jueves, 7 de mayo de 2015

¿QUIÉN BUSCA A QUIÉN?

"¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?" - 1 Crónicas 17:21

    Desde los mismos inicios de la historia del hombre como lo relata la Escritura, éste ha intentado justificarse a sí mismo de sus pecados ante Dios. Está en la naturaleza pecaminosa del ser humano la constante búsqueda de ganar por mérito propio el favor de Dios. Las obras vs. la gracia de Dios, hojas de higuera vs. pieles de animales sacrificados. 
    Pero el hombre no busca a Dios, Dios lo busca a él "Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?" (Gn. 3:9). Muerta espiritualmente en delitos y pecados tal como lo enseña el Nuevo Testamento, ninguna persona busca a Dios; "no hay quien busque a Dios" (Ro. 3:11b). "¡Pero yo encontré a Dios en mi vida!" - dirás; sin embargo, no es eso lo que ocurrió. Dios te encontró a ti. Somos  conocidos por Dios porque somos buscados por Dios, "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." (Lc. 19:10).
    "Pero - me dirás - es sólo un asunto de terminología." No lo es. Un evangelio que sugiere que Dios halló al hombre porque el hombre lo buscó, es una contradicción bíblica y es un falso evangelio. Así, desde la liberación de Israel de la esclavitud egipcia, el mensaje es contundentemente claro al declarar que Dios descendió y redimió a su pueblo. Es el glorioso mensaje de la gracia donde los méritos humanos no tienen parte en la redención de su alma, sino pura, entera y exclusivamente la gracia y misericordia divina para con los perdidos. 
    La salvación comienza en Dios, no en el hombre. "La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición." (Sal. 3:8). ¿Te encuentras hallado por Cristo? ¿Puedes oír la voz de Dios decir a tu corazón "este mi hijo...se había perdido, y es hallado." (Lc. 15:24b)?

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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