lunes, 14 de septiembre de 2015

EL MEJOR LUGAR

"Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed- nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed- nego salieron de en medio del fuego" - Daniel 3:26

    Ya conocemos la historia de estos tres amigos de Daniel; llegaron al horno de fuego luego de que, negándose a adorar la imagen del rey, le confesaran a Nabucodonosor que ellos creían que Dios podía librarlos de su mano, "y si no" -dijeron- estaban dispuestos a morir antes que deshonrar a Dios. Este "y si no" nunca se hizo realidad, pero demostraba la fe y la fidelidad de ellos. La negativa de estos tres jóvenes a ceder a la idolatría les costó el ser echados al horno de fuego. En ese lugar Dios no los desamparó; lo sabemos por el testimonio mismo de Nabucodonosor: "¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses" (3:24-25). La historia continua con el texto de cabecera de hoy. Los muchachos no salieron de en medio del fuego sino hasta que el rey los identificó como siervos de Dios  y les dijo "salid y venid"; entonces "salieron de en medio del fuego"
    ¿Qué hubieras hecho tu? ¿Habrías salido antes? Sadrac, Mesac y Abed-nego estaban mas a gusto dentro del horno de fuego con Dios, que fuera del horno. Estaban donde Dios estaba; se quedaron donde la voluntad de Dios los había llevado. No salieron sino hasta que los medios que Dios utilizó en sus circunstancias para llevarlos al horno, estuvieran nuevamente a disposición para sacarlos del mismo. De esto se trata la vida piadosa, la vida de fe y la vida con paz; se trata de vivir haciendo lo que Dios indica y como Dios lo indica. Fue mejor para Marta, María y para los discípulos que Lázaro quedara en la tumba cuatro días más, porque así conocieron a Jesús como la resurrección y la vida (Jn. 11). Fue mejor para Pablo atravesar por el naufragio de Malta, porque así todos supieron que era cierto lo que dijo de que "ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá" (Hch. 27:34).
    También es cierto para ti, lector; que la presencia de Dios en tu vida garantiza el beneficio indiscutible de las circunstancias en las que ha decidido colocarte en su soberana voluntad y propósito de gracia para contigo, sean de salud, laborales, familiares, decisiones o cualquier otro tipo de aflicción. Es mejor estar allí que en cualquier otro lado; no procures salir de ese horno, es el lugar más seguro, el más adecuado y el más provechoso. Es el mejor lugar en el mundo para tu alma.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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