viernes, 13 de febrero de 2015

¿DE VERDAD? ¡PUES NO LO SABÍA!

"Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió." - Levítico 4:27-28

    Dijo el apóstol Pablo: "Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado" (1 Cor. 4:4). Algunas veces tantos creyentes pueden afirmar lo mismo con completa confianza hasta que en su lectura bíblica, en un mensaje o través de alguna otra persona o circunstancia llegan a tener conocimiento de una falta cometida contra el Señor o contra el prójimo. Dios no pasa por alto el pecado en sus hijos, quiere un pueblo santo.
    El hecho de que esta ley se promulgara en el libro de Levítico que era el "Manual del sacerdote" indica la importancia que reviste el andar en pureza y limpieza para Dios y para todo su pueblo. Dios siempre ve el pecado como tal y como algo "que no se ha de hacer", y así espera que lo veamos nosotros también. La ignorancia no nos justifica y la conciencia puede no percibirlo hasta que la iluminación del Espíritu se hace presente en ella por medio de la palabra de Dios.
    El asunto que importa, estimado lector, es qué cosa hacemos una vez que "conocemos el pecado cometido". La escritura no hace diferencias y el mandato es igual para todos: Tratar el pecado en el lugar de juicio y con un sustituto; y has de notar que, una vez más el pecado es trasladado a la víctima y confesado en el momento. Cada vez que tomas conocimiento de un pecado cometido debes regresar a la cruz inmediatamente. Eso es siempre asi conforme a 1 Juan 1:9.
    Es notable que en cuanto a las instrucciones de pecados por yerro en los sacerdotes, éstos debían untar con sangre también en los cuernos del altar del incienso, mobiliario que en el tabernáculo habla de la oración. Los creyentes como real sacerdocio han de recordar que la oración se ve limitada por el pecado, y si ha sido cometido contra el prójimo, será de más urgencia aún que sea confesado.
    ¿Acaso no hay ningún tipo de prevención para todo esto? ¿No existe manera de evitar los yerros que igualmente fueron cargados por Cristo en la cruz? Ya lo creo, y David, experimentado en la confesión y la oración, nos dejó un modelo para seguir e imitar cada día; él oraba: "¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias;
Que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión." (Salmo 19:13-14).
    Hagamos de ésta nuestra oración diaria, busquemos en estas palabras mantener nuestras conciencias y nuestro sacerdocio espiritual en condiciones óptimas para servir a nuestro Salvador.

¡Dios te bendiga!

-Biblia,mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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