"Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro." - 1 Reyes 6:7
Es más que probable que el rey Salomón creyó conveniente que la construcción del templo se realizara con el mayor silencio posible, quizá recordado el mandamiento dado por Moisés al pueblo para cuando cruzaran el Jordán y construyeran un altar, donde les mandó "no alzarás sobre ellas instrumento de hierro." (Dt. 27:5), aunque no haya argumentos sólidos para suponerlo así. En vista del propósito del templo puede que no haya considerado apropiado el sonido durante su edificación a más del hecho de que con el material previamente preparado y cortado el trabajo sería mucho más rápido.
Pero es difícil dejar de observar en este caso, tal como lo expresa el texto, una clara atmósfera de respeto y un espíritu sacro en la decisión de evitar ruidos innecesarios durante la edificación. Salomón, el hombre de paz, también tuvo cuidado en este asunto tan solemnemente encargado por su padre David y tan consciente, responsable y devotamente llevado a cabo bajo su propio reinado.
Es sanamente práctico pensar en que, con relación a todo lo sagrado, la quietud y el silencio se adecuen mejor a la piedad y al ejercicio de la misma, que el ruido, la pompa y el llamar la atención a lo que hacemos. "La obra de Dios debe ser hecha con cuidado y en silencio" (M. Henry). A menudo el reconocimiento y la propaganda son las herramientas que se oyen en nuestro servicio por causa de Cristo. El sonido del ego se oye más que el silencio de la piedad y el servicio humilde. Cuando las cosas son hechas sin ruidos en la obra de Dios es porque el Espíritu Santo ha injertado definitivamente su consejo en nuestras almas, a saber, "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís." (Col. 3:23-24). Dedícate a servir en la edificación del reino de los cielos, pero sin hacer mucho ruido.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
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