"Contigo
desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros." Salmo 18:29
Nunca se sugiere de
manera alguna en toda la Escritura que los hijos de Dios deben ocuparse solos
de enfrentar sus batallas espirituales. No es posible porque no está en la
naturaleza de Dios ni en sus promesas abandonar a aquellos que "son
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo." (2 Pe. 1:4). Pero es nuestra responsabilidad "hacer
morir lo terrenal que hay en (nosotros)" (Col. 3:5).
David siempre estuvo
rodeado de enemigos con los cuales batallar y de ejércitos a los cuales vencer.
Las victorias de David tal como nos las relatan los libros históricos del A.T
son fabulosas: Una tras otra y de manera consecuente, "porque Jehová daba
la victoria a David dondequiera que iba." (1 Cr. 18:6).
En su confesión en este salmo,
David describe dos tipos de enfrentamientos. En primer lugar, un enfrentamiento de carácter defensivo - "Desbarataré
ejércitos", esto es, enfrentar a aquellos que en la guerra batallaban para
vencerle. El verbo "desbaratar" (Heb."ruts") se refiere a
un movimiento rápido y efectivo, darse prisa. No podemos ser negligentes y
pausados en el momento de enfrentar los enemigos espirituales, sino siempre
preparados para "desbaratar" todo lo que atente contra nuestra
fidelidad a Dios. "Huye también de las pasiones juveniles," (2 Ti.
2:22), "¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?"
(Ro. 6:2). En segundo lugar, David habla de un enfrentamiento ofensivo - "con mi Dios asaltaré muros"; David también
debía sortear obstáculos para obtener victorias contundentes.
En ciertas
ocasiones el pecado se encuentra no en la tentación de hacer algo sino en la
tentación de no hacerlo. "Sigue la justicia, la fe, el amor y la paz , con
los que de corazón limpio invocan al Señor." Existe un detalle más que nunca
debe ser olvidado y es que en ambos tipos de enfrentamientos, David fue
cuidadoso de atribuir los laureles a Dios, "Contigo... Con mi Dios."
Ten cuidado de atribuirle la gloria de cualquier beneficio y
adelanto espiritual solamente a Dios. Pablo recordó a Filemón acerca de
"todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús." (Flm. 6b). Dios
ha prometido dar una victoria contundente a sus hijos, ya sea que se enfrenten
a tentaciones o desafíos; tú no eres la excepción, sólo cuida de darle el crédito
a El en todo avance espiritual que hagas en el día de hoy y los que vendrán.
¡Dios te bendiga!
-Biblia,
mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
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