sábado, 3 de enero de 2015

NO IMPORTA, DIOS LO PUEDE HACER IGUAL

"Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo." - Génesis 11:30

    Al momento de leer este versículo, saber que Sarai, mujer de Abram (futuro Abraham) era estéril, no parece ser una noticia de mucha relevancia. Pero al llegar a Génesis 12:2, la cosa es completamente diferente, "Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición" ¿Cómo es posible entonces? ¿De qué manera esto ocurriría si la mujer del depositario de la promesa divina se hallaba imposibilitada para tener hijos? ¿Acaso no es este el razonamiento de la incredulidad? Dispone su manera de pensar de manera que cierre el camino a la revelación de Dios y a su manera de obrar que nunca se corresponde con la del hombre. "Es imposible, - dices - yo nunca voy a poder con esta clase de personas; tengo limitaciones para comunicarme" O bien, "¿Cómo crees que voy a lograr terminar mi carrera si el dinero para ello no lo poseo?"
    Las imposibilidades y la realidad de una esterilidad latente siempre se anteponen a la voz de Dios; pero él promete aún sin dar razones de cómo hará posible el cumplimiento de su palabra "haré de ti una nación grande" La fe es la llave que abre la puerta de las promesas y permite atravesar de una habitación a otra; de la habitación de la imposibilidad, a la habitación de la realidad prometida por Dios. No es sorpresa que desde el libro de Génesis el Espíritu Santo comience a forjar este tipo de verdades y que aquél que fue el instrumento escogido por Dios para promocionar la lección, luego sea conocido como el hombre de fe y el amigo de Dios de quien nosotros seguimos sus pisadas y a quien nosotros debemos imitar, "a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas" (He. 6:12).
   Se requerirá de paciencia y constancia en avanzar en la lectura de las escrituras hasta llegar a la verdad reveladora no solamente de la fe de Abraham, sino especialmente la de su esposa Sara; "Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido" (He. 11:11). Solamente eso hace falta, la fe que cree, no en sí misma, sino en la fidelidad de Dios y que pone sus pies sobre el fundamento firme y estable de lo que ha prometido. No hay margen de error para los que así se conducen. No hay más razones para dudar porque la fe aprende que lo que la razón ignora y niega, Dios puede hacerlo igualmente.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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