"Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz" - Jeremías 6:14
Cada tanto oímos alguna que otra anécdota o noticia acerca de una persona que está padeciendo un trastorno físico complicado como resultado en parte de una mala pericia del médico que diagnosticó equivocadamente al paciente atendido. Mas allá del grado de responsabilidad que recaiga sobre el profesional, el hecho indiscutible es que las consecuencias pueden ser desastrosas e incluso fatales en ciertos casos. Lo que no podemos imaginar es que el médico haga esto deliberadamente.
El profeta Jeremías evaluó la enfermedad espiritual de la nación y el trato que los líderes religiosos y falsos profetas le daban a la misma y concluyó que la mala praxis de ellos contribuyó a la fatalidad de la nación que finalmente fue llevada en cautividad por su idolatría y olvido de Dios. Los falsos profetas dieron un diagnóstico superficial y un remedio falso y lo hicieron de manera deliberada, lo que finalmente llevó a la nación entera al juicio divino, "Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos" (Lm. 2:14).
El remedio que usaron para tratar la herida se llamaba Liviandad y su acción terapéutica era Paz, paz; su posología y forma de administración fue continua, pero no dieron resultado porque la nación no tenía una herida superficial sino una enfermedad seria en su corazón. Ellos son un ejemplo de lo que debemos evitar porque como era entonces, también ahora lo es cuando descubrimos que los que deberían usar la palabra de Dios para descubrir y sanar el pecado en los que la oyen, simplemente evitan la controversia sobre temas poco populares pero necesarios para los pecadores sin Cristo y también para que el pueblo de Dios se mantenga de manera saludable, alerta y victorioso contra el pecado. "Cuidado con los líderes religiosos que sólo atienden lo superficial pero nunca llegan al corazón del problema" (Wiersbe).
Para que podamos decir Paz, paz, es necesario tratar el pecado en todos sus frentes con justicia, "Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre" (Is. 32:27). Esta paz no se obtiene con Liviandad sino con Firmeza que es un remedio que tiene la garantía de Laboratorios del Calvario donde el Médico de médicos, Jesucristo, mostró que la única manera de tener un estado saludable en el alma es tratar el pecado hasta lo más profundo y no tratar la superficie solamente. Procúrate una iglesia donde se denuncie el pecado y donde se proclame el perdón por la gracia de Dios. Cuidado con la mala praxis.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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