miércoles, 23 de septiembre de 2015

FELICIDAD MENTIROSA

"Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey." - Ester 5:14

     Así se expresó Amán, descrito en el libro de Ester como "enemigo de los judíos"; quien se hallaba rodeado de honores reales, de  riquezas y de popularidad, pero inclusive así no podía sufrir la inmutabilidad de Mardoqueo quien hacía caso omiso al mandato del rey de doblar la rodilla y honrarle como todos los demás cuando Amán pasaba por la puerta real. Todo su esplendor, su veloz ascenso, la simpatía del rey y la expectativa por ser el único invitado a cenar con el rey y la reina en el palacio, eran nada ante la firme y constante convicción de Mardoqueo de mantenerse al margen de la adulación que el pueblo le daba a este malvado Amán.
    Es que la riqueza de Amán podría haberle servido a cualquier hombre humilde, pero cuando está en poder de la soberbia, el orgullo y la esperanza en este mundo pasajero, de nada sirve si se la compara con la santa sinceridad y la santa seguridad de un Mardoqueo. 
    Es muy instructivo para el alma espiritual observar cuando los impíos muestran transparencia en la expresión de sus labios - "de nada me sirve"- porque el alma suele olvidar fácilmente que la verdadera escala de valores es la que honra a Dios y lo eterno antes que lo humano y pasajero. Para Amán "Las riquezas (eran) su ciudad fortificada, y como un muro alto en su imaginación" (Pr. 18:11) hasta que contempló la genuina y duradera fortaleza de Mardoqueo, que provenía del cielo y de su confianza en la providencia de Dios para sostener su integridad y alimentar su lealtad hacia el Único que merece honra, gloria y reconocimiento. 
   "No sirve de nada" todo aquello que fomenta nuestra celebridad y prestigio cuando es colocado al lado de la trascendencia que posee el hecho de "aprender a contentarse cualquiera sea (la) situación" (Fil 4:11) y de experimentar que "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13). Las riquezas materiales y sociales de Amán se transformaban en centavos de insondable y absoluta pobreza ante la fortuna interna de Mardoqueo. 
    El alma sabia y temerosa de Dios acudirá frecuentemente a la escuela del rey Salomón para aprender qué es lo que no puede satisfacer el alma - "Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu" (Ec. 1:14); y luego se sentará en la clase de Mardoqueo y recodará la sabiduría del temor de Dios que "Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella." (Pr. 3:15). 

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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