"En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado" - Jeremías 50:20
Todos estamos familiarizados con las siglas FBI (Federal Bureau of Investigation - Oficina Federal de Investigación) que es la principal rama de investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos; su misión principal es, justamente, la investigación y descubrimiento de crímenes de distintas categorías. Gracias a la industria cinematográfica podemos tener una idea de cómo hacen su trabajo que evidentemente es exhaustivo y minucioso.
Ninguna maldad y ningún pecado es más grande y más grave como el que se comete contra Dios, especialmente si se han menospreciado sus beneficios y misericordias. El pueblo de Israel lo hizo, a pesar de la exhortación del salmista quien dijo: "Y no olvides ninguno de sus beneficios" (Sal. 103:2b). La acumulación de las transgresiones a través de los años, derivó en el cautiverio final de la nación a manos de Babilonia. Setenta años de cautividad que depuraron a Israel de toda su rebeldía y obstinación. Los caldeos a su vez, se enorgullecieron de sus logros y conquistas violentas y ahora, el profeta Jeremías dedica dos capítulos enteros en su profecía para describir la caída del imperio. En medio de esta profecía, menciona cómo regresaría el pueblo de Dios a su tierra: Siendo investigados y examinados no podrían hallarse ni maldad ni pecados en la nación; las faltas sería buscadas inútilmente, y la razón de esto era el perdón de Dios.
Qué gran dicha y qué absoluta paz encuentran en esta verdad los que han han creído el evangelio de Jesucristo; porque poseen "el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" (Ef. 1:7). Quienquiera que se tome el trabajo de buscar e investigar la vida de los redimidos para encontrar sus faltas y transgresiones; una y otra vez los verán señalando a Cristo con el dedo de la fe y diciendo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Nadie puede jamás hallar lo que Cristo ha quitado del pecador arrepentido y justificado por la fe. Satanás puede acusar, el mundo puede condenar, y la carne puede estorbar; pero ninguno encontrará las transgresiones que han sido olvidadas para siempre en la mente de Dios. ¿Tienes tu una seguridad tal? ¿Posees la certeza de la desaparición de tus maldades y pecados ante los ojos de Dios?
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
Qué gran dicha y qué absoluta paz encuentran en esta verdad los que han han creído el evangelio de Jesucristo; porque poseen "el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" (Ef. 1:7). Quienquiera que se tome el trabajo de buscar e investigar la vida de los redimidos para encontrar sus faltas y transgresiones; una y otra vez los verán señalando a Cristo con el dedo de la fe y diciendo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Nadie puede jamás hallar lo que Cristo ha quitado del pecador arrepentido y justificado por la fe. Satanás puede acusar, el mundo puede condenar, y la carne puede estorbar; pero ninguno encontrará las transgresiones que han sido olvidadas para siempre en la mente de Dios. ¿Tienes tu una seguridad tal? ¿Posees la certeza de la desaparición de tus maldades y pecados ante los ojos de Dios?
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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