martes, 8 de septiembre de 2015

EFECTO SECUNDARIO

"Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante" - Ezequiel 39:26

    Los profetas del Antiguo Testamento vislumbraban un cumplimiento futuro cercano y un cumplimiento futuro final con relación a sus profecías acerca de la restauración de Israel. Así, ellos hablaban del momento cuando regresarían de la cautividad de Babilonia, pero también veían el regreso final de toda la nación a su tierra cuando el Mesías reinaría sobre ellos en el milenio. Cuando pensamos en el regreso de Israel a su tierra luego de los setenta años de cautividad, imaginamos un cántico de gozo como el mismo profeta Isaías lo predijo: "Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán" (51:11). Sin embargo, esa es sólo una cara de la moneda; la otra es la que muestra Ezequiel en este pasaje: La vergüenza y el reconocimiento de su rebelión contra Dios en el pasado serían parte de los sentimientos y emociones que reconocerían como propios. La seguridad que sentirán bajo el cuidado de Dios, les haría meditar en cómo se habrían comportado contra él; sería un efecto secundario.
    Existe un aspecto en la vida del hijo de Dios que hace que en medio del gozo que tiene por el perdón de sus pecados también recuerde con vergüenza los tiempos en que no tuvo en cuenta a Dios, "¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte." (Ro. 6:21). Mientras el apóstol Pablo pensaba en la fortaleza de Dios para ponerlo en el ministerio, también recordaba su condición pasada sin Cristo cuando confiesa "habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador" (1 Ti. 1:13). 
   El creyente que aprende a vivir bajo la seguridad de Dios en el gozo y la certeza del perdón de pecados, también sabe y recuerda con vergüenza todo aquello que antes fue una deshonra a Dios. Cuando el mismo apóstol dio instrucciones finales a Tito acerca de cómo debían comportarse los creyentes estando dispuestos a toda buena obra, le recordó también de qué conducta pasada fueron rescatados, "Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros." (3:3). Vivamos agradecidos al Señor por la obra de salvación y restauración en nuestras vidas, pero mantengamos en stand-by la memoria de cómo fuimos antes para que nuestra apreciación del Salvador sea cada vez mayor y tanto más amorosamente consumidora por su persona.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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