"Entonces Moisés dijo:Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema." - Éxodo 3:3
Si conocemos la historia de Moisés, sabemos que viene de un trasfondo de destacada educación egipcia, que tuvo privilegios en el palacio de Faraón, que creía ser un libertador de su pueblo a través de su propia fuerza, que pensó que ocultaba bien sus violentas decisiones para lograr sus objetivos. También sabemos que tuvo que huir al desierto cuando todo salió a luz; él comenzó a aprender que no era la persona que pensaba que era. Todas estas cosas quizá lo hacen un ejemplo no recomendable al menos en esta etapa de su vida. Y ahora, en el desierto ocurre esta grande visión, según sus propias palabras, y es movido de profunda curiosidad; curiosidad que fue el móvil inicial para oír la voz de Dios que cambiaría para siempre su vida y le enseñaría a ser sostenido como viendo al Invisible, pues así lo dice el libro de Hebreos "porque se sostuvo como viendo al Invisible." (11:27).
Entonces, su curiosidad es destacable y encomendable. Porque era preparada por Dios quien ya estaba revelándose en su gracia a través de esta "grande visión" aunque Moisés mismo no supiera de qué se trataba. Muy a menudo perdemos la oportunidad de conocer las profundidades de la grandeza de Dios por la falta de un noble y decisivo espíritu inquisidor de nuestra parte. Somos negligentes en indagar las razones del por qué de nuestras pruebas, o del por qué de ese mensaje del pastor el último domingo y que produjo incomodidad o bien un llamado de atención. No ponemos diligencia en saber la razón por la que Dios nos ha enseñado algo nunca visto antes. Y no prestamos la debida atención cuando Dios nos ha mostrado el mismo versículo de la Escritura varias veces en el mismo mes.
Son los medios y no el fin en sí mismo pero con toda seguridad ordenados por Dios para que reaccionemos así, "iré yo ahora y veré", mostrando absoluta diligencia; y "por qué causa la zarza no se quema", mostrando resolución para inquirir.
No debes pasar por alto estos detalles sorpresivos en el desierto de tus circunstancias, pues sin duda Dios está preparándote para que quites el calzado de tus pies y veas el lugar santo que está ordenado para tu vida y tu futuro. Hasta que no cubras tu rostro por causa de tu indignidad frente a la santidad de Dios como le ocurrió a Moisés, no dejes de inquirir e indagar y buscar. Presta atención y usa un poco más de curiosidad para con los asuntos divinos. Una curiosidad que terminará siendo una grande bendición para ti.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
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