"Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán" - Jeremías 12:5
El padre llevó a su hijo al campo a trabajar en un día de verano, bien temprano; y el jovencito renegando del sueño pero con la pala en la mano sólo oyó a su padre decirle en tono gracioso pero cariñoso: "Hijo, no te aflijas desde tan temprano, es verano y se va a poner peor." Con esas palabras procuró hacerle entender que si no soportaba tan temprano, había poca esperanza cuando el sol calentara. El profeta Jeremías se hallaba en una situación similar en lo que respecta a su ministerio profético porque aún no había hecho ni la mitad de camino y lo que le esperaba era aún más duro de sobrellevar. ¿Cómo habría de enfrentar el futuro antagonismo si el presente hostil le parecía duro? Si se desalentaba en un ambiente pacífico, peor le iría en uno turbulento y violento.
Es un gran privilegio servir a Dios pero también es una tarea dura que generalmente se agudiza más y más con el tiempo; pero es la única manera de alcanzar madurez. Los problemas del presente llegan a ser los goces del futuro. José en Egipto pensó que había pasado lo peor cuando sus hermanos le vendieron (Gn. 37); pero luego vino la esclavitud en casa de Potifar y si allí pensó que eso era peor que lo otro, aún no se imaginaba la prueba moral que atravesaría con la esposa de su amo (Gn. 39); y aún si con esto todavía pensó que terminaban sus angustias, le faltaban dos años injustos de cárcel (Gn. 40-41). Pero la escritura dice que "el dicho de Jehová le probó (Sal. 105:19)
Nunca te quejes de lo duro que atraviesas sino aprovecha la oportunidad que Dios te da para templar tu alma. Jeremías podía estar seguro de que en cualquiera de sus problemas quizá no tendría todas las explicaciones que deseaba, pero siempre tendría las promesas que le fueron dadas el día que comenzó su ministerio - "Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte" (1:19). De manera que también nosotros tenemos en su palabra la firme certeza de que aunque las cosas se pongan peores, nunca detendrán los propósitos de Dios sino que servirán para cumplirlos. "Cuando no puedas explicar los caminos de Dios, aún podrás confiar en sus promesas" (Wiersbe)
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
El padre llevó a su hijo al campo a trabajar en un día de verano, bien temprano; y el jovencito renegando del sueño pero con la pala en la mano sólo oyó a su padre decirle en tono gracioso pero cariñoso: "Hijo, no te aflijas desde tan temprano, es verano y se va a poner peor." Con esas palabras procuró hacerle entender que si no soportaba tan temprano, había poca esperanza cuando el sol calentara. El profeta Jeremías se hallaba en una situación similar en lo que respecta a su ministerio profético porque aún no había hecho ni la mitad de camino y lo que le esperaba era aún más duro de sobrellevar. ¿Cómo habría de enfrentar el futuro antagonismo si el presente hostil le parecía duro? Si se desalentaba en un ambiente pacífico, peor le iría en uno turbulento y violento.
Es un gran privilegio servir a Dios pero también es una tarea dura que generalmente se agudiza más y más con el tiempo; pero es la única manera de alcanzar madurez. Los problemas del presente llegan a ser los goces del futuro. José en Egipto pensó que había pasado lo peor cuando sus hermanos le vendieron (Gn. 37); pero luego vino la esclavitud en casa de Potifar y si allí pensó que eso era peor que lo otro, aún no se imaginaba la prueba moral que atravesaría con la esposa de su amo (Gn. 39); y aún si con esto todavía pensó que terminaban sus angustias, le faltaban dos años injustos de cárcel (Gn. 40-41). Pero la escritura dice que "el dicho de Jehová le probó (Sal. 105:19)
Nunca te quejes de lo duro que atraviesas sino aprovecha la oportunidad que Dios te da para templar tu alma. Jeremías podía estar seguro de que en cualquiera de sus problemas quizá no tendría todas las explicaciones que deseaba, pero siempre tendría las promesas que le fueron dadas el día que comenzó su ministerio - "Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte" (1:19). De manera que también nosotros tenemos en su palabra la firme certeza de que aunque las cosas se pongan peores, nunca detendrán los propósitos de Dios sino que servirán para cumplirlos. "Cuando no puedas explicar los caminos de Dios, aún podrás confiar en sus promesas" (Wiersbe)
¡Dios te bendiga!
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