martes, 22 de septiembre de 2015

SANTIDAD AL DETALLE

"En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar." - Zacarías 14:20

    El final de la profecía de Zacarías; el final de todos los tiempos, cuando el Señor finalmente reinará en el milenio. Allí, en su presencia, una cosa se destacará por encima de cualquier otra en la ciudad; y esto será una manifestación de Santidad. Opuestamente a como nosotros lo hubiéramos imaginado quizá, la santidad a Jehová no se hará visible necesariamente por las cosas grandes sino por las más pequeñas como los son los adornos de campanillas en los caballos. Las cosas más insignificantes serán encargadas de proclamar también la gloria de Dios.
     ¿No es acaso esto un acontecimiento fabuloso? Piensa en esto: "No somos santos completa y prácticamente ahora. Somos pecaminosos; cuanto más vivimos, tanto más conscientes somos de ello." (Boice). Y aunque está escrito "Sed santos, porque yo soy santo" (1 Pe. 1:15), la realidad es que no podemos vivirlo plenamente pues mientras estemos en este cuerpo, estaremos sujetos a una inclinación al pecado que definitivamente desaparecerá cuando nuestra redención se transforme en glorificación. Es un aliento del cielo por tanto, el que se nos imparte a través de apóstol Juan cuando nos dice "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro." (1 Jn.. 3:1-2).
    Hoy en día, los mínimos detalles de nuestras vidas arrojan impiedad y síntomas de pecado a través de nuestros pensamientos, conductas o palabras. No es posible que pase un día sin que la sangre de Jesucristo no deba ser aplicada a nuestros corazones y conciencias para ser perdonados de nuestros pecados y limpiados de nuestra maldad (1 Jn. 1:9); mientras peregrinamos por este mundo, seguirá Dios ejerciendo su disciplina cuando sea necesario para que "participemos de su santidad" (He. 12:10). Pero llegará el día en que no solamente honraremos de manera ampliamente manifiesta la gloria de Dios ensalzando su nombre, sino que también proclamaremos su santidad en los más pequeños detalles; no habrá un grado mayor sobre otro menor; todo proclamará su gloria y cada uno de nosotros vivirá para hacerlo evidente.
    Cobra ánimo si hoy batallas con el pecado y las frustraciones de las derrotas; un día disfrutarás con todos los redimidos la dicha de respirar la atmósfera santa de la gloria de Dios y del Cordero.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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