misma. En este sentido, algo ocurre tanto colectiva como individualmente en la iglesia - "mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo" (1 Cor. 11:32). ¿Te has puesto a considerar que algunos de tus graves inconvenientes y sufrimientos puedan ser un llamado de atención del Señor para tu vida? ¿Será quizá que tienes en poco la gloria de Dios y él tiene que disciplinarte porque te ha escogido y pagado el precio de la sangre de su Hijo para que seas instrumento de honra? El comienza con su pueblo porque el mundo tendrá su cuota de juicio en su momento también.

¡Dios te bendiga!

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viernes, 28 de agosto de 2015

THE END

"Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra. Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones... Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene." - Ezequiel 7:2-3; 6

   Todos conocemos bien cuáles son las dos palabras que hemos visto innumerables veces al final de una película. Allí termina toda la historia, finaliza todo el momento de entretenimiento y no hay nada más que agregar; sólo quizá en nuestra imaginación. En la historia de Judá, llegó este momento, el del final de una secuencia de desobediencias, rebeldías e idolatría que derivó en el juicio divino. El asunto había comenzado hacía mucho tiempo, tal como lo describiera Jeremías, contemporáneo de Ezequiel: "Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré" (Jer. 2:20).
    La descripción de este fin se encuentra en los relatos del Segundo libro de Reyes y de Crónicas como  también de la profecía de Jeremías. Una lectura cuidadosa de estos relatos mostrará que nadie pensaba que algo así ocurriría, siempre estaban especulando sobre ello. El mismo profeta Ezequiel fue dirigido por Dios a observar cómo veía Israel su condición- "Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra." (Ez. 8:12). No fue así, y el fin llegó para la nación.
    No es esta una conducta que sólo el pueblo de Israel tuvo; es la filosofía de todos los seres humanos que viven sin tener en cuenta a Dios y como imaginando que nunca llegará el final. Son como el hombre del evangelio de Lucas cuya heredad había producido mucho y dijo: "Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate" (12:19). La respuesta de Dios no se hizo esperar - "Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?" (12:20). Tu puedes disfrazar tu futuro con las imaginaciones que quieras, con los argumentos que te agraden más y con las ideas mas rebuscadas que te parezcan; pero no puedes evitar que llegue el final - "Porque la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23).
   Ten en cuenta que la muerte te encontrará sólo, nadie más estará a tu lado; el fin es un asunto personal y es menester tratar con esta realidad mientras Dios te concede vida. Jesucristo es el camino, la verdad y la vida (Jn. 14:6) y él es quien tiene las llaves de la muerte; el único que pudo decir "(soy) el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades." (Ap. 1:18). Recuerda "No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee" (Ec. 8:8). Acude a Jesucristo hoy. The End.

¡Dios te bendiga!

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jueves, 27 de agosto de 2015

DE UNA FORMA O DE OTRA

"Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes... Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar." - Ezequiel 2:7; 3:11

    Dios siempre tiene sus siervos para llevar adelante su obra. Mientras Jeremías ministraba en Judá a los que pronto irían en cautividad; Ezequiel lo hacía en Babilonia a donde fue llevado en la segunda deportación en el año 597 a.C. Cómo Jeremías, también Ezequiel era sacerdote y Dios no esperó un minuto más para llamarlo a ministrar pues él mismo dice, "Aconteció en el año treinta... vi visiones de Dios" (1:1); treinta años era la edad en que los sacerdotes comenzaban su ministerio (Nm. 4:3).  
    Supo el profeta desde el inicio que el mensaje de Dios por medio de su boca podría ser escuchado o no. Dios no le dijo a Ezequiel "háblales si te escuchan, y sino, no lo hagas"; eso no estaba en discusión, y la palabra de Dios debía ser entregada de una forma o de otra. ¿Qué hace un hombre que ha sido llamado por Dios a ministrar pero que encuentra rechazo, oposición e indiferencia al mensaje que ha sido comisionado a predicar? ¿Qué es lo que sostiene a un predicador frente al antagonismo y la frialdad de los oyentes? Saber cuál es el origen del mensaje que comunica. Sesenta veces se repite en este libro la expresión "yo soy Jehová el Señor" (o su equivalente). De manera que desde el primer momento, el profeta Ezequiel supo que no era llamado a expresar sus ideas, sino lo que Dios decía, su Palabra, "les hablarás, pues, mis palabras"
    Cierto es que Dios ha dejado en su iglesia a pastores y maestros para la edificación del cuerpo de Cristo y que ellos deben proclamar el mensaje que Dios les da para sus congregaciones; pero no es menos cierto que la palabra de Dios señala a todos los creyentes como "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para (anunciar) las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pe. 2:9). De modo que tú también tienes una responsabilidad frente a oídos abiertos o cerrados; en tu trabajo, con tus familiares, tus amigos, vecinos o quien sea que Dios ponga en tu camino. Tienes la responsabilidad de hablarles de Jesucristo "escuchen o dejen de escuchar"; puesto que no sabes si sus corazones son de "junto al camino, en pedregales, entre espinos o en buena tierra." No es tu mensaje, es lo que "ha dicho el Señor". Habla de Cristo, proclama el evangelio, el arrepentimiento, el perdón de pecados, la salvación, el juicio venidero, el infierno y el cielo. No calles ninguna cosa que haya salido de la boca del Señor y que los hombres deban saber.

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 26 de agosto de 2015

¿QUIÉN TE AYUDA?

"Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan" - Lamentaciones 5:6

    Casi terminando sus lamentaciones, Jeremías hace un repaso de la aflicción del pueblo bajo la mano disciplinaria de Dios; una marca en la historia de la nación quedará indeleble en sus recuerdos. El profeta comprende que llegará el final de la corrección para Israel - "Se ha cumplido tu castigo, oh hija de Sion; nunca más te hará llevar cautiva" (4:22); y comienza su último lamento abogando a la memoria de Dios para que tenga misericordia de ellos - "Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido; mira, y ve nuestro oprobio." (5:1).
    Este repaso en la mente de Jeremías no pasó por alto una de las razones del cautiverio, a saber, la alianza con naciones extranjeras y la búsqueda de ayuda fuera de Dios y sin tenerlo en cuenta. Dos naciones -Asiria y Egipto- fueron la esperanza para la provisión económica de Israel, mientras dejaron de lado a su Redentor. Lo dijo también el profeta Oseas - "Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria." (7:11). Los libros históricos de la Biblia confirman lo dicho por Jeremías y Oseas.
    Cuando los ojos son quitados de Dios como el único proveedor, rápidamente buscamos saciarnos en lo que no aprovecha. "¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?" - pregunta Dios a través del profeta Isaías- (55:2). Una manera de hacer esto, es extender nuestras manos a lo temporal para saciarnos de ello y dejar de lado lo eterno que proviene de la mano de Dios. La cosmovisión del alma se torna mundana y no celestial. Perseguimos mejor remuneración laboral sólo para saldar cuentas que hemos adquirido como resultado de cosas que no son importantes y que le han quitado el lugar que le corresponde a Dios en nuestras vidas. Paulatinamente extendemos nuestras manos a lo que no hemos traído al mundo y que tampoco hemos de llevarnos de él.
    Hay que hacer una pausa en el alma, sacudirnos de aquello que terminará dañándonos y orar como el profeta Jeremías al final de Lamentaciones - "Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio" (5:21) ¿No deseas esos días, cuando solamente Jesucristo era tu gozo y todo tu deleite? ¿No anhelas una comunión limpia con tu Salvador?

¡Dios te bendiga!

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martes, 25 de agosto de 2015

TRES VECES BUENO

"Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud." - Lamentaciones 3:25-27
   Jeremías, testigo ocular de la caída de Jerusalén, escribió el libro de Lamentaciones bajo la inspiración divina y enfocándose principalmente en el juicio de Dios como la respuesta al extenso y permanente pecado de Judá, pero también haciendo eco de la esperanza que conlleva la compasión divina y la seguridad que surge a causa de su fidelidad. Las vívidas imágenes que el profeta describe a lo largo de todo el libro y que incluyen enfermedad, muerte, tristeza, lamentos, juicios y calamidades; contrastan con las afirmaciones de la misericordia de Dios que se destacan como un oasis en medio del desierto.
   En la mitad de los cinco capítulos de las lamentaciones del profeta encontramos las afirmaciones que ocupan nuestro texto de hoy y que son precedidas por esta bendita verdad - "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré." (3:22-24)
   El profeta Jeremías, reconociendo la misericordia de Dios en medio de un juicio y castigo merecido; y sabiendo que la disciplina no puede ser evitada porque Dios es Santo, es Señor y es Altísimo; confiesa las tres cosas que son beneficiosas para ellos en circunstancias de un castigo inevitable, y que deben ser proclamadas sin reservas. 
    En primer lugar, es bueno aceptar y aprender de los tiempos que Dios ordena - "Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca"- Ninguna cosa es más beneficiosa para el alma disciplinada que aprender a permanecer en el centro del plan de Dios hasta que la clase haya concluido.  En segundo lugar, es bueno esperar en la sabia, correcta e inmutable voluntad de Dios - "Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová"- Nada en la voluntad de Dios para sus hijos corregidos acontece fuera del marco del carácter y la persona de Dios. El obra de acuerdo a su naturaleza, y por lo tanto, de manera perfecta, justa y limpia. En tercer lugar, la fe se expresa por medio de la recepción de la disciplina en quietud y sujeción - "Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud."- La palabra de Dios lo dice así en el Nuevo Testamento "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (He. 12:11).
   Cualquiera sea tu situación en el momento que estás siendo disciplinado por un Padre amoroso, pero Justo; no olvides las tres cosas que son excelentemente buenas y que derivan en resultados sorprendentes para quienes hacen caso en la escuela de la corrección celestial.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 24 de agosto de 2015

PRIVILEGIOS INESPERADOS

"Palabra que envió el profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías rey de Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Y era Seraías el principal camarero. Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia." - Jeremías 51:59-60

    Conforme a Jeremías 32:12, parece ser un hecho que Seraías era hermano de Baruc, amanuense del profeta. Con otro oficio -camarero del rey- distinto al de su hermano;  tenía acceso al palacio y a la presencia del rey como muy pocos. Su labor (pues así lo implica "mnuhah",  el término hebreo original para "camarero") era el de un oficial de armas que proveía a los soldados alimentos y caballos descansados y acondicionados. Es evidente que su carácter y piedad no se vieron afectados por tener que servir a un rey que "hizo lo malo ante los ojos de Jehová" (Jer. 52:2); por el contrario su vida fue preservada cuando iba al lado de un rey encadenado y ciego (52:11) hacia Babilonia. Pero lo más sorprendente y quizá bendecido que le ocurrió en su vida fue gozar de un privilegio inesperado; casi como rasguñando el tiempo y las posibilidades. Dios lo eligió a él para una labor única.
    Seraías habría de ser el responsable de hacer pública la última profecía de Jeremías cuando llegara a Babilonia - "Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia. Y dijo Jeremías a Seraías: Cuando llegues a Babilonia, y veas y leas todas estas cosas, dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en él morador, ni hombre ni animal, sino que para siempre ha de ser asolado. Y cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio del Eufrates, y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de Jeremías." (51:60-64). 
    ¡Qué gran momento y qué grande ministerio! Porque la profecía de Jeremías contra Babilonia prefiguró también la caída final de los imperios que se levantaron y se levantarán contra Cristo (Ap. 18:21). Nunca sabemos qué es lo que Dios va a pedirnos en la próxima hora, semana, mes o año. Es imposible imaginar el alcance que puede tener la obediencia inmediata; pero puede que como a Seraías, también se nos haga responsables simplemente por dar un anuncio, ya sea de juicio o de esperanza. Porque somos (para Dios) "grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida" (2 Cor. 1:14); y así como Seraías no fue obnubilado por el esplendor de Babilonia, tampoco debemos serlo nosotros ante las aparentes glorias de este mundo; y ser fieles a aquello a que hemos sido llamados. Siempre hay que estar preparados.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 23 de agosto de 2015

FBI - (Faltas Buscadas Inútilmente)

"En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado" - Jeremías 50:20

    Todos estamos familiarizados con las siglas FBI (Federal Bureau of Investigation - Oficina Federal de Investigación) que es la principal rama de investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos; su misión principal es, justamente, la investigación y descubrimiento de crímenes de distintas categorías. Gracias a la industria cinematográfica podemos tener una idea de cómo hacen su trabajo que   evidentemente es exhaustivo y minucioso. 
    Ninguna maldad y ningún pecado es más grande y más grave como el que se comete contra Dios, especialmente si se han menospreciado sus beneficios y misericordias. El pueblo de Israel lo hizo, a pesar de la exhortación del salmista quien dijo: "Y no olvides ninguno de sus beneficios" (Sal. 103:2b). La acumulación de las transgresiones a través de los años, derivó en el cautiverio final de la nación a manos de Babilonia. Setenta años de cautividad que depuraron a Israel de toda su rebeldía y obstinación. Los caldeos a su vez, se enorgullecieron de sus logros y conquistas violentas y ahora, el profeta Jeremías dedica dos capítulos enteros en su profecía para describir la caída del imperio. En medio de esta profecía, menciona cómo regresaría el pueblo de Dios a su tierra: Siendo investigados y examinados no podrían hallarse ni maldad ni pecados en la nación; las faltas sería buscadas inútilmente, y la razón de esto era el perdón de Dios.
    Qué gran dicha y qué absoluta paz encuentran en esta verdad los que han han creído el evangelio de Jesucristo; porque poseen "el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" (Ef. 1:7). Quienquiera que se tome el trabajo de buscar e investigar la vida de los redimidos para encontrar sus faltas y transgresiones;  una y otra vez los verán señalando a Cristo con el dedo de la fe y diciendo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Nadie puede jamás hallar lo que Cristo ha quitado del pecador arrepentido y justificado por la fe. Satanás puede acusar, el mundo puede condenar, y la carne puede estorbar; pero ninguno encontrará las transgresiones que han sido olvidadas para siempre en la mente de Dios. ¿Tienes tu una seguridad tal? ¿Posees la certeza de la desaparición de tus maldades y pecados ante los ojos de Dios?

¡Dios te bendiga!

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sábado, 22 de agosto de 2015

VINO RANCIO

"Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado" - Jeremías 48:11

   Llegó el momento para que Jeremías proclamara el juicio de Dios a las naciones extranjeras; por cuarenta y cinco capítulos se ocupó de Judá; pero los capítulos 46 al 51 tienen que ver con los oráculos a las demás naciones circundantes. Cuando fue el turno de Moab -descendientes de Lot (Gn. 19)- Jeremías utilizó, entre otras cosas,  la imagen del vino para hacer mención de lo que Dios haría con ellos como nación. Moab era conocido por su buen vino y ellos entenderían muy bien a qué se refería Jeremías con la expresión que hoy ocupa nuestro texto. Las uvas eran pisadas y el jugo puesto en vasijas u odres para facilitar su fermentación. Luego de cuarenta días, el vino fermentado era cuidadosamente vaciado en otros recipientes para separarlo completamente de los sedimentos; si esto no se hacía, el vino se echaba a perder. El traspaso y movimiento era imprescindible para la calidad del vino.
   En el caso de Moab, Dios utilizaría la campaña militar de los caldeos para sacudirlos de su extrema confianza y complacencia "que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal" (Sof. 1:12);  pero también por causa de sus pecados - "hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón" (29). Entonces "yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres" (12) - dijo Dios a través de Jeremías.
    Existen situaciones en las que únicamente el movimiento brusco de las circunstancias de nuestras vidas, de la salud o de la economía, van a hacer posible que seamos la clase de individuos que Dios quiere que seamos. Hay un efecto purificador del alma que solamente el dolor puede lograr, porque toda la impureza espiritual y las amarguras del pecado que se han acumulado como resultado de una confianza desmedida y un descuido de la gracia de Dios, no son quitadas del corazón sino por medio de las manos de los trasvasadores celestiales. Ellos son exquisitos en su trabajo y siempre obtienen el producto deseado que es conformarnos al carácter de Jesucristo; operan en el tiempo justo y jamás equivocan el método para hacerlo. ¿Y tú qué sabor posees? ¿Cuánto hace que te hallas rancio y desperdiciado? Prepárate para el movimiento, porque vendrá y hará que tu asentamiento desaparezca por completo. 

¡Dios te bendiga!

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viernes, 21 de agosto de 2015

"¡BENDICIONES, CUÁNTAS TIENES YA!"

"¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres." - Jeremías 45:5

    Johnson Oatman es el autor de numerosos himnos evangélicos; uno de los más conocidos se titula "¡Bendiciones, cuántas tienes ya!" y del cual los versos del coro completo dicen:

"¡Bendiciones, cuántas tienes ya!
Bendiciones, Dios te manda más; 
Bendiciones, te sorprenderás
Cuando veas lo que Dios por ti hará."
    
    Baruc, amanuense del profeta Jeremías, bien podría haber adoptado este himno como favorito una vez que Dios le habló por medio del profeta. Su nombre significa "Bendecido", pero luego de una serie de circunstancias en las que se vio afectado por su relación con Jeremías (ver Jer. 36), le parecía que él era el hombre menos bendecido de la tierra y exclamó: "¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso." (45:3). Baruc no fue reprendido por falta de fidelidad, sino por falta de apreciación espiritual. Habiendo recibido de primera mano las profecías de Jeremías con respecto a la destrucción de Jerusalén; y habiendo visto con sus propios ojos cómo Dios estaba cumpliendo su palabra, Baruc tenía expectativas de cosas superiores para su propia vida. Hasta que Dios le recordó lo que él mismo había escrito de boca del profeta - "Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra" (45:4).  ¿Y ahora Baruc, sabiendo esto, buscaba un beneficio personal, un bienestar particular? 
    ¿Cómo se puede perder la visión y la convicción de lo que hemos creído? ¿Cómo es posible que no podamos mantener en alto nuestros ojos, puestos en Jesús y contemplar cuánto Dios ha bendecido a quienes ha regenerado? Porque no son pocos los que añoran un poco de la vanidad de este mundo pasajero como creyendo que no estarán completos nunca si no lo disfrutan. "Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues que... los que disfrutan de este mundo, (sean) como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa." (1 Cor. 7:29, 31).
    ¿Acaso aún no te has dado cuenta que ya eres tremendamente bendecido por estar sentado en lugares celestiales junto a Cristo? (Ef. 2:6). Repasa tu Biblia para ver cuál será el final de este mundo que ha rechazado a Cristo; el final de una sociedad egoísta, ajena de la vida de Dios y licenciosa por donde se la mire; y entonces permite que hagan eco las palabras del Señor a Baruc "¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques." Una mente puesta en lo eterno y aferrada a lo que Dios ha dicho en su palabra acerca de lo efímero que es lo temporal, cercenará y disminuirá cada vez más la ponzoñosa filosofía de que "si no lo tengo, no soy feliz". La pregunta de Dios hizo reflexionar a Baruc, pues luego él mismo escribió lo que el profeta le dijo; ¿contarás tú también con él cuántas bendiciones tienes en vez de suponer e imaginar las que podrías tener? Espero que sí.

¡Dios te bendiga!

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jueves, 20 de agosto de 2015

SABER ESTO ES SUFICIENTE

"¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio..." - Habacuc 1:12-13

    Al profeta Habacuc lo ubicamos históricamente como un contemporáneo de Jeremías, Daniel, Ezequiel y Sofonías; un profeta que, como éstos mencionados, también tuvo que difundir un mensaje de juicio sobre la nación a causa de sus pecados e idolatría. Pero Habacuc era un hombre con un gran dilema; no comprendía por qué Dios podía usar una nación pagana para castigar a su propio pueblo; "¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él" (1:13b).  Si hay algo que es bueno destacar de Habacuc es cómo no dejó de expresar sus cuestionamientos delante de Dios; en toda su profecía se lo observa preguntando y llegando a conclusiones que fueron el resultado de la respuesta de la palabra de Dios a su vida. 
    En medio de tantas dudas, temores e incertidumbres, Habacuc obtuvo con certeza un conocimiento más profundo de la persona de Dios que desintegró toda su problemática y le dio definitivamente una actitud de fe que cambió para siempre su visión del futuro que enfrentaba la nación. Para ello hizo dos cosas fundamentales. Primero, esperó - "Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió..." (2:1-2). En segundo lugar, oyó - "Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra... Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí... Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios..." (2:20, 3:2, 16). El profeta entonces se sostuvo, frente a las dudas, en las verdades acerca de cómo es Dios: El es Jehová; es Dios; es Santo; es una Roca; es un Dios que no puede ver el mal. 
   A menudo, cuando atravesamos circunstancias que no podemos encuadrar en nuestros razonamientos ni en nuestro conocimiento espiritual; cuando no parece haber un sostén del que podemos tomarnos para atravesar la tormenta de dudas, miedos y quebrantos; cuando ningún versículo de la Biblia parece ser el adecuado; es menester que esperemos y escuchemos y echemos mano de las verdades que no se pueden cambiar y que están en la Palabra de Dios, aquellas cosas que sus atributos nos garantizan estabilidad y seguridad. "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (He. 13:8); "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús" (2 Cor. 2:14); "porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén" (2 Cor. 1:20).  No te desesperes, conserva en tu mente y corazón lo que sabes y nada podrá derribar tu fe; así podrás, en medio de las pruebas, confesar junto con Habacuc "Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación" (3:18).

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 19 de agosto de 2015

LA ÚLTIMA IMAGEN

"Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia. Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia." - 2 Reyes 25:6-7

    Era cuestión de tiempo para que todo lo dicho por el profeta Jeremías al rey Sedequías tuviera cumplimiento ya que la palabra de Dios no puede ser evadida ni anulada. Lo que es lamentable en el caso de este joven rey de aproximadamente treinta y dos años al tiempo de su sentencia; es que ya había solicitado a Jeremías su ayuda espiritual cuando mandó a pedirle "Ruega ahora por nosotros a Jehová nuestro Dios" (Jer. 37:3). Pero poco sentido tiene pedir oración cuando no estamos dispuestos a obedecer; y este es el caso de Sedequías que jamás inclinó su corazón a la obediencia sino que se mantuvo en su soberbia ocultada bajo un espíritu de temor por lo que le acontecería. 
    Lejos de Jerusalén, otro profeta también comunicó el oráculo de Dios contra Sedequías. Fue el sacerdote Ezequiel quien describió la cautividad futura del rey de una manera un tanto insólita y que pudo comprenderse finalmente el día de la sentencia en Ribla. Ezequiel dijo: "Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá." (Ez. 12:13). Sedequías fue llevado a la tierra de Babilonia sin sus ojos; estuvo allí, pero no la vio. De hecho, la última imagen que el rey contempló con sus ojos en este mundo fue ver cómo degollaban a todos sus hijos. Las cadenas conque le llevaron a Babilonia eran de bronce (el término hebreo nehset se refiere a "cadenas de bronce"). El bronce en la Biblia conlleva, entre otras cosas, la figura de juicio. Este fue el final de un hombre advertido pero endurecido.
    Nunca sabes qué será lo último que veas en esta vida, pero ten por cierto que si hay una práctica de desobediencia habitual en ella, ninguna circunstancia será jamás en absoluto segura. El desobediente siempre tiene que pensar que el juicio y no la dicha, es lo que más probablemente cosechará. Luego que eso acontezca quizá quedará en su retina el recuerdo amargo de aquellas consecuencias que podrían haber sido evitadas si oía las amonestaciones de la escritura. Salomón dijo: "El buen entendimiento da gracia; mas el camino de los transgresores es duro" (Pr. 13:15). Sedequías vivió el resto de su vida con la imagen de las cabezas de sus hijos rodando en tierra de Ribla. El cronista describe así el final de Jerusalén: "Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio." (2 Cr. 36:15-16). ¿Qué será lo último que tu veas? Si quieres ver bien en el futuro, aprende a oír bien en el presente.

¡Dios te bendiga!

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martes, 18 de agosto de 2015

SIERVOS DEL REY

"Y oyendo Ebed- melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín, Ebed- melec salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo: Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad." - Jeremías 38:7-9

    Es probable que tu tengas que leer la Biblia varias veces para recordar este nombre: Ebed-melec; él fue un hombre particular, insignificante a los ojos humanos con respecto a tantos otros personajes de la escritura. Probablemente un hombre de gran estatura, de piel muy oscura y que vivía lejos de su tierra natal, ya que era etíope. Era también hombre privado de familia por ser eunuco y entregado por entero a una sola tarea: Servir en la casa real en tiempos de Sedequías - su nombre significa: Siervo del rey. 
    La aparición de Ebed-melec en la Biblia, y todo lo que ella dice acerca de él, hacen que debamos ubicarlo entre aquellos que han de ser recordados como quienes tuvieron en cuenta la palabra de Dios y la creyeron, pero especialmente, entre aquellos que la pusieron en práctica. Es que este etíope demostró que en verdad era Siervo del Rey, haciendo honor a su nombre, cuando manifestó su preocupación por y emprendió una arriesgada misión a favor del profeta Jeremías. Su intercesión ante el rey hizo posible que Jeremías no muriera hundido en una cisterna.
    El corazón de Ebed-melec se conoce completamente cuando en la escritura leemos "tuviste confianza en mí, dice Jehová" (Jer. 39:18). No hace falta ninguna otra descripción de él, es todo lo que necesitamos saber para entender que él era un hombre a quien Dios le concedió la fe para creer mientras oía vez tras vez al profeta Jeremías profetizar dentro y fuera del palacio acerca de lo que Dios haría con Jerusalén. Y Dios libró a Ebed-melec por su confianza en él.
   Ebed-melec, oyendo la palabra de Dios se transformó en un hacedor de ella (Stgo. 1:22) porque "El hacedor no ve la palabra para recibir información sino para recibir transformación (Salcedo) Servía a Dios al preocuparse y exponer su seguridad y su vida a favor del profeta Jeremías; no servía principalmente a los hombres. No existe una sola cosa que hagas pensando en servir al Rey que luego será olvidado por el Rey, sino que habrá un registro indeleble en el cielo para todos aquellos que confiaron en Dios al creer en su palabra y la pusieron en práctica demostrando que la creían "sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Col. 3:24) ¿Qué haces hoy para evidenciar tu fe?

¡Dios te bendiga!

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lunes, 17 de agosto de 2015

O LA OBEDECES, O LA DESTRUYES

"Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban. Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él. Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había. Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras." - Jeremías 36:21-24

    ¿Qué se suponía que debía hacer un rey al estar frente a la voz de Dios? ¿Cuál era su responsabilidad como líder de la nación? Moisés lo dejó establecido bajo la dirección del Espíritu Santo cuando dio indicaciones acerca de cómo debían ver la ley de Dios y dijo: "Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel." (Dt. 17:18-20) 
    Si esta palabra hubiera estado en el corazón de Joacim rey de Judá para obedecerla; con toda probabilidad nunca hubiera reaccionado de la manera que lo hizo ante la voz de Dios proclamada por escrito a través de Jeremías y por la mano de Baruc su escribiente. Pero el rey tenía un corazón cerrado para la ley de Dios y su temeridad al quemar el rollo indicaba una disposición natural de su parte: Destruir la palabra de Dios, no tenerla en cuenta y hacerla físicamente ausente de su presencia. Es, en un sentido, algo posible de lograr cuando una persona ignora voluntariamente lo que Dios ha dicho. Son muchos los que toman el cortaplumas de la vida cómoda, de las excusas de la carne y de la mente natural y prenden fuego a la voz de Dios en el brasero de sus pecados favoritos, de su religiosidad dominguera y de su cristianismo humanista, blasfemo e impío. No poseen temor de Dios.
    No hay punto intermedio cuando se trata de estar frente a la palabra de Dios, se obedece o se destruye físicamente, quitándola de la vista. Es verdad que no se puede destruir definitivamente la voz de Dios de la mente y del corazón "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (He. 4:12). De manera que cuando Dios quiera volverá a hablar al hombre, volverá a recordarle quién es El y qué es lo que desea de cada individuo. Volverá a mostrarle su condición, regresará para recordarle qué ha hecho Cristo y le dirá que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (He. 9:27)
    Lector, te ruego que obedezcas lo que sea que Dios ha estado diciéndote ya desde tiempo atrás. No hagas físicamente imposible el escuchar la voz de Dios, sino sujétate con humildad a la voluntad de Dios y disfruta los beneficios de seguir al Buen Pastor en sumisión.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 16 de agosto de 2015

PASOS DE FE

"Dijo Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí, diciendo: He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes derecho a ella para comprarla... Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío... Y después... oré a Jehová, diciendo... ¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?" - Jeremías 32:6-7, 16, 25

    Durante veintitrés años el profeta Jeremías anunció un mensaje constante, uniforme e invariable (25:3); un mensaje que aseguraba juicio, cautiverio y desolación de la tierra y la conquista que Babilonia haría de toda la nación. La tierra quedaría en poder de los caldeos y el futuro del pueblo quedaría a merced de extranjeros con todas sus costumbres; no había ningún tipo de esperanza obvia que animaría a ninguna persona a pensar que podría mirar la tierra de Israel como un lugar para hacer una inversión confiable para ningún tipo de proyecto. Lo único que esperaban de acuerdo al mensaje del profeta era que la tierra los vomitara de una vez por todas (Lv. 18:28, 20:22).
    Pero Dios le pide a Jeremías que haga una compra, que invierta en una heredad de la tierra de acuerdo a las leyes de la herencia; un proyecto que, frente a toda la perspectiva que Jeremías había dado acerca de lo que ocurriría en la tierra, era absolutamente irracional e incomprensible. Sin embargo, él hizo la compra, hizo exactamente lo que Dios le mandó pues cuando los hechos se sucedían él dijo: "Entonces conocí que era palabra de Jehová" (v.8) Jeremías dio pasos de fe frente a toda la evidencia de los hechos que era contraria a lo que Dios le pedía; sin embargo hizo caso a la palabra de Dios para él. Luego vino la respuesta del Señor, pero no antes que Jeremías obedeciera, y le dijo: "He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" (27); y juntamente con esta verdad inmutable también vino la revelación acerca de la restauración futura de la nación. Jeremías, hizo lo correcto.
    Los pasos de fe no son pasos al vacío, no son pasos presumidos, son pasos dados apoyando los pies sobre lo que Dios ha dicho, su palabra. Cualquier otra cosa que no sea esto, está lejos de ser una experiencia espiritual y solamente es una falsedad, crea problemas, genera dudas, confunde a los espectadores, siembra sospechas sobre la obra de Dios y especialmente sobre las Escrituras. De manera que cuando pienses en andar por fe, hazlo basado en lo que Dios dice porque de otra manera no será una verdad sostenible. No es un enfoque romántico de la vida cristiana sino una decisión racional que se basa sobre documentación divina, la voz de Dios que vive y permanece para siempre. No tengas temor de la obediencia a Dios cuando las circunstancias no parezcan acompañar las decisiones, sólo es necesario lo que Dios ha dicho. Jeremías así lo experimentó y Dios así se lo confirmó, y no será diferente contigo.

¡Dios te bendiga!

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sábado, 15 de agosto de 2015

¿QUE HAY ESCRITO EN TU CORAZÓN?

"Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado" - Jeremías 31:33-34

    Catorce capítulos antes del que hoy ocupa nuestra atención, el profeta aseguró poder leer el corazón de la nación y saber lo que allí decía, "El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón..." (17:1). Externamente, la nación se jactaba de tener conocimiento de Dios y de que no les vendría ningún mal aún cuando descaradamente le preguntaban a Jeremías "¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!" (17:15). No había lugar para el pecado y la palabra de Dios juntos dentro del corazón; y de hecho, nunca lo habrá tampoco.
    Ninguna reforma haría posible lo que únicamente Dios podía hacer: Poner su ley en la mente y en el corazón del pueblo; de manera que Dios tomó la iniciativa y Dios también obró el milagro que tenía nombre y apellido propios: El Nuevo Pacto. El es el único que conoce los corazones y la mente de los hombres;  "Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón" (17:10). Transformó la piedra dura en una suave hoja donde escribir su voluntad que se expresa en su palabra y que vendría a ser parte misma de la naturaleza del pueblo de Dios tornándose en algo instintivo. Un corazón nuevo -no recauchutado- es la verdad fundamental de este nuevo pacto. Fue un pacto unilateral, la voluntad del hombre no tuvo nada que ver con ello.
    Pero la aplicación de este pacto es personal, "no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano"; no hay tal cosa como una transformación colectiva, o por contagio de otros, o por tradición familiar. Tampoco hay necesidad de forzar a otros a entender la salvación y para conocer a Dios porque "todos me conocerán" - dice Dios por medio del profeta. No existe tal cosa como la salvación progresiva, con el paso del tiempo, o con los años de experiencia. Un transplante de corazón no se hace por etapas, sino de una sola vez. Cuando Dios salva a una persona por medio del evangelio de Cristo cambia su naturaleza, escribe su voluntad, perdona la maldad del individuo y olvida para siempre sus pecados.
    ¿Qué concepto tienes de la salvación del alma? ¿Del perdón de pecados? ¿Qué tienes escrito en tu corazón? ¿El pecado o la voluntad de Dios?

¡Dios te bendiga!

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viernes, 14 de agosto de 2015

YA LO SABE, NO TE PREOCUPES

"Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" - Jeremías 29:10-11

    Mientras que los falsos profetas hablaban de un presente fabuloso con un futuro mejor, aún cuando ambas cosas eran una absoluta mentira; el profeta Jeremías anunciaba un presente fatal pero con un futuro esperanzador para todos los que aprendieran que la sujeción a la disciplina de Dios era el único camino seguro. Con el calendario en la mano, Jeremías pudo inclusive hablar de la cantidad de años que duraría el juicio de Dios sobre la nación. Todavía más, él fue capaz de asegurarles a quienes ya estaban bajo el yugo de la esclavitud de Babilonia, cuál era la calidad y la temática de los pensamientos divinos para con ellos.
    Dios finalmente les daría lo que ellos esperaban, pero ¿cómo estar seguros de que lo que ellos esperaban era lo que Dios esperaba? ¿Acaso Dios se sujetaría a cualquier deseo del pueblo? Note el lector lo que el Señor haría con ellos durante el exilio: "yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra" - Ellos pensarían como Dios quería que pensaran; ellos tendría un corazón completamente transformado - "y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (v.13); Dios no los habría mantenido en Babilonia durante siete décadas sólo para un escarmiento caprichoso, sino para una lección del todo rectificadora para el alma y el corazón. 
    ¿Qué sentido tiene la disciplina si solamente cambia la conducta pero no las intenciones? ¿Qué valor tiene la corrección si solamente logra en nosotros que hagamos las cosas para no volver a escarmentar? ¡Ah!, pero si la reprimenda de Dios viene acompañada por el poder de su palabra que transforma el corazón y renueva la mente, entonces y sólo entonces lo que tanto esperamos nosotros en medio de la disciplina es exactamente lo que Dios tenía pensado para nuestras vidas. 
    Cuando atravesando la escuela de la disciplina comienzas a desechar tus ideas y razonamientos y empiezas a ceder terreno a la palabra de Dios que transforma y renueva, es entonces que llega una completa tranquilidad interior que te hace confesar con Job: "...El, pues, acabará lo que ha determinado de mí" (Job 23:11). Desde la hora que Jesucristo te salvó, Dios jamás ha tenido un pensamiento que no sea bueno y favorable y lleno de paz para contigo. Ni una sola vez piensa el mal para ti, ni una sola vez hay argumentos de enemistad, ni una sola vez hay amenazas de condenación; Nunca. Jamás. Pero cuando piensa paz para ti, no lo hace sin considerar lo que precisas para que la experimentes de verdad, y a veces es necesaria la disciplina. ¡Qué buena es la disciplina cuando Dios ya lo sabe todo de antemano!

¡Dios te bendiga!

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jueves, 13 de agosto de 2015

DE LO MALO, LO MEJOR

"Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer... Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien..." - Jeremías 24:3, 5-6

    Jeremías tuvo una pequeña luz de esperanza y gozo cuando comprendió el significado de su visión con respecto a quienes irían en cautividad. Ser llevados a otra nación, lejos de Jerusalén, con otras costumbres, sin libertad religiosa y bajo un yugo violento, implacable y sin misericordia; era sin duda un futuro doloroso y vergonzoso. Israel debía ser ejemplo a otras naciones y terminó siendo mal ejemplo y pésimo testimonio deshonrado al Dios Creador y Salvador de ellos. Pero la esclavitud sería además de una disciplina correctiva, un inmunización definitiva contra la idolatría y rebelión espiritual; la nación enfrentaría en el futuro otro tipo de pecados, pero éste concretamente fue desarraigado para siempre.
    De manera que el profeta observó en la visión de los higos buenos una muestra de cómo en tantas oportunidades se debe aprender a rescatar de lo malo, lo mejor. Porque Israel no podía evitar el juicio, pero de alguna manera podría sacar ventaja de ello si obedecía al Señor estando bajo disciplina. Y así fue, pues cuando Dios reveló a su siervo el resultado final de este juicio inevitable le dijo: "Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón" (23:7)
    Todos enfrentamos situaciones que son el resultado de malas decisiones y con dolor hemos de asumir que estamos llevando las consecuencias de ello. Pero no significa eso que tengamos que hundirnos en una sombría depresión y desaliento indefinido. Más bien tenemos que saber que "lo que la vida nos hace es lo que la vida encuentra en nosotros" (Wiersbe). En Babilonia, los exiliados sacaron provecho espiritual de esta situación, pero los que en rebeldía se resistieron y quedaron en Jerusalén, fueron "malos, muy malos, que de malos no se pueden comer" y lo que les ocurriría se describe en Jeremías 23:9-10 "Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje. Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres."
    Si te encuentras en una mala situación como resultado de tu mala conducta y por causa de tu mala relación con Dios, no respondas ahora de mala manera sino aprovecha a sacar lo bueno de ello, respondiendo sabiamente y con la confesión del profeta Miqueas - "La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia"  (Mi. 7:9)

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 12 de agosto de 2015

MEJOR ABLANDADO QUE ENDURECIDO

"Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla"... "Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los varones que van contigo, y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más" - Jeremías 18:3-4; 19:10-11

    Y un día Dios le dio a Jeremías una lección objetiva para que sirviera de ilustración a su mensaje para Jerusalén y la nación entera. Para ello, el profeta tuvo que visitar al alfarero y considerar su trabajo y aprender la lección en dos partes. Observando como el alfarero hacía sus vasijas, Jeremías tenía ya el argumento de su primer mensaje y que tenía que ver con la manera en que Dios en su soberanía podía obrar en la nación como él quisiera. Era recomendable que el pueblo cediera a la rueda divina y aceptara dócilmente aquello que el Señor estaba dispuesto a hacer, debían oír al profeta comunicando la voluntad divina "conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras" (18:11). La soberanía de Dios es un asunto insondable e incomprensible en muchos aspectos para el hombre, pero hay algo que no debemos olvidar y es que el arrepentimiento permite a Dios comenzar de nuevo en las vidas que lo han echado todo a perder. Como el barro en las manos del alfarero, una vida arrepentida en las manos de Dios tiene la garantía de un nuevo comienzo.
    La segunda parte de la lección que el profeta recibió involucró un gasto de su bolsillo pues Dios le dijo "Ve y compra una vasija de barro del alfarero" (19:1). Acto seguido, y a diferencia de la primera parte donde Jeremías aprendió a solas, ahora públicamente Dios le mandó a quebrar la vasija adquirida y dejar en claro que hay circunstancias en que "no se puede restaurar más" cuando se ha decidido  persistir en la soberbia, obstinación y desoyendo la voz de Dios, tal cual ocurrió con la nación a quienes el Señor castigó "porque han endurecido su cerviz para no oír mis palabras" (19:15). Ningún alfarero puede hacer nada cuando el barro se ha endurecido, y esta es la lección final; no hay ningún tipo de reparación posible para lo que se ha vuelto duro y seco, sino que es propenso a quebrarse y volverse inútil.
    La casa del alfarero, el lugar donde hoy te encuentras, puede ser el momento para ser formado de nuevo si eres sensible y blando a la voz de Dios o puede ser un anuncio de juicio y consecuencias inevitables si te has endurecido sin vuelta atrás. ¿Se trata de eso por lo cual el Señor te viene dando indicaciones hace semanas ya? ¿Tiene que ver con eso que no has dejado de hacer, con la situación con la cual no has dejado de lidiar? ¿No te das cuenta que el agua se evapora y el sol comienza a endurecer el barro? Solo es cuestión de tiempo. La lección no admite término medio, pero de seguro y aunque signifique cambios y reformas, siempre es mejor blando que endurecido.

¡Dios te bendiga!

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martes, 11 de agosto de 2015

TRANSFORMARSE Y NO CONFORMARSE

"Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos" - Jeremías 15:19

    Haber ministrado con promesas y dirección de Dios en el pasado, no era ninguna garantía de inmunidad espiritual para el profeta Jeremías en el presente; de hecho, había comenzado a perder la visión del cielo y pensó que Dios le estaba debiendo algo, al menos le parecía que los resultados de su fidelidad no correspondían con la experiencia que estaba atravesando y le dijo en oración - "No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?" (15:17-18) En otras palabras, "¿acaso no tendrán razón los otros profetas que proclaman paz, paz? ¿No estaré siendo demasiado intransigente?"
    Pero Dios sorprende al profeta con palabras certeras y que no dejan lugar a dudas: Jeremías ha bajado sus valores, ha comenzado a mezclar la palabra de Dios con conceptos humanos y está corriendo el peligro de ser influenciado en vez de ser una influencia para otros. Cuando se enseña la palabra de Dios una y otra vez y se enfrenta a la misma vez el antagonismo y el rechazo de los oyentes; siempre se corre el riesgo de conformarse y dejar de transformarse, lo vil se cuela entre lo precioso y genera una contaminación en nuestras convicciones que hace que peligre todo el mensaje que hemos proclamado hasta el momento.
    La promesa de Dios para Jeremías era santa y no podía admitir iniquidad; le dijo "serás como mi boca". Esto debe haberle recordado los días de su juventud, cuando fue llamado a ministrar y recibió el don expresado de esta manera - "Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca." (1:9). Ahora debía sostener el mismo principio. ¡Que los pecadores cambien sus valores, pero que él jamás comprometa los suyos adaptándolos a los de ellos! (MacArthur)
    Todos somos llamados a perseverar en las sendas antiguas, a sostener las verdades fundamentales de nuestra fe; a continuar proclamando la verdad sin dilaciones, y a no comprometer la palabra de Dios bajo ninguna circunstancia. Cualquier desvío de este camino requerirá una conversión genuina que regrese a una fidelidad invariable y completa de nuestra parte para con Dios.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 10 de agosto de 2015

SE VA A PONER PEOR

"Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán" - Jeremías 12:5

    El padre llevó a su hijo al campo a trabajar en un día de verano, bien temprano; y el jovencito renegando del sueño pero con la pala en la mano sólo oyó a su padre decirle en tono gracioso pero cariñoso: "Hijo, no te aflijas desde tan temprano, es verano y se va a poner peor." Con esas palabras procuró hacerle entender que si no soportaba tan temprano, había poca esperanza cuando el sol calentara. El profeta Jeremías se hallaba en una situación similar en lo que respecta a su ministerio profético porque aún no había hecho ni la mitad de camino y lo que le esperaba era aún más duro de sobrellevar. ¿Cómo habría de enfrentar el futuro antagonismo si el presente hostil le parecía duro? Si se desalentaba en un ambiente pacífico, peor le iría en uno turbulento y violento.
    Es un gran privilegio servir a Dios pero también es una tarea dura que generalmente se agudiza más y más con el tiempo; pero es la única manera de alcanzar madurez. Los problemas del presente llegan a ser los goces del futuro. José en Egipto pensó que había pasado lo peor cuando sus hermanos le vendieron (Gn. 37); pero luego vino la esclavitud en casa de Potifar y si allí pensó que eso era peor que lo otro, aún no se imaginaba la prueba moral que atravesaría con la esposa de su amo (Gn. 39); y aún si con esto todavía pensó que terminaban sus angustias, le faltaban dos años injustos de cárcel (Gn. 40-41). Pero la escritura dice que "el dicho de Jehová le probó (Sal. 105:19)
    Nunca te quejes de lo duro que atraviesas sino aprovecha la oportunidad que Dios te da para templar tu alma. Jeremías podía estar seguro de que en cualquiera de sus problemas quizá no tendría todas las explicaciones que deseaba, pero siempre tendría las promesas que le fueron dadas el día que comenzó su ministerio - "Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte" (1:19). De manera que también nosotros tenemos en su palabra la firme certeza de que aunque las cosas se pongan peores, nunca detendrán los propósitos de Dios sino que servirán para cumplirlos. "Cuando no puedas explicar los caminos de Dios, aún podrás confiar en sus promesas" (Wiersbe)

¡Dios te bendiga!

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domingo, 9 de agosto de 2015

SANTA BIBLIA (NVM) - NUEVA VERSIÓN MANIPULADA

"¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" - Jeremías 8:8

    Si los escribas del tiempo de Jeremías hubieran tenido una imprenta a gran escala, habrían editado su propia versión de la Biblia, la NVM - Nueva Versión Manipulada. De hecho, se encargaron de perpetrar su interpretación personal de la palabra de Dios. Ellos se encargaron de promocionar una falsa idea de sabiduría propia juntamente con una mentirosa creencia de lo que significa obedecer la ley de Dios. Así, no solamente engañaron a toda la nación y arrastraron juntamente con ellos a todo el pueblo hacia un juicio seguro sino que, principalmente, menospreciaron la palabra de Dios haciéndole decir lo que no era verdad.
    Ellos fueron los líderes religiosos falsos que continuaron ministrando a la nación bajo la misma filosofía diabólica que se originó en Edén con un simple cuestionamiento de parte de Satanás - "¿Conque Dios os ha dicho?..." (Gn. 3:1). No ha cesado, Satanás sigue el mismo camino de siempre, no quizá imprimiendo Biblias falsas (aunque las hay), pero usando ministros que predican con plumas mentirosas domingo tras domingo en los púlpitos cristianos y que hunden a sus oyentes en la perdición pero bajo un manto de sabiduría espiritual inexistente.
    Considera algunas de las cosas que contiene la Nueva Versión Manipulada: Mientras la palabra de Dios dice "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Ro. 3:23), la NVM dice, "Una bondad intrínseca se halla en el corazón de todos los hombres." La palabra de Dios dice: "Está establecido a los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio" (He. 9:27), la NVM dice, "No hay nada que temer después de la muerte" La palabra de Dios dice: "temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mt. 10:28); la NVM dice: "Dios es amor, nadie irá al infierno, eso es una figura nomás." La escritura dice: "Seguid... la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He. 12:14), la NVM dice: "Dios sabe que somos débiles a la carne y las tentaciones, ¿quién no se equivoca?" La escritura dice: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Ti. 2:15); la NVM dice, "Todas las religiones son buenas y ayudan a encontrarse con Dios."
    Podríamos seguir describiendo la pluma mentirosa que abunda más y más en tantas iglesias, pero suficiente es para que comprendamos que este ha sido siempre el plan de Satanás, cambiar, torcer, disminuir o agregar a la palabra de Dios "las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición" (2 Pe. 3:16). Gloria sea a Dios que "El cielo y la tierra pasarán, pero (sus) palabras no pasarán" (Mt. 24:35)

¡Dios te bendiga!

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sábado, 8 de agosto de 2015

MALA PRAXIS

"Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz" - Jeremías 6:14

    Cada tanto oímos alguna que otra anécdota o noticia acerca de una persona que está padeciendo un trastorno físico complicado como resultado en parte de una mala pericia del médico que diagnosticó equivocadamente al paciente atendido. Mas allá del grado de responsabilidad que recaiga sobre el profesional, el hecho indiscutible es que las consecuencias pueden ser desastrosas e incluso fatales en ciertos casos. Lo que no podemos imaginar es que el médico haga esto deliberadamente.
    El profeta Jeremías evaluó la enfermedad espiritual de la nación y el trato que los líderes religiosos y falsos profetas le daban a la misma y concluyó que la mala praxis de ellos contribuyó a la fatalidad de la nación que finalmente fue llevada en cautividad por su idolatría y olvido de Dios.  Los falsos profetas dieron un diagnóstico superficial y un remedio falso y lo hicieron de manera deliberada, lo que finalmente llevó a la nación entera al juicio divino, "Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos" (Lm. 2:14).  
    El remedio que usaron para tratar la herida se llamaba Liviandad y su acción terapéutica era Paz, paz;  su posología y forma de administración fue continua, pero no dieron resultado porque la nación no tenía una herida superficial sino una enfermedad seria en su corazón. Ellos son un ejemplo de lo que debemos evitar porque como era entonces, también ahora lo es cuando descubrimos que los que deberían usar la palabra de Dios para descubrir y sanar el pecado en los que la oyen, simplemente evitan la controversia sobre temas poco populares pero necesarios para los pecadores sin Cristo y también para que el pueblo de Dios se mantenga de manera saludable, alerta y victorioso contra el pecado. "Cuidado con los líderes religiosos que sólo atienden lo superficial pero nunca llegan al corazón del problema" (Wiersbe).
    Para que podamos decir Paz, paz, es necesario tratar el pecado en todos sus frentes con justicia, "Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre" (Is. 32:27). Esta paz no se obtiene con Liviandad sino con Firmeza que es un remedio que tiene la garantía de Laboratorios del Calvario donde el Médico de médicos, Jesucristo, mostró que la única manera de tener un estado saludable en el alma es tratar el pecado hasta lo más profundo y no tratar la superficie solamente. Procúrate una iglesia donde se denuncie el pecado y donde se proclame el perdón por la gracia de Dios. Cuidado con la mala praxis.

¡Dios te bendiga!

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viernes, 7 de agosto de 2015

PRESIÓN = FINGIMIENTO

"Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová. Y me dijo Jehová:Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá." - Jeremías 3:10-11

    Poco imagina el lector el contexto histórico en que el profeta Jeremías escribió estas palabras. Cierto es que en versos anteriores al texto de hoy él dice: "Me dijo Jehová en días del rey Josías...", pero si desconoce quién fue este rey no percibirá el peso de este juicio divino sobre la actitud de Judá y el por qué del fingimiento del pueblo. De acuerdo al relato bíblico "No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual." (2 Reyes 23:25)
    ¿Confundido? ¿Es que acaso el fingimiento estuvo presente aún cuando un rey con semejante calibre espiritual estaba reinando sobre Judá? ¿No leemos en la historia de este rey los cambios y reformas profundas que llevó a cabo durante su reinado? ¿Cómo es posible entonces que Jeremías hable de fingimiento en la nación? La siguiente porción de la escritura en la historia del rey Josias debe ser suficiente para aclararlo: "Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres." (2 Crónicas 34:31-32)
    He aquí la respuesta, Josias tuvo una conversión verdadera, genuina y única, pero como cualquier conversión proveniente del Espíritu de Dios, también intransferible. Josías "hizo que se obligara" al pueblo a hacer algo que no estaba en sus corazones. De afuera todo parecía real, pero Dios y el profeta Jeremías solamente vieron fingimiento. Cuando ejercemos presión sobre otros para que amen a Dios, para que crean en el evangelio, para que sirvan a Cristo, para que asistan a la casa de Dios, o para cualquier otra cosa que implique una actitud espiritual, el resultado siempre será el mismo: Fingimiento. 
   Pastores que obligan a los creyentes, padres que ejercen presión sobre los hijos, maestros que importunan a sus alumnos; todo esto sólo dará como resultado un servicio fingido. Ante una situación como esta, los que naturalmente se niegan a oír el evangelio o rechazan servir a Cristo resultan más justos que los que fingen hacerlo de corazón, como Israel en comparación con Judá. 
    Hoy debemos examinar nuestra motivación, sea que estamos fingiendo en lo que hacemos, o que seamos sinceros en servir al Señor pero presionando a otros a tener la misma disposición de corazón que tenemos nosotros. Debe haber un corte definitivo para que no haya una condenación futura, y recordar entonces la promesa de la palabra de Dios, "Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder" ( Sal. 110:3)

¡Dios te bendiga!

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jueves, 6 de agosto de 2015

¿NO TE DA VERGÜENZA?

"Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga" - Sofonías 3:18

    Sofonías, probablemente el único de los profetas con sangre real corriendo por sus venas, no tuvo inconveniente alguno en denunciar el pecado de la nación durante los diez años aproximados de su ministerio. Sus mensajes incluyeron la condenación del sincretismo y la idolatría del pueblo (1:1-4) y la injusticia y corrupción en toda la casta gobernante (1:8ss; 3:1-7). Como resultado de todo esto, también habló de la cautividad futura de la nación y los resultados de la misma.
    Una nota de esperanza aparece en sus profecías finales, asegurando que Dios quien había sido ignorado y no tenido en cuenta por la nación, estaría finalmente en medio de ellos; y así lo expresó literalmente Sofonías, "Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos" (3:17). En una situación de corrupción y deterioro de Sión, algunos sufrían una gran carga por el oprobio de la misma, y a ellos es que el profeta les da esta promesa de cuando Dios los reuniría otra vez allí, estando él en medio de ellos. Los fastidiados por causa de largo tiempo finalmente gozarían de una restauración completa.
    Sofonías habló de fastidio, significando originalmente "vergüenza"; y habló de oprobio, expresando en el hebreo original la idea de una "desgracia". Un largo tiempo muchos sufrieron esto, pero Dios en medio de Sión terminaría con ambas cosas, la vergüenza y la desgracia. 
   No es extraño si toda esta situación evoca la condición de la iglesia de Cristo de hoy; la insistencia en afirmar su florecimiento y la confianza de muchos en pseudo avivamientos a través del mundo es casi incómoda y vergonzosa, no porque no se apreciaría sino porque las evidencias demuestran que no se puede decir "Jehová está en medio de ti". Pragmatismo, declaraciones, liturgias mundanas, biblias cerradas, vidas con mal testimonio, ministros livianos y sin compromiso con la verdad; cristianos intachables en su asistencia a la iglesia pero con una cuestionada conducta frente a los impíos en su vida privada. Iglesias sin enseñanza pero con abundante entretenimiento que producen más fariseos que amadores de Cristo. ¿Quién sufre por esto? ¿Quiénes sienten el oprobio de esta situación? ¿Quién volverá a imitar a los bereanos de Hechos 17:11 que se hallaban "escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así"? ¿Serás tú? ¿No sientes fastidio por ver la iglesia en el estado en que está? ¿No deseas ver a Dios en medio de ella otra vez? Comienza en tu vida privada y persiste en tu iglesia local, celoso de la palabra de Dios y de la honra a Cristo en pureza y rectitud.

¡Dios te bendiga!

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