jueves, 21 de mayo de 2015

A PASO FIRME

"Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado." - 2 Samuel 22:37

    Casi en los últimos años de su reinado, David escribió estas palabras. Un rey que nunca olvidó de dónde lo sacó Dios ahora tiene una imagen de su vida correspondiente a los años en que fue pastor de ovejas y cabritos. El sabía cómo estos animales podían caminar por lugares increíbles a alturas impensadas. Una habilidad notable para este tipo de seres vivientes. Pero él pensaba que de la misma manera, Dios había obrado en su caminar porque a pesar de todas sus andanzas, no había resbalado cuando más necesitó la dirección de Dios. 
    David consideraba la imagen de estos animales y pensó que nunca hubo variante en los senderos que andaban, incluso pudo haber recordado que algunos eran más peligrosos que otros; sin embargo la capacidad de ellos para caminar sin resbalar le trajo a su mente la manera que Dios obró en su propio peregrinaje. 
    Dios no ensanchó sus caminos, Dios ensanchó los pasos de David. No cambió sus circunstancias, lo capacitó para caminar mejor sin resbalar. A menudo queremos las cosas más sencillas y fáciles, con menos problemas y sin turbaciones que afecten nuestro ánimo. Eso no es posible porque Jesús mismo dijo "en el mundo tendréis aflicción" (Jn. 16:33). No solamente no es posible sino que tampoco es bueno, porque las aflicciones son parte del camino escarpado que capacita nuestros pasos para andar mejor. 
    A medida que la experiencia de tu vida cristiana se robustece con las promesas de la Palabra de Dios que te otorgan dirección y seguridad, también observarás cómo se ensanchan tus pasos debajo de ti; cómo se hace más fácil discernir lo estrecho y peligroso. El uso de la Escritura diariamente te permitirá tener "los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." (He. 5:14). Pronto podrás decir juntamente con David que tus pasos son más anchos y que resbalar es un hecho cada vez menos frecuente. Es posible porque es el plan de Dios para sus hijos. 

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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