"Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera." - Génesis 32:30-31
El diccionario define "souvenir" como voz francesa que significa "Objeto que sirve como recuerdo de la visita a algún lugar determinado." Jacob no se llevó un objeto del lugar, pero sí una marca que lo acompañó con toda probabilidad el resto de su vida. Hace unos años oí una predicación sobre toda esta sección de la vida de Jacob, del pastor Jon Courson, de Calvary Chapel llamada "Limping through life" (Cojeando/rengueando por la vida); era la experiencia de su vida y de cómo determinadas situaciones marcaron para siempre su persona y visión de su existencia. Sumamente inspirador, bíblico y práctico.
La Escritura nos muestra cómo Jacob nunca más fue la misma persona desde este momento en que luchó con Dios, su experiencia fue tan profunda que no dudó en darle nombre propio al lugar donde había acontecido de modo que reflejara perfectamente la historia de su vida en aquella oportunidad: "Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma." Jacob ya tenía una relación con Dios; pero fue en este momento específico que él dijo que su alma fue librada. Esta es la PRIMERA LECCIÓN de este evento. Cuando ocurre un genuino encuentro del alma con el Dios omnisciente, cuando llegamos exhaustos al final de nuestros esfuerzos y opiniones, cuando cedemos finalmente a la fuerza mayor del Espíritu Santo usando su Palabra vez tras vez para tratar nuestros pecados y soberbias, entonces se produce el milagro bendito de la liberación del alma. ¡Cuántos hijos de Dios viven como Jacob y nunca admiten que necesitan una liberación de sus almas de todo lo que han venido arrastrando en sus conciencias por falta de una genuina, fresca y vital comunión con Dios. Viven en amargura, derrota y programando esfuerzos diarios para agradar a Dios. Todo es inútil hasta que Dios es el vencedor y el alma es librada para siempre.
Pero la SEGUNDA LECCIÓN no es menos importante que la primera, puesto que nos dice que "cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera." Pasó la noche luchando y finalmente le salió el sol; la batalla terminó para Jacob pero cojeaba de su cadera, la marca que lo identificaría de allí en mas. Cuando vieran a Jacob caminar, lo verían cojeando y cualquiera que le preguntara obtendría la misma respuesta de él: "Es el la consecuencia de la liberación de mi alma, vivo con ello, pero valió la pena y no lo puedo ocultar." Es el aguijón en la carne que permite a la gracia de Dios ser la suficiencia para el hijo de Dios; pero es la marca que lo identifica de allí en más. Algo pasó que dejó de ser un gritón, dejó de buscar siempre el primer y mejor lugar en la mesa; ya no es el mismo que se comía toda la ensalada y no dejaba para nadie. Es el hijo que ahora ordena su cuarto; es el hombre que ya no llega más tarde a los cultos; la mujer que no ocupa su tiempo en los programas de chisme de la televisión. Ahora llama a sus padres por teléfono; paga sus cuentas, devuelve lo que debe, dejó de ser avaro. Cojea siempre pero es feliz porque su alma ha sido librada. Y crece.
Cuando le preguntan qué le ha ocurrido contesta: "Anoche me encontré con Dios y ya no voy a caminar de la misma manera."
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
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