domingo, 22 de febrero de 2015

¿QUÉ ES ESE RUIDO?

"Infundiré en sus corazones tal cobardía, ... que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá" - Levítico 26:36

    Todos hemos pasado por la misma situación en alguna oportunidad: Solos, en una casa grande y de noche donde cualquier pequeño sonido dispara nuestros pensamientos para crear las imágenes más extrañas sobre lo que podría ser; fruto quizá de la mezcla de alguna que otra experiencia, la industria cinematográfica, lectura de un libro, mitos, etc. Ruidos que cambian nuestro estado de ánimo a los cuales no hay que darles necesariamente importancia.
    Lo que no es posible evitar ni cambiar son los pequeños sonidos que las circunstancias generan y que no permiten descansar a quienes no poseen una limpia conciencia. La segunda mitad del capítulo veintiséis de Levítico describe las eventuales consecuencias de un pueblo de Dios caminando en oposición con él. El Señor les aseguró que el mínimo movimiento de una hoja pondría de relieve la cobardía de sus corazones rebeldes. Es más, les dijo que tan leve sonido sería para ellos como una espada que desencadenaría una abrupta derrota.
    Tal es la condición de todos aquellos que no han decidido transitar por el camino de la obediencia, pues así lo describe Pablo a Timoteo, "manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos" (1 Ti. 1:19). Primeramente, están quienes viven perseguidos por la culpa al rechazar el refugio que ofrece Cristo en la cruz para la limpieza del pecado y la conciencia de obras muertas. Cualquier circunstancia adversa en la vida, la más simple, genera cobardía, temor y angustia y un razonamiento que busca hallar una respuesta razonable a través de la expresión "¿qué mal habré hecho yo?" La conciencia es despertada con el simple movimiento de una hoja, y la mente recuerda los problemas con familiares, hijos, cónyuge, trabajo y cualquier situación pasada que tenga una nota desdichada pero no solucionada.
    Pero también, en segundo lugar, la conciencia no deja tranquilos a los hijos de Dios que desobedecen la voz del Espíritu por su Palabra, y quienes continúan con una relación lejana al Señor y autosuficiente y cuyos corazones, como la iglesia de Laodicea también expresan "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad" (Ap. 3:17)  con el sólo fin de pretender acallar lo que no es posible: La voz de Dios a través de la conciencia. ¡Cobardes, que no asumen sus faltas ante el Dios santo!
    La vida de obediencia es el camino de una limpia conciencia; y ninguna cosa puede perturbar a quienes transitan por ella confiados en las virtudes de Cristo para mantener victoriosa la senda de cada día, confesando el pecado y buscando el rostro de Dios. No hay un sólo ruido que perturbe al hombre o mujer que examinan sus corazones permanentemente ante la iluminación de la Escritura y el dictamen del Espíritu Santo quien tiene la última palabra.
     Toda vez que las más sencillas circunstancias adversas te incomoden, hazte un tiempo para examinar tu conciencia y buscar la dirección de Dios para vivir sin temor ni aflicciones innecesarias.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013


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