"Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones." - Salmo 103:12
Perdón. ¡Qué palabra! El tesoro más grande que un ser humano puede tener es el perdón. Sin embargo pocos se aventuran quizá a definir su significado; y como en todos los idiomas, las palabras tienen un valor más profundo cuando se conoce el mismo. Perdón es una palabra que significa, básicamente, "enviar fuera, lejos." Cualquiera sea la culpa que un individuo posea, la palabra perdón aplicada a su situación en particular declara su alejamiento de dicha culpa.
El perdón es un asunto relativo cuando se trata de la relación entre dos personas, no porque el mismo no sea genuino cuando se lo otorga sino porque la misma condición imperfecta del hombre no puede garantizar jamás el olvido permanente por parte del ofendido. Sin embargo, esto no afecta directamente nuestra alma porque no vamos a dar cuenta ante otro ser humano por nuestros pecados, sino ante Dios.
Cuando se habla del perdón de las rebeliones por parte de Dios, ese es un asunto completamente diferente. La biblia es explícita cuando declara que hemos venido a este mundo con una naturaleza pecaminosa que no tiene méritos en sí misma para la obtención del perdón de Dios a quien hemos ofendido "He aquí, en maldad he sido formado, en pecado me concibió mi madre." (Sal. 51:5). Por el contrario, la condenación es la expectativa segura porque el corazón del hombre no puede alejar de sí sus rebeliones. Lo único que puede esperar es que su maldad lo alcance a su debido tiempo, "sabed que vuestro pecado os alcanzará." (Nm. 32:23). En el año 2002, Hollywood realizó la película "Atrápame si puedes" donde un agente federal persiguió hasta el cansancio a un falsificador. El infractor parecía ser el victorioso siempre, pero finalmente, cayó.
Son miles de historias las que pueden contarse sobre tantos que han puesto fin a su existencia con la esperanza de alejar de sí mismos la conciencia el pecado. Nunca hallaron perdón y creyeron que lo obtendrían de esa manera. Otros implementan prácticas, pasatiempos, filosofías, religiones, todo tipo de control mental y actividades diversas con el sólo propósito de lograr una paz interior que nunca llegará mientras las rebeliones contra Dios no se alejen del alma definitivamente y para siempre.
Entonces ¿quién puede lograr semejante cosa? Pues Dios mismo. El salmista lo dijo (El) hizo alejar nuestras rebeliones. Dios es el autor del perdón. Trata de alcanzar el oriente yendo hacia el occidente y te diré si tus pecados, cuando son perdonados por Dios, pueden ser alguna vez recordados por él. Nunca. Y la razón de que los hizo alejar fue porque otro se encargó de llevarlos lejos de nosotros: Su Hijo Jesucristo, "he aquí el cordero de Dios que quita (lleva, aleja) el pecado del mundo." (Jn. 1:29). Ahora, el asunto más importante es saber si tu eres uno de los que se hallan entre los "nosotros" del pasaje de hoy. No vas a poder alejar jamás tus pecados de tu alma, a menos que lo haga otro por ti. Ese es Jesús el Cristo. "...el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia..." (Ef. 1:7) ¡Gloria a Dios! ¡Hay perdón eterno en él!
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
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