jueves, 31 de diciembre de 2015

"HAGAMOS AL HOMBRE... MOREMOS CON EL HOMBRE" (Última meditación, BMO finaliza sus publicaciones aquí)

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" - Apocalipsis 21:3

    Cuando alguien llega a este punto en la lectura de la palabra de Dios, y habiendo experimentado su gracia para salvación, entonces toda la historia revelada en este libro inspirado le comunica un mensaje que no admite otra cosa que no sea una exclamación de alabanza y una actitud de adoración hacia Dios. Es él quien ha sido victorioso y permanece en su trono aún cuando el pecado y Satanás procuraron a través de los siglos destruir y desacreditar definitivamente su obra. Finalmente Cristo reinará; su obra de redención será la joya que brillará por toda la eternidad, y la misma eternidad en juicio y castigo durará para todos los enemigos de Dios.
    Al inicio de la escritura, en el primer capítulo del Génesis y en el sexto día de la creación, se le oyó decir a Dios, "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza..." (Gn. 1:26); y esto fue la corona de su obra creadora. Dos capítulos más adelante y como consecuencia de la desobediencia del hombre leemos, "el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios" (Gn. 3:8); y al final del mismo capítulo se registra esta inmutable decisión divina, "Echó, pues, fuera al hombre" (Gn. 3:24). Luego se desarrolló toda la historia de la salvación a través de los 1.189 capítulos y 31.173 versículos que posee la Biblia, y que incluyó la otra obra de Dios y aún más maravillosa que la primera, la Redención del hombre.
    Ahora, llegando al final de la escritura, y luego que el apóstol Juan registra la condenación eterna de los pecadores, Satanás y toda la inmundicia de este mundo; es entonces cuando se oye la gran voz del cielo expresando lo que es nuestro texto de cabecera de hoy; algo que hace eco de la primer vez que Dios hizo mención del hombre en Génesis 1:26. Entonces fue "Hagamos al hombre"; ahora es " (Dios) morará con ellos... Dios mismo estará con ellos..." ¡Qué victoria y qué gloria! ¿Quién no puede ver la gracia de Dios de principio a fin en la Biblia? 
    Querido lector, a través de todo este año hemos recorrido la palabra de Dios de una manera sencilla, pero no sin remarcar una y otra vez que es menester responder afirmativamente a sus interminables invitaciones a creer en Cristo y a sus inigualables expresiones de gracia para con todos los que creen. ¿Cómo finalizas el año? ¿Posees esta esperanza de que morarás con Dios como "tu Dios"? Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo. Amén.

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 30 de diciembre de 2015

ESTÁS O NO ESTÁS, ESA ES LA CUESTIÓN

"y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero... La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será." - Apocalipsis 7:10; 17:8

    La controversia seguirá hasta que los tiempos terminen; la teología continuará discutiendo el asunto, expresando diferencias y procurando muchos defender un punto por encima del otro. ¿De qué estamos hablando? Pues de la salvación, el perdón de pecados y la vida eterna como un asunto ya destinado desde antes de la fundación del mundo. No se trata de cuestionar en qué consiste la misma ya que la Biblia es ampliamente clara acerca de ella como un asunto que tiene que ver con la fe que Dios origina en el corazón del pecador, y que éste deposita en una obra hecha completamente por Dios, y sin una pizca de apoyo en las obras humanas para su obtención, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:8-9).
    Sin embargo, si se trata del origen de esta salvación y los destinatarios de ella, entonces la situación cambia porque hay quienes sostienen que Dios ha hecho todo en Cristo, y el pecador es quien decide confiar en él; haciendo de esta manera resistible la gracia de Dios. Y por otro lado, quienes consideran que Dios predestinó todo de antemano deben lidiar con el asunto de la decisión humana en rechazar o aceptar esta salvación. Fue el predicador inglés Charles H. Spurgeon (1834-1892) quien dijo que se ve mucho mejor con dos ojos que con uno solo, dando a entender que la soberanía de Dios y la voluntad del hombre conviven juntas y de alguna manera son necesarias para la comprensión de la teología.
    No obstante esto el lector debe notar que el libro de Apocalipsis, que es el final de la Biblia, afirma que existen nombres que "no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida." Esto es un gran contraste con lo que el apóstol Pablo expresa acerca de los creyentes que Dios "escogió en (Cristo) antes de la fundación del mundo" (Ef. 1:4); y agréguele a ello que "La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero" (Ap. 7:10). La reacción inmediata a esta línea de teología ya fue planteada por el apóstol Pablo a los romanos, "Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó:¿Por qué me has hecho así?" (Ro. 9:19-20)
    Amigo, quiero plantearte algo en este día ¿estás o no estás en el libro de la vida? Si crees en Jesucristo como tu Señor y Salvador, tu nombre se halla desde antes de la fundación del mundo escrito en este libro divino. Si rechazas el evangelio y persistes en ignorar a Cristo, entonces no estás allí. Es un misterio, pero no es complicado. No te toca a ti investigar asuntos que jamás vas a develar, sino responder arrepentido y con fe al evangelio de la gracia. No culpes a Dios si lo rechazas y no te jactes de ti mismo si lo recibes. ¿Estás o no estás?

¡Dios te bendiga!

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martes, 29 de diciembre de 2015

UNA MEJOR MANERA DE MORIR

"Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?" - Apocalipsis 6:15-17

    ¿Quién no ha participado de alguna sencilla charla o discusión acerca de cómo no le gustaría morir? Se oyen distintas opiniones, desde no morir ahogado, o quemado, o en un accidente aéreo y de otras tantas maneras indeseables. Nunca falta quien acota, "yo quisiera morir durmiendo, sin darme cuenta; como pasar de un sueño a otro." Es que la muerte es un asunto que genera un temor innato; ya lo enseña la Biblia cuando dice que Jesús vino a "librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre." (He. 2:15). Sin embargo, la misma palabra de Dios revela que habrá un tiempo en que los hombres desearán morir, y de una de las peores maneras: Sepultados por montes y peñas. ¿Y cuál sería la razón para un deseo semejante? Es porque eso sería mejor que enfrentar el rostro de un Cristo airado. 
    Los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan registran lo que fue la única manifestación pública de Jesús en un momento de ira; es el que tiene que ver con la purificación del templo (Mt. 21; 12-13; Mr. 11:15-18; Lc. 19:45-46 y Jn. 2:13-22). Por lo general, la vida de Jesús se dio a conocer a los hombres con la característica de un cordero inocente e indefenso, y es porque vino para dar su vida. Sin embargo, al llegar al libro de Apocalipsis, una extraña cualidad lo señala como un Juez justo a través de una expresión aparentemente incongruente: La ira del Cordero. Una expresión que refleja la naturaleza inmutable de Cristo, conocido como el Cordero de Dios (Jn. 1:29) y que ahora es reconocido en su ira por parte de los que rechazan su salvación y señorío. 
    Si bien este acontecimiento ocurrirá en su contexto profético futuro, de acuerdo a los tiempos establecidos en el desarrollo de los eventos finales de la historia del hombre y del mundo; el lector sacará provecho del mismo al constatar que algo temeroso como la muerte por parte del ser humano, será deseado y de la peor manera. Tal es el resultado de una vida obstinada y sin Dios, que desearán ocultarse del rostro de Jesucristo en su momento de mayor ira contra el pecado. Se completará el tiempo de la paciencia de Dios (2 Pe. 3:9; 15) y se iniciará el período de sus juicios.
    ¡Cuán diferente es la porción de quienes han obedecido al evangelio y han sido partícipes de la esperanza de la vida eterna! Ellos pueden dejar en manos de Dios la manera en que morirán, pero lo hacen con una esperanza que contrasta espléndidamente con la de aquellos que se pierden, diciendo: "En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza" (Sal. 17:15); y "Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; no escondas tu rostro de mí" (Sal. 27:8-9) ¿En qué situación te hallas ubicado?

¡Dios te bendiga!

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lunes, 28 de diciembre de 2015

1, 2, 3, PROBANDO...

"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca... El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias..." - Apocalipsis 1:3; 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22

    Apocalipsis, el último libro de la Biblia; el mundo secular ha creado una visión enigmática, oscura y sensacionalista sobre el mismo. La industria cinematográfica lo ha utilizado para su beneficio vendiendo una imagen sobre su contenido que está muy lejos de la verdad que el libro proclama. Pero incluso también muchos cristianos hallan el Apocalipsis difícil de entender o desarrollar su contenido,  apreciar su mensaje y disfrutar de sus promesas; razón por la cual o no leen, o simplemente ocupan su atención sólo en los primeros capítulos y luego lo abandonan.
    Sin embargo, tal como lo muestra uno de los textos de hoy, "es el único libro de la Biblia que viene con una bendición para el que escucha su lectura y explicación para después responder a su contenido en obediencia" (MacArthur). ¿Cómo puede un libro que contiene una bienaventuranza tan particular y única en su género en los 66 libros de toda la Palabra de Dios, ser un libro sombrío, complejo y que infunde temor? De una sola manera, cuando los que lo leen y lo oyen no tienen relación con su autor. Desde el inicio mismo del libro nos dice que Apocalipsis es "La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos..." (1:1); de manera clara el Espíritu Santo dice que los receptores o destinatarios del libro, son sus siervos (uno de los términos bíblicos para referirse a los cristianos, hijos de Dios - Ro. 6:18).
    Los creyentes, una vez fueron muertos espirituales, pero oyeron la voz del Hijo de Dios, "De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán" (Jn. 5:25). De allí en más, siempre oyeron la voz de Cristo, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Jn. 10:27). Ahora, al final de la revelación de Dios, oír es una vez más la marca de quienes han entrado en una relación personal con Dios a través de Jesucristo. El Espíritu de Dios habla a su iglesia y solamente oyen los que han sido capacitados por Dios para hacerlo. ¿Te encuentras tú entre ellos? Finalizando el año, ¿sabes que tienes una unión con Cristo o simplemente te parece que la posees? 1, 2, 3, probando.... ¿Oyes el Apocalipsis?

¡Dios te bendiga!

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domingo, 27 de diciembre de 2015

VERDAD = AMOR = VERDAD

"El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros... El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad... No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad" 2 Juan 1-2; 3 Juan 1, 4

    La segunda y la tercera epístola de Juan son las dos cartas más breves del Nuevo Testamento; de hecho son las únicas que de alguna manera se parecen realmente a cartas tal y como nosotros las conocemos en nuestro mundo moderno; breves, pero cartas al fin. El apóstol Juan fue a quien el Espíritu Santo dirigió a concentrar su enseñanza en todos sus escritos sobre el tema de la verdad y el amor básicamente, salvo en el Apocalipsis, su único escrito profético. Y en las dos cartas que hoy sirven para nuestra meditación, estos dos temas se destacan más que en ningún otro lugar, quizá por las pocas palabras que se utilizan en cada una de ellas, menos de trescientas en el idioma griego. 
    Le plugo a Dios destacar en ellas uno de los asuntos de discusión más recurrentes en el cristianismo de hoy, la razón de por qué sí y por qué no tenemos relación con otros quienes dicen ser creyentes. Como en muchos otros asuntos vitales para la salud del cristianismo bíblico, también el que tiene que ver con la verdad y el amor ha sufrido un intercambio de lugares; pues la palabra de Dios siempre pone a la verdad en primer lugar, y al amor en segundo lugar; no como uno más importante que el otro sino como uno que establece la fuente y la condición genuina del otro. La verdad es lo que define al amor, no al revés. Cuando el amor pasa por alto la verdad, entonces estamos en presencia de un amor falso, o al menos no bíblico; y así se ve que lo enseñó el apóstol Pedro también, "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" (1 Pe. 1:22)
    Hoy en día, quienes condicionan su participación con otros cristianos sobre la base de esta revelación, usualmente son o acusados de "falta de amor" o bien de "jactancia, orgullo y sectarismo"; pero los que siguen la verdad, aman de verdad; y quienes aman, siguen la verdad únicamente. Cuando Jesús dijo que era, junto al camino y la vida, también "la verdad", no estaba revelando un slogan poético que le sirviera al cristianismo como muletilla para dar a conocer sus creencias; todo lo contrario, el Señor Jesús estaba poniendo la piedra fundamental que definiría y regularía concreta y específicamente cualquier otra verdad que incluiría, obviamente, las razones de por qué amamos a otros. Si la verdad, expresada en la sana doctrina, no es la que determina por qué amas y cómo amas, es de temer que no estés obedeciendo la palabra de Dios. Este no es un asunto de sugerencias o de escoger lo que más nos gusta. Ten mucho cuidado que tu amor no sea simplemente una expresión emocional que nada tiene que ver con lo que Dios ha revelado sobre el mismo. Sigue la verdad.

¡Dios te bendiga!

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sábado, 26 de diciembre de 2015

EL OTRO 3:16 DE JUAN

"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos" - 1 Juan 3:16

    ¿Quién no conoce Juan 3:16? "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" Quizá el versículo más famoso de la Biblia, y con razón. Pero el otro 3:16 de Juan, en su primera epístola, no lo es en menor grado por su significado y relevancia; al mensaje inequívoco y glorioso de Cristo poniendo su vida por nosotros, el apóstol añade una de las consecuencias naturales de ello, que es la reproducción de su obra en otras personas y a favor de otros; no con el sentido redentor pero sí ejemplificador.
    Que él puso su vida por nosotros, es "una expresión propia y única de Juan (Jn. 10:11, 15, 17, 18; 13:37, 38; 15:13) y que se refiere a vaciarse uno mismo de algo." (MacArthur). Así como el mismo Señor Jesús dijo de su vida en una de estas citas que, "Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo..." (Jn. 10:18), la renuncia voluntaria a su propia vida a favor de aquellos que serían salvados, es el ejemplo que Juan destaca en nuestro texto de hoy; ya que esta entrega es "la esencia del amor cristiano" (MA). De manera que no es posible pensar en otra forma de demostración cristiana más clara y profunda que considerar al prójimo cristiano y su vida como más importante que la de uno mismo.
    Es la vida de uno por la vida de otro; las necesidades propias por las del otro; el tiempo propio, por el tiempo del otro; mi angustia y soledad, sacrificada por la angustia y soledad del prójimo; el vaso de refresco que iba a tomar, pero que lo cedo por quien no tendrá posibilidad de disfrutarlo de otra manera. En todo el apóstol Juan no deja punto intermedio y añade, para que no queden dudas, lo siguiente; "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad." (1 Jn. 3:17-18)
    El Espíritu Santo se encarga de recordar esta verdad a todos los hijos de Dios; su escrutinio del corazón nunca pasa desapercibido. Pero por si acaso crees que es un asunto fácil de olvidar, recuerda que Juan 3:16 tiene un paralelo casi exacto en otra porción del Nuevo Testamento, pero que en este caso te hace responsable a ti por la vida de otros, y que se encuentra en 1 Juan 3:16. 

¡Dios te bendiga!

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viernes, 25 de diciembre de 2015

NINGUNOS HARAGANES

"vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo... Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna" - 2 Pedro 1:5-8; Judas 20-21

    Quienes se encuentran bien familiarizados con el Nuevo Testamento saben que mencionar la segunda carta de Pedro y la carta de Judas es hablar de temas similares, tal como ocurre con los evangelios. Por lo general, se sabe que el asunto principal denunciado por ambos escritores inspirados se trata de lo que tiene que ver con los falsos profetas y la falsa doctrina enseñada por ellos, que como un inyectable se introduce silenciosamente en la iglesia de Cristo. Pedro habla de la necesidad de ser cuidadosos a través de una actitud defensiva por causa de un conocimiento previo del asunto, "Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza" (2 Pe. 3:17). Por su parte, y frente al mismo peligro, Judas exhorta a tener una actitud de ofensiva, "Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Jd. 3)
    Sin embargo, y como lo muestran los textos de hoy, no es la única cosa de la cual ellos escriben a la iglesia de Cristo. Es cierto que nada suplantará al poder de Dios para la protección de su pueblo, pero un cristiano haragán que no echa mano de los recursos que el Señor ha dejado para ser victoriosos, es un cristiano presumido, para nada sabio. 
    La edificación en la fe, la oración bajo la dirección del Espíritu Santo y la preservación en la obediencia que es la demostración del amor de Dios; son todas indicaciones de una relación genuina con Dios, tal como lo presenta Judas. Pedro, por otro lado, hace la mención de una sumatoria de cualidades que muestran esta misma relación. Una manera práctica de entender esto es como alguien lo expresó; "Añadid... a la virtud de José, el conocimiento de Salomón; al conocimiento de Salomón, el dominio propio de Pablo; al dominio propio de Pablo, la paciencia de Job; a la paciencia de Job, la piedad de David; a la piedad de David, el afecto fraternal de Jonatán; al afecto fraternal de Jonatán, el amor de Juan." 
    Los cristianos genuinos no son haraganes, y por eso manifiestan su verdadera relación con Dios y su absoluta constancia en la lucha, y la consecuente protección de los falsos maestros y la falsa doctrina. ¿Te encuentras de brazos cruzados, o en una constante actividad que demuestra obediencia?

¡Dios te bendiga!

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jueves, 24 de diciembre de 2015

¿Y PARA TI? ¿ES ESTE DÍA O AQUEL DÍA?

"Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día... Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día... Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." - 2 Ti. 1:12, 18; 4:8

    Tiempos finales para el apóstol Pablo sobre esta tierra; así lo da a entender la última epístola que escribió; la segunda carta a Timoteo. Hombre marcado por las aflicciones por causa del evangelio, comprometido con la verdad en Cristo Jesús, de un dominio propio inquebrantable; lleno del Espíritu Santo y fe, poseedor de una historia misionera irrepetible, sin hogar, experimentado en cadenas y prisiones como ningún otro, a causa de la certeza de la gracia de Dios para la salvación de los escogidos y de la resurrección de los muertos. Este hombre nunca vivió para su tiempo presente sino para "aquel día".
    Necesitamos urgentemente una renovación en la mente y el corazón; se requiere que la iglesia de Cristo realice un examen minucioso de su manera de pensar con respecto a lo temporal y lo eterno, con una mano en la Biblia y otra en el corazón. El común denominador de la esposa del Cordero pareciera que es considerar "este día" y no "aquel día" como su mayor tesoro, haciendo su testimonio más y más inefectivo, inofensivo e inapropiado. Quien mantenga su vista puesta en las cosas de arriba y no en las de la tierra (Col. 3:2), experimentará frecuentemente que es mejor mantener la atención en el día en que estaremos cara a cara frente al Redentor, en vez de ocupar las fuerzas en lo pasajero y terrenal que no tiene provecho alguno.
    La vorágine de la sociedad arrasa con todos a quienes encuentra en su camino, no importa si son cristianos o no; su meta es conformar a todos los hombres a una visión de lo que se palpa y lo que se disfruta ya mismo. Pero la palabra de Dios que actúa en los creyentes (1 Tes. 2:13), transforma el presente en futuro y concentra su atención en el día en que estará finalmente en presencia de Cristo. Segunda Timoteo es un testimonio personal de Pablo sobre "aquel día"; pero mucho antes también procuró que todos pensaran como él, cuando dijo, "Pero esto digo, hermanos:que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa." (1 Cor. 7:29-31)
   Y tu ¿en qué día vives? ¿En "este día" o en "aquel día"?

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 23 de diciembre de 2015

IDENTIFICACIÓN RECÍPROCA

"Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos... Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad... Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" - Hebreos 2:11; 11:16; 13:15

    Es absolutamente maravilloso considerar la identificación que hace con los creyentes la trinidad; bien que los pasajes no hacen mención del Espíritu Santo, pero sabemos que está incluido por dos cosas; primero porque nada lleva a cabo el cielo sin la participación de las tres personas de la deidad; y en segundo lugar porque nuestro primer texto menciona a los que son santificados y, según el apóstol Pedro, los creyentes son "elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu" (1 Pedro 1:2). De manera que tenemos sobradas razones para estar asombrados de semejante identificación; porque Dios en sus tres personas no se avergüenza de pecadores perdonados, pero pecadores al fin.
    No piense el lector que esta actitud de Dios es a causa de alguna particularidad que él encuentre en nosotros y que le motiva a sentires orgulloso; no, no es así; pero lo que realiza la regeneración en el corazón permite un vínculo vital que hace que el Padre vea a los suyos con orgullo y eterno aprecio. Cristo los considera sus hermanos, y el Padre observa con satisfacción de qué manera ellos ya no se identifican con el mundo que perece, sino con la ciudad celestial, ya que sabemos que "nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo" (Fil. 3:20)
   Entonces, quienes disfrutamos de un Dios que no se avergüenza, con más razón podemos vivir sin avergonzarnos de él; y la mejor manera de hacerlo es confesando su nombre. Pero, querido lector, observa con atención que esto debe ser un "fruto de labios"; ningún fruto es forzado a crecer, sino que surge de forma natural. De manera que así como espontáneamente el cielo se identifica con pecadores perdonados, igualmente también nosotros nos colocamos en las filas de los que públicamente confiesan al Salvador que los compró con su sangre en el Calvario. Si tienes que esforzarte para hacer esto, algo no anda bien. ¡Qué dicha incomparable, qué verdad, y qué exhortación tan adecuada! Dios, que no cambia, siempre se siente orgulloso de su pueblo, celoso del mismo; ¿y tú? ¿qué dices de tu Salvador?

¡Dios te bendiga!

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martes, 22 de diciembre de 2015

COMPLETAMENTE PERFECTO

"porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" - Hebreos 10:14

     El concepto de que algo es perfecto lo manejamos a menudo y en diferentes áreas de la vida cotidiana; así decimos que la comida salió perfecta; que el lugar en que nos echamos a descansar era perfecto; que hicimos un viaje perfecto; o que los zapatos nos calzan a la perfección. Pero si quisiéramos, podríamos considerar con atención y hallaríamos que la comida quizá necesitaba un poco más de sal, o menos; que el lugar de descanso no impedía el sonido de algún vehículo que pasaba; que al viaje le faltó algo de música para oír; o que los zapatos tienen una costura fallida. Entonces, ¿por qué decimos que estas cosas eran perfectas? Pues porque suplieron absolutamente las expectativas deseadas y con creces.
    Cuando el escritor de Hebreos mencionó que la ofrenda de Cristo "hizo perfectos para siempre a los santificados" utilizó un vocablo griego que significa "llevar a lo completo, llevar hacia el fin deseado". En su contexto, el escritor muestra cómo el antiguo pacto jamás pudo llevar al hombre a un acceso completo ante Dios, pero que sin embargo sí logró hacerlo el sacrificio de Jesús en el Calvario. Todos aquellos quienes confían en el sacrificio de Jesucristo están completos en lo que a Dios se refiere para poder acercarse libremente ante su presencia, lo que en teología se conoce como una santificación posicional. 
    No tiene nada que ver con un perfeccionismo práctico, el cual sabemos que los hijos de Dios no poseen, ya que la misma palabra de Dios nos exhorta que "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros" (1 Jn. 1:10).  De manera que los creyentes pueden estar seguros que no necesitan ninguna otra cosa para sustentar la certeza de que su posición delante de Dios es perfecta; y de igual manera Dios se encargó de dejar constancia de esta verdad en su misma palabra cuando dice, "...nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado." (He. 10:15-18)
    ¿Eres un hijo o hija de Dios? ¡Entonces eres perfecto! ¿Qué otra cosa puede ser más importante que hallarse perfecto delante de Dios? Ninguna. No se trata de lo que tú hagas sino de lo que Jesús ya hizo. Disfruta de esta condición y vive a la altura de ella honrando a quien te la otorgó.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 21 de diciembre de 2015

LO QUE NO TIENE EL CRISTIANISMO

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" - Hebreos 4:15

    Los cristianos tienen que dar siempre gracias a Dios por todo lo que poseen, pero también deben darle gracias por lo que no tienen. El pasaje de hoy muestra una de las cosas más hermosas que los hijos de Dios no poseen y por lo que pueden estar siempre agradecidos. Con gozo expresamos que no tenemos alguien que no puede compadecerse de nuestras debilidades; no tenemos alguien inadecuado e incapaz para comprendernos en las tentaciones, las adversidades y los momentos de poca fortaleza. ¡Excelente noticia! ¿verdad? Pues claro que sí, y es que Jesucristo es un intermediario perfecto, santo y capacitado para suplir toda la "astenia" (la palabra griega para debilidades) que el creyente pueda padecer.
    La capacidad de Cristo para suplir la debilidad del creyente es el resultado de su compasión sobre las mismas; es decir que el Salvador posee un conocimiento experimental de toda circunstancia adversa en los hijos de Dios. Jesucristo no sabe por observación sino por experimentación propia; él conoce a la perfección lo que implica vivir una vida de justicia y rectitud en un mundo injusto y profano; él sabe lo que es mantener la pureza en medio de una generación impía e inmoral. Si alguien hubiera tenido excusa en ceder a la tentación por causa de la abrumadora presión, hubiera sido él; pero no lo hizo, salió victorioso y ahora su vida es un flujo constante de compasión para los que compró con sus propia sangre.
    Cuán dichoso es el creyente que disciplina su pensamiento sobre Jesucristo para considerarlo siempre como el que ha atravesado antes por cualquier situación penosa o de tentación que esté padeciendo. No tiene que preocuparse de que su fe carezca de un recurso efectivo frente a la frecuente debilidad que le rodea; disfruta de saber que el cristianismo carece de un sumo sacerdote impotente y limitado. ¿Qué necesidad de depender de los hombres, no importa las credenciales que tenga? Si aún no tienes un intermediario como Cristo, te animo a considerar el texto de hoy y poner tu confianza en su persona.
No hay cual Jesús otro fiel amigo,
No lo hay, no lo hay;
Otro que pueda salvar las almas
No lo hay, no lo hay

Coro
Conoce todas nuestras luchas,
Y sólo él nos sostendrá;
No hay cual Jesús otro fiel amigo,
No lo hay, no lo hay.

No hay un instante que nos olvide
No lo hay, no lo hay;
No hay noche oscura que no nos cuide,
No la hay, no la hay

No hay otro amor como el de Cristo,
No lo hay, no lo hay;
Ha prometido estar conmigo,
Hasta el fin, hasta el fin.

                                       - Johnson Oatman (h)-

¡Dios te bendiga!

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domingo, 20 de diciembre de 2015

¿TU BIBLIA TIENE AGUJEROS?

"sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" - 1 Pedro 3:15

    Va a ocurrir inexorablemente; cuando un creyente santifica a Dios en su corazón se produce una atmósfera imposible de pasar inadvertida. La idea de santificar al Señor en el corazón no es otra cosa que la sumisión voluntaria a su señorío; la consagración interna a Cristo en adoración, alabanza y honra, siendo él sólo el objeto de reverencia, obediencia y lealtad absoluta. ¿Y qué ocurre cuando un creyente adquiere el hábito de desarrollar la actitud que el apóstol Pedro indica en este texto? Pues se forja un carácter fiel, valiente e inteligentemente espiritual que puede, entre otras cosas, practicar la apologética de manera mansa y reverente. 
    La apologética (del griego "apología") consiste básicamente en la defensa de la fe conforme a un punto de vista o una posición particular. Para el creyente significa la defensa de la fe cristiana, es decir, el cuerpo de creencia que da razón a su fe, su teología entera tal como lo enseña la Biblia. Tienes que entender que la vida cristiana piadosa, no solamente conlleva la dicha de disfrutar del señorío de Cristo, pero también la responsabilidad de poder dar una explicación lógica de la esperanza que se conserva. Muchos cristianos poseen una Biblia con agujeros, es decir, sus convicciones se diluyen rápidamente ante las primeras demandas sobre las razones del por qué creen lo que creen. Estos agujeros son el resultado de una santificación de Cristo que brilla por su ausencia en sus corazones. Si así no fuera, su fidelidad al Señor les motivaría a conocer lo que creen y por qué lo creen de manera que podrían defender la palabra de Dios con eficacia y valentía.
    La evidencia de una convicción que proviene del Espíritu y no de los caprichos evangélicos, es la manera en que se defiende lo que se cree; la mansedumbre y la reverencia son dos cualidades que se hallaban presentes en el Señor Jesucristo, "aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt. 11:29). La reverencia es un término que indica temor, temor reverente; porque el cristiano defiende su Biblia y su fe con una conciencia vigilante que se examina permanentemente y cuyo propósito nunca es salir airoso de la contienda sino limpio y con buen testimonio que honre a Dios.
    ¿Tienes tu el hábito de ver a Cristo honrado en tu corazón y mente de manera que tu Biblia no posea agujeros a la hora de explicar lo que crees? ¿O te sulfuras rápidamente demostrando que no tienes argumentos a mano por una cuestión de ignorancia cultivada en negligencia de la palabra de Dios y por falta de comunión con Cristo? Revierte esta situación lo antes posible.
    "Nada es tan fuerte como la mansedumbre, y nada es tan manso como la verdadera fortaleza." (Francis de Sales)

¡Dios te bendiga!

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sábado, 19 de diciembre de 2015

HOY, IGUAL QUE ANTES Y SIEMPRE

"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo," - Tito 2:11-13

    Es normal oír que gente se queje de que los tiempos de hoy son más difíciles que los de antes; y aunque es cierto que la Biblia advierte acerca de este tipo de cuestionamientos con, "Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría." (Ec. 7:10), no obstante se reitera la incertidumbre y las conversaciones sobre la cuestión de "los tiempos" y sus constantes cambios.
    Pero el cristiano ha sido enseñado por una excelente maestra, la gracia de Dios; y ella le garantiza que aunque los tiempos cambian, el poder para vivir "sobria, justa y piadosamente" se encuentra permanentemente actualizado y libre de cualquier tipo de influencia que pudiera hacerlo inefectivo. Como lo fue antes, también lo es ahora "en este siglo", declara el apóstol.
    El único requisito para la eficacia de este poder es el mismo que siempre fue necesario en todos los cristianos a través de la historia: renunciar a la impiedad y los deseos mundanos. Es menester considerar algunas cosas negativamente antes de practicar positivamente otras. La gracia de Dios nos ha sido dada en Cristo y nos ha instruido mostrándonos no solamente la santidad, pureza y victoria de la cruz, sino también los efectos del pecado en el corazón. Ahora, es imprescindible decir "no" a todo lo que antes dijimos "sí", y "sí" a todo a lo que antes le dijimos "no", espiritualmente hablando.
    ¿Qué clase de ambiente te rodea? ¿Qué tipo de razonamientos tienes en cuanto al mundo y la sociedad con la que convives? ¿Frecuenta el egoísmo, el amor al dinero, asuntos impuros? ¿Tienes compañeros de trabajo envidiosos, ásperos, rencorosos o soberbios? No importa cuál sea tu entorno, la gracia de Dios garantiza que vivas "en este siglo" de una manera que refleje en quién crees y a quién estás esperando que regrese para manifestar su gloria. ¡No te desalientes!

¡Dios te bendiga!

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viernes, 18 de diciembre de 2015

"TE DEJÉ TODO ANOTADO"

"Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" - 1 Timoteo 3:14-15

    ¿A quién no se le ha encomendado alguna vez el cuidado de una casa de algún amigo o familiar cuando éste ha salido de viaje? Con amable disposición, aunque no sin una consideración responsable previa, hemos aceptado dicho encargo con el propósito de dar una mano a quien debe ausentarse por razones diversas dejando su hogar a nuestro cuidado. Imagínate que, llave en mano, te diriges a la casa y piensas, "bien, es hora de ver cómo ordenamos esta vivienda y de qué manera podemos organizar su mobiliario y demás cosas." ¿Absurdo verdad? Lo más probable es que hallemos alguna nota con instrucciones titulada: "Te dejé todo anotado"; y puede que incluya cosas como "regar las plantas, pasear el perro, cerrar ventanas, etc" Sólo hay que seguir las instrucciones y todo estará bien.
    Algo similar, pero con un valor mucho más profundo que el cuidado de una casa material, es lo que Pablo dijo a Timoteo cuando escribió su primera carta. Timoteo no tenía que ser ocurrente en nada, solamente hacer caso y conducirse conforme a lo indicado. En toda la carta, el joven pastor de Efeso encontraría lo indispensable para llevar adelante la iglesia, tanto en enseñanza como en práctica. Timoteo no debía sorprenderse de nada, ya que si el apóstol hubiera estado presente le habría dicho las mismas cosas que le envió por escrito. Su carta era suficiente.
    La razón única y principal por la que Timoteo debía velar por seguir las instrucciones al pie de la letra tenía que ver con lo que estaba en juego si variaba alguna cosa encomendada: La verdad. La iglesia es columna y baluarte de la verdad, la iglesia sostiene y protege la verdad. Cualquier cambio en lo que ha sido claramente indicado por Dios en su palabra, especialmente en lo que concierne al evangelio, atentaría contra una doctrina pura y una práctica efectiva del cristianismo. 
    No hace falta recordar que a través de la historia, muchos han tratado de "poner la casa en orden" a su gusto y placer; han cambiado el mensaje, trastornado lo simple en complejo y a lo bueno lo han llamado malo y a lo malo bueno. La gracia la sustituyeron por los esfuerzos de la carne y los dones los transformaron en una serie de "multiple choice" (elección múltiple) que cada uno escoge a su propio juicio. 
    Asegúrate de pertenecer a una congregación donde nunca se alteran las instrucciones, donde todo lo anotado se cumple fielmente y nunca se sugieren cambios que el Dueño de casa jamás ha indicado hacer.

¡Dios te bendiga!

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jueves, 17 de diciembre de 2015

PENSADO PARA PENSAR BIEN

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad." - Filipenses 4:7-8

    De entre todas las cualidades que la oración posee para beneficio del creyente, una de las más apreciadas es que ella es el medio más efectivo por intermedio del cual la paz de Dios llega para transformarse en la protectora del corazón y los pensamientos del cristiano. "La paz de Dios", una expresión única en el Nuevo Testamento que aparece solamente en el texto de hoy, y que es una experiencia de comunión que el hijo de Dios tiene con él; se diferencia de "la paz con Dios", que es una experiencia de relación como resultado del nuevo nacimiento, la conversión. 
    Esta misma paz de Dios que no puede ser comprendida, es la que se encarga de proteger el corazón y los pensamientos;  en ese orden, primero los afectos, y luego el razonamiento por intermedio de la soberana influencia de Jesucristo. Tal es el poder de la oración que lamentablemente tan poco aprecia el pueblo de Dios. Sin embargo, y aún siendo cierto que el Espíritu de Dios opera sobrenaturalmente en los creyentes otorgando esta paz en contraste con la ansiedad y el afán; es igualmente cierto que el intelecto es despertado para escoger sabia y adecuadamente las cosas en las que concentrará su atención, es decir, sus pensamientos.
    En la última exhortación a los filipenses, el apóstol Pablo los alienta a consolidar su atención en las cosas que fortalecerán el carácter, "todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo"; y las que fortalecerán la pureza, "todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre"; de manera que puedan hacer las elecciones adecuadas con la mente, "si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad."  Nuestra tendencia es concentrarnos en las tragedias, desdichas y eventuales temores de lo que podría ocurrirnos en equis situación, pero la palabra de Dios nos orienta para hacerlo en lo que promueve firmeza de carácter. 
    En cierta oportunidad, un barco hacía su incursión al puerto a través de islas cercanas a la costa cuando una dama preguntó al capitán de la nave si sabía dónde se encontraban las rocas y bancos de arena. "No Señora," respondió, "pero sé dónde se encuentra el agua profunda." De la misma manera nosotros debemos preocuparnos por lo que sabemos y no por lo que no conocemos. La oración es lo que da inicio a este proceso; la oración es un ejercicio que, entre otras cosas, está pensado para hacernos pensar bien.
    Todas y cada una de estas cosas que el apóstol Pablo menciona, se encuentran en la palabra de Dios; ella provee lo necesario para desarrollar una manera de pensar que honra a Dios y promueve cristianos de carácter estable. Ora con la Biblia, derrota el afán con esta práctica y disfruta de la paz de Dios que resulta de obedecer su prescripción infalible.

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 16 de diciembre de 2015

EL SECRETO DE LA VICTORIA

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo... Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo."  - Efesios 1:3; 6:10-11

    ¿Quién no ha leído, no conoce o no ha oído hablar de la batalla espiritual del cristiano? Casi inmediatamente luego de venir a Cristo, el creyente aprende que Dios le ha "librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (Col. 1:13); y que habiendo sido antes extraño y enemigo de Dios en su mente, haciendo malas obras (Col. 1:21), ahora como su hijo, es al diablo a quien tiene como acérrimo opositor y adversario.  La batalla ha comenzado y con gran regocijo el cristiano encuentra en su Biblia la certeza de que puede salir victorioso. Una armadura espiritual le ha sido provista para hacer frente a los embates engañosos, perversos y continuos de parte de Satanás.
    Sin embargo, una inadecuada comprensión del lugar que ocupa esta armadura hará que sea tan inútil como una brújula para una persona que no puede ver. La brújula es útil, pero se precisa la visión para poder utilizarla. De igual manera, muchos creyentes se entusiasman estudiando, pensando y proclamando victorias en base a las promesas que encierra la enseñanza práctica de la armadura del cristiano, sólo para descubrir que son derrotados una y otra vez. ¿Dónde se encuentra el problema? ¿Acaso en la armadura? Claro que no, de ninguna manera. El problema se aloja en no comprender qué lugar ocupa esta verdad en la doctrina para el cristiano.
    Para comprender esto, el apóstol Pablo ocupó al menos tres capítulos en la carta a los Efesios para establecer de manera gloriosa y contundente cuál es la posición espiritual que ocupa el hijo de Dios desde su conversión, y cómo es que esto llegó a ser posible. Saber que el cristiano fue "escogido antes de la fundación mundo" (1:4); que ha sido sellado con el Espíritu Santo (1:13); que estaba muerto espiritualmente y Cristo le dio vida (2:1); que su posición espiritual lo ubica como alguien sentado en lugares celestiales junto a Cristo (2:5) y que Dios preparó buenas obras de antemano para que él pudiera andar en ellas (2:10); todo esto y mucho más le da al cristiano una identidad gloriosa que lo capacita cabalmente para portar una armadura espiritual.
    Si el apóstol Pablo hubiera creído que la enseñanza de capítulo 6 sobre la armadura era más importante que cualquier cosa; entonces hubiera comenzado su epístola describiéndola en los primeros versículos. Sin embargo no es así, y la encontramos al final, y la sencilla razón de esto es porque primero debes saber cómo llegaste a ser cristiano, antes de entender cómo debe batallar un cristiano. Tu comprensión acerca de tu posición espiritual determina tu efectividad en el uso de las armas para militar en la fe. Solamente la doctrina puede darte las instrucciones adecuadas para el uso de la armadura espiritual.

¡Dios te bendiga!

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martes, 15 de diciembre de 2015

CONOCIMIENTO TRANSFORMADOR

"... el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos ..." "... te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones... Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor." - Colosenses 3:10b-11; Filemón 10, 15-16

   La epístola de Pablo a los Colosenses  se halla íntimamente relacionada con la que el apóstol escribió a Filemón; de hecho, Filemón pertenecía a la iglesia de Colosas; y por lo tanto es favorable leer ambas cartas juntas, pues en algunos detalles nos permite interpretar mejor algunas de las enseñanzas que las dos poseen recíprocamente. Una de ellas tiene que ver con Onésimo, el siervo prófugo de Filemón y que conoció a Cristo en la prisión por medio de Pablo, y la relación que esto tiene con la enseñanza a los hermanos de Colosas sobre cómo afecta a nuestras relaciones la nueva vida en Cristo. 
    La vida de Filemón, el hombre libre; y la vida de Onésimo, el esclavo; ambas fueron alcanzadas por la gracia de Dios en diferentes oportunidades, pero a través del mismo instrumento, Pablo. El evangelio que transformó a uno en el entorno de la vida cotidiana de la ciudad de Colosas, también lo hizo con el otro dentro de un calabozo romano. Ahora que ambos son de Cristo, pueden madurar y llegar a este "conocimiento pleno donde no hay siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos."
   Porque Cristo mora en todos los creyentes, ahora todos son iguales. El evangelio desmenuza todas las barreras raciales, culturales, sociales y religiosas a través de Jesucristo quien entregó su vida "para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre" (Ef. 2:15b) La historia cuenta que en la arena de Cartago en el año 202 d.C., Perpetua, una joven de familia noble y Felicitas, una niña esclava, ambas padecieron juntas el martirio por causa de su fe en Cristo. Mientras enfrentaban a las fieras salvajes que las devorarían, ellas se tomaron de sus manos. Esclava y libre murieron al mismo tiempo a causa de su amor por el Señor. Eso es la obra del evangelio.
    Civilmente, Filemón continuó siendo un hombre libre, y Onésimo un esclavo; pero ambos sabían que Cristo les había otorgado una posición espiritual que no permitía que ninguno se gloriara o se humillara ante el otro; eran iguales a través del conocimiento transformador del evangelio y el avance  de madurez en la verdad. Hoy en día ya no vivimos en la presencia de esclavos, pero nuestra sociedad tiende a marcarnos a fuego para que conservemos cierto estatus o determinada posición, de manera que mantengamos diferencias bien marcadas el uno del otro de acuerdo al trasfondo cultural, social o educativo. Pero gracias a Dios que el evangelio continua ejerciendo su poder trascendental de modo que en el cuerpo de Cristo, es decir la iglesia, somos todos exactamente idénticos delante de Dios.
   Haz una pausa en este día y examina tu actitud hacia todos los hermanos en la fe ¿ves en ellos al mismo Señor y Salvador que te perdonó a tí? Entonces vive en ese estado de madurez y exalta la gracia, amor, e imparcialidad divina en todos tus hermanos en la fe.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 14 de diciembre de 2015

IDENTIDAD Y LABOR

"Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo." - Hechos 27:23-24

    Desde el momento de su conversión el apóstol Pablo supo para siempre cuál era su nueva identidad y cuál era su nueva labor. Aquella vez, camino a Damasco y cerca del mediodía (Hch. 22:6, 26:13) el hasta entonces conocido como Saulo recibió un cambio de vida y un cambio de tarea. Cuando Jesús le apareció por ese camino, Saulo hizo dos preguntas que resultaron ser para siempre el soporte de toda su vida y obra como dos barandas de una larga escalera que nos mantienen en la dirección correcta. Desde la polvorienta y calurosa senda damascena, dijo: "¿Quién eres Señor?" y luego, "¿Qué quieres que yo haga?" Las respuestas a esos cuestionamientos determinaron para siempre la clase de persona que sería y el lugar que ocuparía en este mundo. 
    Durante su viaje a Roma, y en medio de una gran tempestad que amenazaba con la vida de todos los navegantes, Pablo tuvo la visita del ángel de Dios que animó su vida y confirmó su destino. Pero el apóstol, desde su corazón y en la recta final de su ministerio dijo que era el ángel de Dios "de quien soy y a quien sirvo"; una confesión que es paralela a la visión que recibió el día de su conversión. "¿Quién eres Señor?" - es paralelo con "de quien soy"; y "¿Qué quieres que yo haga?" - es paralelo con "a quien sirvo." 
   De manera que este siervo de Dios nos deja una lección, no a través de una epístola o un mandamiento explícito, sino a través de una confesión espontánea que refleja la convicción que lo dominó durante toda su nueva vida en Cristo desde Damasco en su nuevo nacimiento, hasta Roma en su última parada. Puede que lo hayas considerado o no, pero esta confesión de Pablo no deja de ser la misma que debe existir en todos los hombres y mujeres transformados por el evangelio; llegan a ser de Cristo, y llegan a ser siervos de él para siempre. 
    ¿Es esta tu experiencia y consideración? ¿Acaso tomas tiempo para meditar en lo que implicó tu salvación? Ya no perteneces al reino de las tinieblas y no te perteneces a ti mismo; tampoco vives para gastar en los deseos de la carne, sino que debes hacerlo para la gloria de Dios. Si no hay una evidencia marcada en cuanto a esto, te aconsejo que examines tu cristianismo. Algunos que dicen servir a Dios, nunca han confesado que pertenecen a Cristo, y por otro lado, están los que dicen ser de  Cristo pero no le sirven ni lo honran. "De quien soy y a quien sirvo" son dos expresiones indivisibles para cualquier cristiano verdadero. Te animo hoy a examinar tu identidad, y a examinar tu labor.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 13 de diciembre de 2015

CASI, CASI... PERO NADA DE NADA

"Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano." - Hechos 26:26-28

    En la última defensa de Pablo en el libro de los Hechos, le tocó en turno al rey Agripa de oír la exposición de los acontecimientos que el apóstol expuso con absoluta certeza y convicción. En esta defensa lo único que hizo como siempre, fue presentar el evangelio porque nunca estuvo interesado en su propio bienestar. Los oyentes recibieron su testimonio de distintas maneras, y Agripa lo hizo con una declaración que trasciende por su significado; el rey Agripa es el mejor representante de todos aquellos que "casi casi" creen en el evangelio, pero mueren perdidos completamente.
     Mientras Pablo disertó acerca de su fe y sus convicciones, y habló con denuedo sobre la fuente de su esperanza, Agripa oyó con atención; pero cuando la conversación se tornó personal y decisiva, el rey eludió el compromiso sacrificando su conciencia y eventualmente, perdiendo su alma. Son muchos los que acceden voluntariamente a hablar de religión, de asuntos de historias de la Biblia, de documentos históricos y la credibilidad de los mismos; cualquier tema que tenga que ver con Dios y lo espiritual; pero solamente hace falta mencionar a Jesucristo y llevar su historia y su obra al plano personal, y entonces los oyentes mostrarán la verdad de sus corazones, y comenzarán a excusarse.
    Muchos llegan hasta las puertas de una genuina convicción; y muchos, como Agripa "por poco se persuaden a ser cristianos", pero se quedan allí nomás. A pesar de todas las evidencias que el evangelio posee, porque Pablo mismo dijo que todo lo acontecido con Jesús no ocurrió en "algún rincón"; los convencidos, pero no convictos de sus pecados, prefieren quedarse a las puertas y dejar a medias su oportunidad de una relación vital con Dios.
   El predicador inglés Charles Spurgeon dijo: "Estar casi persuadido de ser cristiano es ser como el hombre que casi fue perdonado, pero que terminó ahorcado; como el hombre que casi fue rescatado, pero que se incineró al incendiarse su casa. Un hombre que es casi salvo, está absolutamente perdido. ¿Eres tú un Agripa moderno? En la Biblia y no en ningún rincón, se encuentra claramente revelado el mensaje de salvación para que lo creas no casi, sino completamente. No rechaces la verdad. Arrepiéntete de tus pecados para con Dios y pon tu fe en Jesucristo. 
    El conocido autor de himnos Philip Bliss (1838-1876), en cierta oportunidad oyó a su pastor predicar y citar esta frase que luego dio origen al famoso himno, "¿Te sientes casi resuelto ya?" - Su pastor dijo: "Quien está casi persuadido, es casi salvo, pero hallarse casi salvado es estar enteramente perdido."

¿Te sientes casi resuelto ya?
¿Te falta poco para creer?
¿por qué, pues dices a Jesucristo
Hoy no, mañana te seguiré?

¿Te sientes casi resuelto ya?
Pues vence al casi y a Cristo ven
Que hoy es tiempo, mas el mañana
Sobrado tarde pudiera ser.

¿Sabes que el casi no es de valor
En la presencia del Justo Juez?
¡Ay del que muere casi creyendo!,
Completamente perdido es.

¡Dios te bendiga!

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sábado, 12 de diciembre de 2015

ME DUELE DEJARTE, ME ALEGRA ENCONTRARTE

"Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos. Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días..." - Hechos 21:1-4

    El Señor Jesucristo dijo a sus discípulos "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jn. 13:35); el mismo Juan escribió años después "Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Jn. 3:18), y el apóstol Pablo, quien es parte del relato del texto de hoy, escribió a los hermanos de Roma "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Ro. 12:10). Muchos otros pasajes del Nuevo Testamento nos enseñan y encomiendan acerca de esto, pero es agradable verlo reflejado en la práctica. Dos palabras en los versículos de hoy nos ayudan a entender la profundidad del amor que Pablo tenía por los hermanos.
    En primer lugar, cuando Lucas utiliza el término "separarnos", nos encontramos con una expresión que originalmente significa "ser arrancados con violencia". Solamente hace falta ver cómo lloraron los hermanos y Pablo en Mileto en la despedida final, para entender lo que significó esta separación fraternal. La próxima palabra a destacar es "hallados" cuyo significado implica también "una búsqueda intensa que se propone lograr un objetivo." Al llegar a Tiro, Pablo y los hermanos que le acompañaban hicieron lo imposible hasta que encontraron los discípulos que nunca habían conocido antes (al menos no hay mención de una iglesia fundada en Troas antes de esto).
    Es una lección importante la que se aprende de ambas situaciones, una de despedida y otra de encuentro; porque no siempre los hermanos sufren la separación entre ellos, y no siempre disfrutan encontrarse nuevamente. Lamentablemente, quienes se ausentan y se acostumbran a no congregarse a menudo llegan a ser "extraños" para la congregación, el apego se pierde y el amor se enfría. Por otro lado, los hermanos que mantienen una comunión activa con el Señor y la congregación, sienten la ausencia de otros y esperan ansiosos el día de verlos otra vez; disfrutan encontrarse entre semana y aprecian el amor fraternal de cada uno. 
    ¿Cómo está tu nivel de comunión y amor fraternal? ¿Te cuesta no ver a tus hermanos? ¿Esperas ansioso el día en que vuelves a verlos?  ¡Qué gran ejemplo nos dejaron Pablo, Lucas y los demás compañeros de viaje! Cuánto debemos recordar la sencilla pero sublime exhortación que el escritor de Hebreos nos dejó en simples pero transcendentales palabras, "Permanezca el amor fraternal" (He. 13:1)

¡Dios te bendiga!

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viernes, 11 de diciembre de 2015

NI NEGRO, NI BLANCO; GRIS

 "El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido... Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente... Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado." - Romanos 14:3, 5, 23

    "Gris es la denominación común de los colores acromáticos cuya luminosidad está comprendida entre la máxima (correspondiente al blanco) y la nula (correspondiente al negro), aunque se aplica especialmente a los de luminosidad media" (Wikipedia).  Dado su significado en el uso de los colores, la palabra gris también se utiliza para describir situaciones que no poseen un claro valor moral, por lo que las catalogamos como áreas grises. La vida del cristiano no escapa a situaciones como estas, donde no encuentra en la Biblia una prohibición o una recomendación específica sobre algún asunto. 
    Nos gustaría que todas las cosas en la palabra de Dios tuvieran un "esto sí, esto no"; pero la realidad es otra, y no todo se halla mencionado en la Biblia. De manera que, ignorando vías de dirección y clarificación que sí están expresadas "en blanco y negro" en la Escritura, son muchos los cristianos que se confunden por un lado, o lo que es peor, se hunden en una constante actitud de menosprecio o juicio para con otros hermanos en la fe. El apóstol Pablo tuvo que tratar este tema con los creyentes de Roma; había problemas entre las personas que comían cosas y otros que no las comían; entre los que diferenciaban los días para ciertas cosas y los que no lo hacían; pero ni los unos ni los otros podían señalar con la palabra de Dios que tenían razón mientras los demás estaban equivocados. 
    ¿Qué se debe hacer entonces para evitar situaciones como estas? ¿Cuáles son los parámetros que  podrían establecerse para que el pecado no sea el fruto obtenido por nuestras acciones, ni la gloria de Dios sea pasada por alto en nuestra conducta? Uno de los asuntos fundamentales es el cuidado de la conciencia, porque ella nos ha sido dada por Dios como un mecanismo seguro para advertirnos de manera que podamos responder siempre dentro de los parámetros de la ley moral que poseemos todos en nuestra mente. No hacer caso a ella o ignorarla conlleva serias consecuencias. De una u otra forma el Espíritu Santo en el creyente, alertará sobre asuntos que no posean relevancia esencial para el testimonio.
    Sin embargo, hay algunas cosas que podríamos tener en cuenta para trazar una línea de acción y decisiones en asuntos grises. El pastor John MacArthur nos provee una serie de preguntas que difícilmente se puedan sustituir al momento de tratar estos temas. Tome su Biblia y lea los siguientes textos:
  1. ¿Me beneficiará espiritualmente? (1 Cor. 10:23)
  2. ¿Me colocará bajo servidumbre? (1 Cor. 6:12) - Cualquier práctica que ocasione hábitos  cuestionables, no es sabio continuar en la misma.
  3. ¿Deshonrará el templo de Dios? (1 Cor. 6:19-20) - No deberíamos hacer nada que deshonre a Dios con nuestros cuerpos.
  4. ¿Causará que otros tropiecen? (1 Cor. 8:8-9) - Deberíamos refrenarnos de usar nuestra libertad cuando esta ocasione un tropiezo a otros.
  5. ¿Aportará a la extensión del evangelio? (1 Cor. 10:32-33) - Hemos de considerar los efectos de cualquier práctica en el testimonio que damos a los que no tienen a Cristo.
  6. ¿Violará mi conciencia? (1 Cor. 10:25-29) - Si de algo no estamos seguros delante del Señor, mejor evitarlo (Debe conocer bien su Biblia para no caer en cosas sin sentido)
  7. ¿Glorificará a Dios? (1 Cor. 10:31) - Este es el mejor resumen sobre el asunto de las áreas grises.
¡Dios te bendiga!

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jueves, 10 de diciembre de 2015

CAMBIO DE VESTUARIO

"Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz." - Romanos 13:11-12

    De vez en cuando se oyen historias graciosas acerca de cómo algunas personas llegan a sus trabajos en la mañana; con una media de cada color, con el peine en la cabeza, con el cepillo de dientes en el bolsillo o algún otro detalle que no deja lugar a dudas que acabaron de levantarse y tuvieron que salir de urgencia para sus labores. Lo que nos hace sonreír en esta descripción, no debería hacerlo en absoluto en lo que respecta a la vida espiritual cuando, como menciona el apóstol Pablo en el pasaje de cabecera, es menester que desechemos las obras de las tinieblas y estemos vestidos con las armas de la luz, espiritualmente hablando. 
    ¿Qué quiere decir Pablo? ¿Por qué habla de esta manera? Un poco de esto lo comprendemos al recordar cómo inició el apóstol esta sección conocida como la "parte práctica" de la epístola a los Romanos; "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Ro. 12:1-2). Entonces, al finalizar la primera parte de esta sección práctica que abarca hasta el final de la carta, el apóstol recuerda que la manera de comportarse de los cristianos tiene que ser tan diferente como lo es la vestimenta para dormir y la vestimenta para el diario vivir. Una vida no conformada es una vida transformada. En vista de la venida de Cristo, aquí representada por la palabra "salvación"; el cristiano debe distinguir más y más entre lo santo y lo profano y tener una conducta negativa "desechar las obras de las tinieblas" y una positiva, "vestirse las armas de la luz".
    No hay duda que los cristianos que se duermen, dan lugar a "obras de tinieblas" que generan derrotas personales y mal testimonio y viven con una vestimenta inadecuada para la nueva creación que representan como hijos de Dios. Desechar esto no es otra cosa que un regreso al arrepentimiento y la confesión, tal como lo recuerda Salomón, "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Pr. 8:13). El cristiano vive en el entorno de la luz, no en el de las tinieblas. Se aparta de los pecados que entorpecen su andar como hijo de Dios de la misma manera que alguien se cambia su ropa nocturna para vestirse con la que usará en el día para su trabajo. El buen testimonio del creyente es un arma de luz para alcanzar a quienes están en tinieblas.
 Y tú, ¿qué vestimenta estás usando? Fíjate que no estés dando la impresión de una persona dormida y descuidada; ordena tus prioridades y toma consciencia de que el Señor está cerca y recibe la exhortación de la palabra de Dios, "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados..." (Col. 3:12)

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

miércoles, 9 de diciembre de 2015

"AHORA VAS A VER CON MI PAPÁ"

"¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" - Romanos 8:31

    Seguramente muchos en su niñez habrán atravesado una situación donde alguien de mayor estatura haya amenazado con hacerle daño u otra cosa; la inevitable reacción ante esto pudo haber sido la bien conocida escapatoria de "Ahora vas a ver con mi papá", y de esta manera lograr una ventaja salvadora sobre la apremiante situación.
    Cuando llegamos a los pies de Cristo, una de las cosas que experimentamos inmediatamente es la lucha espiritual que se genera en contra de Satanás, el mundo y nuestra propia naturaleza pecaminosa. Todo esto hace que sintamos la presión de estos enemigos como jamás lo habíamos experimentado en ninguna otra circunstancia de la vida. Es entonces que la pregunta retórica del apóstol Pablo se transforma en una segura protección y fiuente de confianza tal como aquello que un niño decía a otro niño más grande al sentirse amenazado. 
   No se puede cuestionar en absoluto la protección de Dios sobre el creyente. Ningún adversario tiene capacidad para hacernos algo frente a la omnipotencia de Dios a nuestro favor. Pero, ¿dónde radica la confianza que hace que Pablo afirme algo así? En la gracia de Dios tal como lo expresa el próximo versículo, "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (8:32); ¡qué grandioso! La protección y la asistencia divina sobre el cristiano tiene que ver con los méritos de Dios y no los suyos propios. No hay razón para temer, no hay razón para desfallecer.
    Cada vez que te sientas amenazado por cualquier enemigo espiritual, sólo debes recordar que el poder de la redención que Cristo efectuó a tu favor, no sólo afectó tu pasado como pecador perdido, sino que transforma tu presente en una vida segura y tu futuro en una esperanza gloriosa. El resto de los versículos, hasta el final del capítulo 8 de Romanos no hace más que confirmar todo esto y darnos a nosotros una confianza que excede a la de cualquier niño en el mundo que depende de la habilidad y capacidad de un padre para su protección y cuidado. "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.¿Quién nos separará del amor de Cristo ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." (8:33-39)

¡Dios te bendiga!

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