jueves, 15 de enero de 2015

LOS AÑOS NO VIENEN SOLOS

"Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación." - Job 42:16

    Este es un registro notable que el Espíritu Santo ha dejado para nosotros en la Escritura. Cierto es que en los tiempos de Job la longevidad era normal aún; pero de todas maneras, los años siempre han tenido 365 días; días más, días menos. Y el asunto es meditar por un momento cuántas veces Job quizá con sus bisnietos y aún tataranietos en sus faldas, habrá recordado la tremenda experiencia que había tenido  más de un siglo antes y que le había permitido "ver"a Dios y dejar de conocerlo solo de "oídas" - "De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven." (Job 42:5).  Las palabras de Job en 42:2-6 fueron el testimonio de una transformación que lograron que los siguientes 140 años fueran una experiencia de vida diametralmente opuesta o lo que había sido hasta ese momento. De acuerdo a 42:12, Dios bendijo a Job doblemente en todas las cosas y si razonamos matemáticamente sus años, entonces -y esto no es comprobable- quizá tenía 70 cuando su aflicción comenzó, y murió a los 210 años, pues Dios también habría bendecido doblemente los años de su vida, aunque la tradición dice que murió entre los 240 y lo 248 años.
    ¿Por qué es bueno pensar en todas estas cosas? Porque aunque siglos más adelante Moisés escribió "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría." (Sal. 90:12), no obstante, la verdad de esta declaración que provino del corazón de Dios, ya estaba presente por el Espíritu en la vida de Job. No fue igual su vida en absoluto, y el mayor tesoro que descubrió y disfrutó de ahí en mas fue conocer a Dios como nunca antes lo había hecho. Murió "lleno de días" (42:17) tal como Elifaz, aún en su incorrecta apreciación por su amigo, se lo había declarado: "Vendrás en la vejez a la sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo." (5:6)
    No te quepa la menor duda de que Dios tiene sus caminos para reparar las pérdidas y balancear las tristezas y angustias de aquellos a quienes ha señalado como suyos. Cualquiera que sean las tinieblas, dolor, aflicción o temores que estás enfrentando, confía en que cada ingrediente de todo eso se combinará para que tú puedas dejar de oír a Dios de oídas y comenzar a verlo con tus ojos espirituales; servirá para que comiences a preguntar más a Dios y para qué él responda no tus inquietudes egoístas sino para saciar la sed de tu alma por inquirir más en su persona. Mirarás hacia atrás en unos años con las bendiciones del futuro presentes y sabrás que Dios ha sido bueno contigo y que la aflicción que él envió reparó para siempre los problemas de tu alma. Confía en Dios y en su bondad y gracia soberanas para contigo puesto que no piensa otra cosa para ti sino que lo puedas ver cómo es y para que lo disfrutes aún más hasta el día en que vayas a la eternidad.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
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