"Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón." - Salmo 37:4
Qué importante es oír a quienes nos precedieron y pueden decirnos por experiencia propia que las promesas de Dios tienen el cumplimiento que demuestran su fidelidad. David escribe este salmo siendo ya un anciano y confirmando tal cosa en su vida, "Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan." (v.25). Mirando hacia atrás, su consejo inspirado por el Espíritu Santo nos favorece para ordenar nuestros pensamientos cuando enfrentamos circunstancias difíciles.
¿Responde Dios la oración? ¿Responderá las mías? ¿Será verdad que él puede darme aquello que le pida? David dice, "Sí, él lo hace." Pero, a veces pareciera que no ¿verdad? ¿Y cuál sería el problema o la razón de esta impresión? Un sencillo repaso del texto de hoy puede ayudarte a corregir algunos conceptos que enturbian tu visión.
Nota lo que dice el salmista, él tiene un orden específico para decir lo que dice: Deleite en el Señor primero, y peticiones concedidas, después. ¡Ah! pero nosotros, tú y yo, generalmente pensamos diferente; "Señor concédeme lo que te pido y ¡cuánto deleite tendré en ti!" De esta forma hacemos la mayoría de las cosas; somos tan felices por todo lo que Dios nos da que continuamos siguiéndole. No me mal interpretes, es bueno y correcto gozar de los beneficios que provienen de la mano del Señor; pero otra muy distinta es esperar los beneficios para honrar la mano del Señor, hacer esto altera el resultado.
Cuando cambiamos el orden de la oración, cambiamos también el enfoque de nuestra alma; los problemas son nuestra atención y nuestra felicidad descansa en nuestras circunstancias y no en Dios. Problemas con los niños, problemas en el trabajo, la salud, la familia, tu iglesia. ¿Qué miras? Prueba el consejo del abuelo David, disfruta del Señor; de cómo es él, quién es él y de lo que ha hecho siempre; y una vez que hagas de esto una sana costumbre, tus peticiones serán aquellas que surgen de esa relación con Dios. No hay duda que siempre serán concedidas porque no estarás centrado en ti mismo, sino en Dios.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
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