"Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior. Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote. Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio." - Ezequiel 44:21-23
En el capítulo 44 de su libro, Ezequiel es exhortado por el Señor a prestar suma atención porque le mostrará las ordenanzas del ministerio en la casa de Jehová, "Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario" (v.5). La mitad del capítulo tiene que ver con los cuidados que los sacerdotes y levitas debían tener cuando realizaran su ministerio. En el pasado, un grupo de ellos fueron un mal ejemplo cuando "sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad" (v. 12); ahora Dios escogería a aquellos que "guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí" (v.15).
Lo que Dios quería de ellos era regularidad y no secularidad en los asuntos del ministerio. Para tal fin, ellos tendrían cuidados especiales, concernientes a su vestimenta (44:17-18); a su apariencia (44:20); a su dieta (21); al matrimonio (22); y especialmente en lo que tenía que ver con lo que enseñarían (23). Este - la enseñanza - es el aspecto final en el cuidado de su ministración, no el primero sino el último. No podían enseñar si no se conducían de manera propia o contradiciendo lo que representaban. Todo su aspecto exterior y sus hechos en el contexto levítico debían apoyar y confirmar lo que dirían con sus palabras. Había una línea que marcaba la distinción y la enseñanza para discernir.
Podemos conocer toda la enseñanza de la escritura; tener un cúmulo de información doctrinal y de teología que sobrepasa a la mayoría de las personas; quizá un entendimiento de la profecía y del mensaje completo acerca del plan de Dios en la historia. Podemos saber todo esto y desear abrir nuestra boca para compartirlo; pero de nada servirá si somos irregulares en nuestro testimonio; si una mentalidad secular se ha apoderado de nuestras vidas, que no favorece ni permite un testimonio fidedigno que educará a otros creyentes y atraerá a los que están sin Cristo al evangelio de la salvación.
Es importante que evitemos los tropiezos y las inconsistencias en nuestras vidas y que, como Esdras (7:10) aprendamos a enseñar luego de practicar lo que sabemos, para que asimismo digamos con el apóstol "no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Cor. 9:27).
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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