"Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar- hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí." - Esdras 4:1-2
Si el enemigo no puede destruir la obra de Dios desde afuera, entonces procurará hacerlo desde adentro. No es una estrategia nueva, pero sigue funcionando y a menos que se discierna correctamente y se le ponga un freno inmediato, un triste final habrá ya sea para un individuo o una iglesia que sirve al Señor. Por la gracia de Dios, Zorobabel y los responsables del avance de la obra en la construcción del templo en Jerusalén, percibieron el engañoso ofrecimiento de cooperación y respondieron acertadamente: "No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel," (v. 3)
Pero la situación era algo más problemática de lo que estamos dispuestos a creer; y es que los que se ofrecieron a cooperar estaban diciendo algo cierto en parte, ya que en verdad adoraban a Jehová, pero el problema era que su adoración no era exclusiva como lo mandaba la ley (Ex. 20:3); y entonces Zorobabel entendió que relacionarse con personas con falta de compromiso a la palabra de Dios revelada lo único que lograría es corromper la fidelidad de aquellos que buscaban obedecer de verdad.
El Espíritu Santo llama a esta clase de gente "enemigos", y no personas que piensan distinto pero con quienes no podemos ser tan categóricamente opuestos sino más bien condescendientes, dejando de lado las diferencias y abrazando los puntos en común. La palabra de Dios jamás nos da permiso para colaborar con quienes no poseen las mismas creencias que forman parte de nuestra fe, con todos aquellos que dejan de lado lo que Dios ha dicho para utilizar sus propias ideas atribuyéndoles la misma autoridad que poseen las escrituras o porque parecen atractivas.
Es esta una posición molesta para el mundo, e inclusive para otros que igual que tu se proclaman cristianos pero que no consideran la palabra de Dios como la única autoridad aceptable como guía para sus vidas. No les agrada que haya otros que constantemente se remiten a la Biblia para definir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal; les molesta que no admitan cooperación. Pero Zorobabel es ejemplo de la importancia de ser intransigentes a la hora de evaluar lo que creemos y con quien o quienes cooperamos en el servicio del Señor.
No te desanimes si eres identificado como intolerante si eso es el resultado de querer ser fiel a la Palabra de Dios. Persiste en obedecer al Señor y no cedas a la tentación de agradar al hombre.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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