martes, 14 de abril de 2015

¡PERO SI ES SÓLO UN PEQUEÑO CORTE!

"Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl." - 1 Samuel 24:4-5

    Era el día de la gran oportunidad para David, al menos así o consideraban los hombres que le acompañaban en su constante huída da la mano del rey Saúl que procuraba su muerte. Según ellos, Dios mismo concedía aprobación para que de una vez por todas, David tomara a su "enemigo" en su mano y pudiera "hacer con él como le pareciera." Este razonamiento parecía ser el correcto para todos de manera que David, espada en mano, llegó hasta el mismo Saúl en la cueva; pero en vez de quitarle la vida, en silencio cortó una orilla de su manto. 
    Mientras la oscuridad de la cueva donde estaban coincidía con la penumbra en la conciencia de los hombres de David, la del joven futuro rey era sensible a la voz de Dios muy por encima de los razonamientos de ellos, y por esto mismo se turbó su corazón por un pequeño corte de tela. El corazón de David no estaba acostumbrado a hacer "como bien le pareciera" sino como fuera la voluntad de Dios. Su conciencia estaba acostumbrada a responder a los impulsos divinos y no a la voz de los hombres.
    Mientras más cerca permanezcamos al Señor, tanta mayor luz tendremos para discernir su voluntad y tanto más adquiriremos sensibilidad para escuchar su voz. Si damos oído a su palabra, vamos a aprender a diferenciarla de la voz de las circunstancias que pretende emular y sustituirla para que hagamos como nos parece a nosotros. David se turbó por una cosa muy pequeña y a diferencia de sus hombres que veían en Saúl a un enemigo, él lo veía como el ungido de Jehová.    
    La manera en que nos conducimos dice mucho de cómo somos, "Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros." (2 Cor. 1:12). Se requiere una constante dependencia del Espíritu de Dios para no hacer uso de la sabiduría humana cuando es momento de tomar decisiones. ¿Qué es lo que honra a Dios en mis circunstancias personales? ¿Cuál es el consejo divino frente a esta decisión que debo tomar? 
    Desoír la voz de la conciencia cuando ha sido iluminada por la palabra de Dios es un asunto serio, "manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos," (1 Ti. 1:19). No pierdas el hábito de escuchar lo que Dios dice y no te dejes llevar por el consejo de la mayoría cuando contradicen la escritura. No pierdas la sensibilidad. Que las pequeñas y grandes cosas sean igual de relevantes para la obediencia.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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