domingo, 28 de junio de 2015

MATEMÁTICA BÁSICA

 "Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? El respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová"- 1 Reyes 21:20


    Existe una regla en la matemática para multiplicar números enteros que ha sido ejemplificada a través de una ilustración que es muy difícil de olvidar una vez que se aprende. Imaginando que todos los habitantes de un pueblo están divididos en dos bandos, estas son las reglas que se seguirían: El amigo de mi amigo será mi amigo (esto equivale a + por + = +). El amigo de mi enemigo será mi enemigo (esto equivale a + por - = -). El enemigo de mi amigo será mi enemigo (esto equivale a - por + = -). El enemigo de mi enemigo será mi amigo (esto equivale a - por - = +).
   En nuestro texto de hoy, el malvado rey Acab evidentemente tenía un problema de aritmética espiritual puesto que trató al profeta Elías como su enemigo cuando en realidad era su amigo. ¿Cómo es esto? Acab estaba casado con la impía Jezabel una mujer a quien él tenía por su aliada cuando en realidad favoreció al aumento de la maldad en su propia vida y al inminente juicio divino sobre Israel. Elías era enemigo de Jezabel, habiendo dado muerte a los cuatrocientos profetas de Baal (1 Reyes 18); y era quien vivía en la presencia de Jehová y quien predicaba al rey. El profeta era en verdad un amigo para Acab, mientras que su esposa era su verdadera enemiga. 
  Existen circunstancias en que reaccionamos incorrectamente, vemos personas como enemigos quienes, en realidad, son preciosos amigos porque nos aprecian suficiente como para hablarnos la verdad. Queremos que nos digan lo que queremos y no lo que necesitamos y eso hace que equivoquemos nuestro juicio. La iglesia debe estar llena de los mejores amigos ya que la palabra de Dios nos dice "por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros" (Ef. 4:25).  El apóstol Pablo bien podría entender al profeta Elías y su situación con Acab, cuando les escribió a los gálatas "¿me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?" (4:16). Cuando Jesús habló con los fariseos les dijo: "Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis" (Jn. 8:45)
    Necesitamos más hombres y mujeres como Elías en la iglesia; y hace falta que también tengamos corazones sensibles a la verdad, examinandos para saber apreciar a los amigos y diferenciarlos de los que no lo son sino que nos ocasionan tropiezo. La palabra de Dios es la mejor calculadora para el alma, nunca falla y sus ecuaciones son exactas... como las matemáticas.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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