"Entonces
los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo
que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye
nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos
de mi padre". - 2 Crónicas 10:10
Cuando uno
ha leído los versículos del relato bíblico anteriores a esta declaración llena
de soberbia por parte del rey Roboam; casi que puede imaginar que algo así
habría él de responder. Porque cuando el pueblo trajo su petición de alivio al
rey, éste tuvo la opción de seguir el consejo que los ancianos le dieron,
"Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo
sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán
para siempre". (1 Re. 12:7). "¿Siervo? ¿Servirles? ¡Por favor! debe
haber otra opción" - habrá pensado Roboam.
Y entonces, la escritura dice, "Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio". (2 Cr. 10:8) Y claro, el consejo "de los muchachos" que lo conocían desde hace tiempo terminó siendo "el mejor y más conveniente" para alguien cuyo corazón no se caracterizaba por servir sino por mandar. Pero la realidad es que Roboam, con el apoyo de sus amigos "usaría a las personas para avanzar en su autoridad, en vez de usar su autoridad para ayudar a las personas." (Wiersbe). Pero fracasó, y el reino se dividió.
Querido lector, ¿no esta una verdad triste pero muy habitual en nuestra sociedad egoísta? Sin duda, pero si una tristeza supera a otra es cuando quienes han sido alcanzados por la gracia del Siervo de siervos, el Señor Jesucristo; no solamente no lo imitan sino que además lo deshonran con su actitud hacia el prójimo. Patrones cristianos descuidan a sus empleados, educadores creyentes no ayudan a sus alumnos a una mayor superación y desarrollo. Creyentes que no reconocen las capacidades de otros sino que las utilizan para sus propios beneficios y provecho son una vergüenza.
Pero el consejo del Espíritu Santo es categórico y absolutamente opuesto a la filosofía de Roboam, así lo dice en su palabra "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3-4). No apuntemos a otra cosa, cuando el corazón acaricia el egoísmo, no busquemos el consejo de los que sabemos que piensan como nosotros. Pero sobre todas las cosas, aprendamos sí a pensar como Cristo, pues continua diciendo la palabra de Dios, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Fil. 2:5). Aprende a servir, porque los mas grandes son los que sirven, no los que mandan.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
Y entonces, la escritura dice, "Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio". (2 Cr. 10:8) Y claro, el consejo "de los muchachos" que lo conocían desde hace tiempo terminó siendo "el mejor y más conveniente" para alguien cuyo corazón no se caracterizaba por servir sino por mandar. Pero la realidad es que Roboam, con el apoyo de sus amigos "usaría a las personas para avanzar en su autoridad, en vez de usar su autoridad para ayudar a las personas." (Wiersbe). Pero fracasó, y el reino se dividió.
Querido lector, ¿no esta una verdad triste pero muy habitual en nuestra sociedad egoísta? Sin duda, pero si una tristeza supera a otra es cuando quienes han sido alcanzados por la gracia del Siervo de siervos, el Señor Jesucristo; no solamente no lo imitan sino que además lo deshonran con su actitud hacia el prójimo. Patrones cristianos descuidan a sus empleados, educadores creyentes no ayudan a sus alumnos a una mayor superación y desarrollo. Creyentes que no reconocen las capacidades de otros sino que las utilizan para sus propios beneficios y provecho son una vergüenza.
Pero el consejo del Espíritu Santo es categórico y absolutamente opuesto a la filosofía de Roboam, así lo dice en su palabra "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3-4). No apuntemos a otra cosa, cuando el corazón acaricia el egoísmo, no busquemos el consejo de los que sabemos que piensan como nosotros. Pero sobre todas las cosas, aprendamos sí a pensar como Cristo, pues continua diciendo la palabra de Dios, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Fil. 2:5). Aprende a servir, porque los mas grandes son los que sirven, no los que mandan.
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