martes, 16 de junio de 2015

UNA REAL INCOHERENCIA

"Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él había edificado para ella; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son sagradas. Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado delante del pórtico, para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los días de reposo, en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes tres veces en el año, esto es, en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos." 2 Crónicas 8:11-13

    Ninguna decisión espiritual u obediencia genuina del pasado puede garantizarnos la bendición en el  presente o lo que seremos en el futuro. Salomón no era la excepción. El capítulo 8 de 2 Crónicas comienza relatando lo que el rey hizo veinte años después de edificar el templo y su propia casa. A esta altura de la vida con la incesante y abundante actividad material y política que formó parte de su reino, Salomón pensó que algunas decisiones externas sostendrían una fortaleza interior.
    Aquí tenemos al hijo del gran rey de Israel, David; tomando recaudos que él creía eran una demostración de piedad y reverencia hacia Dios. Con una esposa pagana que no estuviera donde las cosas sagradas habitaban era suficiente para que continuara con sus holocaustos y sacrificios, aún sabiendo que Dios no aprobaba ese matrimonio porque así lo expresaba la ley de Moisés, "Y no emparentarás con ellas..." (Dt. 7:3). Mientras tanto, continuó ofreciendo holocaustos y sacrificios y se mantuvo fiel en lo externo aunque persistía con incoherencias en su vida privada.
    "Un gusano secreto... roía todo el tiempo en la vida del rey Salomón y su reinado" (Alexander White). Razones políticas para lo que Salomón hacía, existían de sobra, pero ¿de qué le sirvió? Su futuro no fue garantizado por su pasado y poco a poco se hundió en la apostasía e impiedad. No fue ni será el último que tenga la misma experiencia, pues cualquiera que teniendo conocimiento de Dios no tiene igualmente la determinación para obedecer completamente, sino que decide convivir con la inconsistencia; tarde o temprano cosechará las consecuencias de tal conducta. "La parte más importante de tu vida es solamente la que Dios ve." (Wiersbe).
    Velemos y hagamos uso constante de la palabra de Dios que nos dice, "y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad." (Ef. 4:23-24). 

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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