sábado, 21 de febrero de 2015

LIBERTAD GARANTIZADA

"Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia." - Levítico 25:9-10

    Una de las leyes levíticas más particulares encomendada a Israel a través de Moisés, es la ley del jubileo. Cada cincuenta años toda la tierra vendida a otros, volvía al dueño de su posesión de herencia original, las deudas eran saldadas y los esclavos eran liberados. Sin duda que de esta forma se mantenía el equilibrio social y económico al condicionar la chance de riqueza ilimitada en cualquier individuo de la nación y en el control de la tiranía. El año cincuenta también marcaba el descanso de la tierra, la cual no sería sembrada ni cosechada, prometiendo Dios la provisión abundante el año anterior para que nadie tuviese escasez alguna.
    El año del jubileo (del Heb. "jobel" יֹבֵל - cuerno de carnero) se hacía sonar la trompeta (sofar) que daba comienzo al año de libertad, el mismo día de la expiación, que era la única vez en el año en que el sacerdote entraba detrás del velo para expiar los pecados de la nación. ¡Qué tremendo momento para los esclavos y deudores! ¡Qué magnífico día aquel en el cual oían la trompeta de la liberación definitiva! El profundo anhelo por la liberación era una realidad que vibraba con esa apreciada nota emitida por el sofar de los sacerdotes. ¡Libertad!
    Tantos individuos viven día a día, permanentemente deseando liberación espiritual; a pesar de que consideren que lo que les hace falta es más dinero, más tiempo, o más salud, o más oportunidades que, según ellos, les garantizarán la libertad que anhelan. En verdad su ceguera de alma y su sordera de corazón, les impide ver y oír dónde está la libertad verdadera, la que les proporcionará el fin de la esclavitud de sus almas.
    El sonido de la libertad para todos ellos, ya se ha oído una vez para siempre. El corazón del jubileo se encarnó en el Hijo de Dios. La trompeta que marcó el fin de la esclavitud para todo aquel que cree, ya se oyó en el calvario con el grito de: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"(Mr. 15:34) y con la final nota de "Consumado es" (Jn. 19:30) El Señor Jesucristo, el Dios eterno encarnado, es el verdadero jubileo para el pecador esclavo de deleites diversos y sin paz en su alma. El otorga libertad y perdón; no hay otro sonido que vale, no hay otra garantía para saldar la deuda.
    ¿Estás sin paz? ¿Esclavo y apesadumbrado? ¿Eres deudor ante el Juez eterno y no sabes cómo pagar tu deuda? Te ruego en este día oigas la trompeta del jubileo en los labios de Cristo que dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." (Mt. 11:28)

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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