martes, 27 de enero de 2015

CAMINANDO EN PAZ

"Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino." - Génesis 45:24

    Una de las lecciones más hermosas que aprenden los lectores de la Biblia cuando han nacido de nuevo y comienzan a disfrutarla y comprenderla es el descubrimiento de la riqueza de figuras que contiene el Antiguo Testamento y que hallan su contraparte de realidad en el Nuevo Testamento. Es como alguien lo dijo, el Antiguo Testamento es el Nuevo encubierto y el Nuevo Testamento es el Antiguo revelado. Pocos personajes en la Biblia contienen tanta riqueza en figuras como José. Toda su vida es una sombra del Señor Jesucristo en muchísimos detalles; baste sólo ver que fue rechazado por sus hermanos y menospreciado al igual que Jesús fue por los de su propia nación. Su llegada al trono y la posterior aparición de sus hermanos también nos recuerda lo que será cuando Cristo regrese y la nación de Israel le reconozca como el Mesías a quien rechazaron. 
    En esta serie de eventos en la historia del Génesis, también hallamos en el pasaje que hoy consideramos, una reprimenda de José a sus hermanos mientras estaban en el camino. Los hermanos de José y todo su peregrinaje a través de Egipto debían evitar disputas y riñas. José los había visto discutir ya en todo el proceso de reconocimiento de ellos (Gn. 42:22) y por ende, tenía razón en advertirles acerca de esto. Las riñas sólo lograrían opacar la bendición que les esperaba a todos ellos. No había razones para reñir; ya todo estaba solucionado y el pasado iba quedando en el olvido. José mismo les dijo "no os entristezcáis, ni os pese el haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros." (Gn. 45:5).  Para nosotros, pasada la tristeza de haber herido a nuestro Salvador, es también una verdad que él fue "entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios," (Hechos 2:23). Ahora no hay razón para reñir por el camino.
    Diversos mandatos del Nuevo Testamento conservan el mismo espíritu de José y sus palabras para con nosotros los que formamos parte de la iglesia. "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros." (Ro. 12:10); "Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano." (Ro. 14:13); "Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios." (Ro. 15:7); "servíos por amor los unos a los otros." (Gál. 5:13); "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor," (Ef. 4:2); "No mintáis los unos a los otros," (Col. 3:9); "alentaos los unos a los otros" (1 Tes. 4:18); "exhortaos los unos a los otros cada día," (He. 3:13); "no murmuréis los unos de los otros." (Stgo. 4:11); "Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones." (1 Pe. 4:9).
    También nosotros estamos "en el camino" de esta tierra de Egipto a la que no pertenecemos ya. Tantos nos observan y la única manera en que sepan que somos discípulos de Cristo es si tenemos amor los unos por los otros. ¿Tienes tú riñas con tus hermanos en la fe en el camino hacia la gloria celestial? ¿Tienes recelos y amarguras, enojos y asuntos no solucionados? Es tiempo de solucionar todo. Quizá hoy.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
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