viernes, 27 de febrero de 2015

OBEDECER, ESPERAR, ANDAR


"Cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová, y no partían. Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían." - Números 9:19-20

    La liberación de Israel de la esclavitud de Egipto había sido absolutamente gloriosa y magnífica, a tal punto que Dios mismo lo describe como habiendo sacado a su pueblo "sobre alas de águilas" (Ex. 19:4). Pero una vez ocurrido esto, la responsabilidad del pueblo era obedecer, esperar y andar de acuerdo a lo que Dios les indicara. 
    Una vez construido el tabernáculo, la presencia de Dios se hizo visible sobre el mismo a través de la columna de nube y de fuego, de día y de noche respectivamente. El requisito primordial era obedecer al movimiento de la misma, y la obediencia se constataba en dos sencillas áreas: Esperar y Andar, nada más. Pero las dos opciones posibles no son indicación de tarea sencilla para el corazón y solamente la fe hace viable la obediencia en cualquiera de las dos.
    ¿Qué es lo que nos ayuda a obedecer? ¿Qué es lo que hacia que el pueblo acampara o anduviera? La presencia visible de Dios. No había manera de equivocarse. No somos llamados a adelantamos a lo que creemos que es mejor o a retrasarnos por considerarlo más apropiado; somos responsables de hacer caso a la palabra de Dios.
    Quizá sea esperar una de las cosas más difíciles porque generalmente los tiempos de Dios no son los nuestros, y por esta razón el salmista con sabiduría divina escribió: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. no te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades." (Sal.37:7). 
    Piensa en esto, acampar también significaba descanso, y mientras el pueblo descansaba, recuperaba fuerzas y siempre contemplaba la presencia de Dios. Los tiempos de espera son también tiempos de reposo y contemplación. Dios nos alimenta abundantemente y nos fortalece para una nueva marcha, un nuevo emprendimiento, una nueva relación; y el conocimiento que adquirimos de él en tiempos de espera es algo que jamás quedará sin aprovecharse ya que de por sí, es esta una ambición sublime a los ojos de Dios, "Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová" (Jer. 9:24).
    Por tanto, obedece siempre y espera o anda según la presencia de Dios te lo indique, "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios." (Ro. 8:14).

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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