"Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto." - Génesis 37:11
Me gusta ir al gimnasio; generalmente es bueno para el cuerpo cualquier deporte. En un gimnasio aparte de las pesas y aparatos también hay espejos. Estos cumplen básicamente una doble función, por un lado aportan para que los ejercicios se realicen correctamente, y por el otro para monitorear el avance obtenido en el cuerpo. Pero también los espejos multiplican la observación de terceros lo que inevitablemente conduce a una comparación y por ende a tener, o bien una aceptación del logro o una frustración. Como quiera que sea, el reflejo de otros prueba lo que somos.
Cuando por la providencia y soberanía divina José comenzó a tener sueños proféticos, los oyentes reaccionaron conforme a lo que había en sus corazones. Sus hermanos le tuvieron envidia, no soportaban que el preferido de su padre fuera también el que según él mismo estaría por encima de ellos en alguna manera aún no especificada. Pero Jacob meditaba en su corazón acerca de lo que podría significar toda esta revelación de su hijo.
Los hermanos de José y Jacob su padre mostraron reacciones diferentes que permiten una lectura objetiva de sus corazones. Ellos tenían envidia por la sin lugar a dudas percepción espiritual de José; manifestaban lo único que tenían, el fruto de la carne, "Y manifiestas son las obras de la carne... envidias, homicidios,..." - (Gál. 5:19, 21). Note el lector que el Espíritu Santo relaciona directamente la envidia con el homicidio, y esto es justamente lo que procuraban ellos hacer con José. No es sorpresa que muchos hijos de Dios que no pueden ser victoriosos sobre la envidia con relación al crecimiento espiritual de sus hermanos, reaccionan como estos hombres y "no pueden hablarles pacíficamente" (37:4), muestran corazones corruptos.
Pero Jacob su padre era diferente; él, como María cuando Jesús fue hallado en el templo a los doce años "guardaba estas cosas en su corazón", ambos, Jacob y María tuvieron un encuentro celestial que cambió sus vidas para siempre, incluyendo la manera en que reaccionaban a las nuevas circunstancias. Jacob aprendió a meditar y a sacar provecho de la condición de su hijo, un día esto le daría sus dividendos. Qué gran dicha es ver los creyentes que tienen este tipo de actitud espiritual. ¿Cómo está tu corazón? ¿Qué es lo que observas en el reflejo de otros?
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
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