sábado, 26 de septiembre de 2015

OBREROS INDOMABLES

"E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor... Después de ellos restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale, hasta el muro de Ofel" - Nehemías 3:5, 27

    Tecoa, ubicada en las alturas de Judá a 9,5 km al sur de Belén y a 10 de Jerusalén. No fue solamente la ciudad que vio nacer al profeta Amós (Amós 1:1), sino también la que, de haber existido aún en tiempos de Nehemías, podría haberse enorgullecido de la clase de hombres trabajadores que tenía, aunque no de los nobles. Llegó el día en que el flamante gobernador de Jerusalén reveló al pueblo el plan que Dios había puesto en su corazón tras ayunar, orar y confesar pecados: Reedificar los muros. Una multitud de personas dedicaron su tiempo y esfuerzos en cumplimiento de lo profetizado por Daniel sobre la reconstrucción del muro en tiempos angustiosos (Dn. 9:25). 
    Los tecoítas merecen una mención especial puesto que sin el apoyo de los nobles de entre ellos, no se dejaron vencer por el desaliento y doblaron sus esfuerzos al dividirse en dos grupos y aportar más tiempo y calidad de trabajo.  
    No solamente esto, la expresión acerca de los grandes que "no se prestaron para ayudar" se refiere -negativamente en este caso- a la docilidad con que los bueyes aceptaban el yugo sobre la cerviz. Allí es donde se comienza a ver la calidad de la obra, cuando la disposición al servicio no es a cuentagotas sino absoluta. Los "grandes" de Tecoa no tenían nada de esto. Pero aparte de ellos, el resto demostró su amor y diligencia en que a pesar de la falta de apoyo de sus propios paisanos, tuvieron la actitud para redoblar esfuerzos y estar en dos lugares a a vez. 
   ¿Qué es lo que los mantuvo en esta tesitura? El relato bíblico dice que "los grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor" Los humildes de Tecoa, no servían a Nehemías, sino al Señor; y ellos eran los verdaderamente grandes, puesto que la grandeza se mide por la magnitud, la meta y el valor del empleador de la obra que se realiza. Para ellos, era el Señor y no el gobernador quien los había colocado en sus servicios. Cuando tengas que realizar un servicio, recuerda quién te emplea, qué actitud debes tener y cómo vas a reaccionar cuando otros no te apoyen; "sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Col. 3:24)

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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