Muchos cristianos que llegan a este punto en la lectura de la Escritura, comienzan a cabecear adormecidos ante esta serie de legislaciones mosaicas que parecen no tener relevancia para su vida cotidiana. Lejos de ser verdad, hallamos aquí el espíritu de la enseñanza del Nuevo Testamento de Mateo 5:43-44 "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;" En el curso ordinario de la vida, el hombre natural jamás escogería levantar el asno de su enemigo caído bajo su carga, sino que pasaría de largo y continuaría con los quehaceres diarios sin la mínima carga de conciencia; pero Dios manda a su pueblo a hacer lo opuesto, y con mucha sabiduría Dios utiliza un asno, animal que debía ser redimido con un cordero por ser doméstico pero no limpio para el pueblo.
Y aquí yace el mismo razonamiento divino que Cristo usó en los evangelios al exhortar a los fariseos por su hipocresía religiosa cuando criticaban a Jesús por sus bondades para con los hombres "Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?"(Lc. 14:5). Tanto para Israel como para los fariseos, el mensaje era el mismo: Si hacemos esto con un animal de carga ¿cuánto más no lo hemos de hacer con un ser humano que posee alma eterna? El quid de la cuestión se halla en algunos versículos antes en el libro de Exodo, "Y me seréis varones santos." (22:31). Solamente personas redimidas y regeneradas pueden obrar de esta manera. Y eso es exactamente lo que se espera de ellos: Diferencia - santidad.
Entonces ¿por qué reaccionas de otra manera cuando ese compañero de trabajo que ser burla de tu fe y te hace el ridículo todos los días, cae enfermo o rompe su vehículo en la calle y tú lo ignoras? ¿Por qué no te inmutas cuando el hijo de tu vecino que te hace la vida imposible, cae de su bicicleta frente al mercado donde tú fuiste de compras? ¿Acaso tienes que mostrarte enojado y amargado con la cajera del supermercado que siempre tiene mala cara? ¡Cuántas de estas cosas y más ocurren a diario en la vida de los hijos de Dios! Se espera que amemos a nuestros enemigos "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?" (Mt. 5:46-47).
El Hijo de Dios nos amó "cuando aún éramos pecadores"y nos hizo participantes de su naturaleza divina. Ahora, medita en esto y habla con tu vecino, compañero de trabajo o familiar que siempre te lleva a maltraer. Ayúdalo ni bien tengas oportunidad. Eres parte de un pueblo santo.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© Copyright 2013
No hay comentarios :
Publicar un comentario