sábado, 4 de abril de 2015

RAZONAMIENTO EQUIVOCADO

"Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto." - Jueces 13:22-23

    La experiencia había sido incomparable para Manoa y su esposa, futuros padres de Sansón. ¿Quiénes eran ellos, hijos de Dan, para gozar de semejante privilegio? El ángel de Jehová les había aparecido y confirmado el hecho jamás imaginado. Siendo ella estéril, no solamente daría a luz un hijo sino que éste sería nazareo (apartado para Dios desde el vientre). Las especificaciones sobre los requisitos para obedecer durante el embarazo, la promesa sobre el niño como futuro salvador de Israel de mano de los filisteos y el mismo milagro operado por el ángel ante sus propios ojos fue algo sin precedentes.
    Pero las reacciones en la pareja fueron distintas. Manoa dijo, "vamos a morir"; su esposa manifestó lo opuesto. ¿Qué es lo que causaba temor en él, pero confianza en ella? ¿Cómo razonó uno y cómo lo hizo el otro? Allí radicaba la diferencia. 
    Es que Manoa, quien propuso ofrecer el sacrificio, sólo vio juicio en la divinidad del ángel; pero su esposa confió en la palabra de la promesa y en un sacrificio acepto, pero especialmente vio a Jehová como el cumplidor de su palabra. 
    Manoa consideró su pecaminosidad y su imposibilidad de seguir viviendo frente a la manifestación divina. Su esposa, llena de fe, vio su pecaminosidad a través de un sacrificio y una ofrenda aceptada. Vio el mandamiento de Dios para ellos como una garantía de que la vida y no la muerte era el plan de Dios para el matrimonio. Dios no era Sí y No para la mamá de Sansón, y Manoa no lo había comprendido de esta manera. 
    ¡Cuántas gracias debemos dar a nuestro Salvador por ser como es, "Porque el Hijo de Dios, Jesucristo... no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén..." (2 Cor. 1:19-20). Dios nunca dará una promesa que luego no cumpla; jamás hablará algo que no pueda llevar a cabo. A través de Cristo, no hay una sola cosa que pueda siquiera sugerir condenación para quienes han puesto su confianza en él. El razonamiento de la mujer de Manoa es digno de ser adoptado como propio por quienes han encontrado en Jesucristo la justificación por la fe; ¿puedes usarlo tú mismo? "Si Dios hubiera designado que yo pereciera bajo su ira, nunca me hubiera dado el Calvario como garantía de su favor."

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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