¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado,
O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos? - Job 22:3
De niños casi todos hemos sido motivados con algún premio o promesa en alguna ocasión para que hagamos las cosas que se nos pedía que hiciéramos. Lo hemos hecho con nuestros niños también. En tales oportunidades, los niños generalmente cumplen la tarea asignada y los padres se transforman en una especie de deudores para con ellos. No faltarán luego los cumplimientos condicionados donde la obediencia será un trueque con el premio.
Lamentablemente muchos hijos de Dios se han acostumbrado a vivir como si él estuviera en deuda con ellos a causa de la piedad o los ejercicios religiosos que realizan. No lo dirán abiertamente pero sus corazones reclaman al cielo la bendición en todas las áreas posibles como "pago" por haber leído sus Biblias fielmente, por haber mantenido regularidad en los cultos de oración; por haber mantenido constancia con los niños de la clase de la Escuela Dominical; por ser un cónyuge fiel o por las razones que sean. En todas estas cosas, Dios aparece como deudor.
Observa lo que dice el pasaje de hoy, pues habla del supuesto provecho que Dios tiene de nuestros caminos perfectos. Irónicamente, por decirlo de alguna manera, el atributo con el cual Dios es descrito aquí es su Omnipotencia. ¡Como si Dios precisara de nosotros! ¡Como si nuestra piedad le agregaría algo de perfección y capacidad a Dios! "Dios, tú estas siendo beneficiado por el ministerio que estoy llevando adelante" ¡Qué blasfemia! Dios contesta: "Si tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud" (Salmo 50:12). El que podía pedir doce legiones de ángeles al comienzo de sus sufrimientos en manos de hombres, ¿acaso necesita un poco de tu santidad para ser mejor? ¿Acaso se sentirá culpable por no premiar tu piedad? Claro que no.
Entonces ¿por qué servímos? ¿Por qué perseguir la piedad? ¡Oh! Allí está la respuesta de quienes han sido regenerados, de quienes han visto el valor eterno, inigualable y maravilloso de la cruz de Cristo. Ellos sirven, viven, obedecen y mueren por causa de la verdad sin esperar nada a cambio. Pueden decir con el apóstol Juan "Nosotros le amamos a él porque el nos amó a nosotros primero" (1 Jn. 4:19). Son quienes en lugar de demandar un pago se transforman en deudores permanentes; son quienes jamás creen ni remotamente que podrán pagar algo ni dar suficiente para mostrar gratitud. Tienen piedad porque aman al dador de la vida. Tienen obediencia porque han conocido al que obedeció hasta la muerte y muerte de cruz.
Si crees que el Omnipotente te debe algo, examina de forma exhaustiva la condición de tu alma porque los redimidos por Dios, a la luz de la Escritura, son deudores, no acreedores.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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