"No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle. No intentes mal contra tu prójimo que habita confiado junto a ti. No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio. No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos." - Proverbios 3:27-31
Con cinco imperativos negativos Salomón expone de manera práctica cómo podemos aplicar el principio expresado al comienzo de Proverbios 3, "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia." (v.5); donde recuerda que Dios es digno de nuestra confianza, por lo que la obediencia a su palabra es la garantía absoluta de seguridad en todos los ámbitos de la vida. En este sentido, el pastor Warren Wiersbe dice que hay al menos cuatro áreas de la vida destacadas en este capítulo, "nuestro corazón (1-8), nuestras posesiones (9-20), nuestra conducta (21-26), y nuestros vecinos (27-35)."
Hay ciertas cosas que, en obediencia a la palabra de Dios podemos cuidar con relación a aquellos con quienes nos tratamos a diario. Con los dedos de una mano puedes contarlas y recordarlas más fácilmente. En primer lugar, NO dejes de hacer bien (27); en este sentido el creyente siempre está en deuda ya que la Biblia dice "No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley" (Ro. 13:8); de manera que siempre hay oportunidad para amar a otro. En segundo lugar, NO pierdas la sensibilidad (28); si ves oportunidades de hacer lo correcto, no las dejes pasar porque generalmente el corazón es egoísta y va en busca de lo suyo propio tan pronto como puede.
En tercer lugar, NO saques ventaja para ti mismo a expensas de tu prójimo (29); esta es una conducta sumamente desagradable a los ojos de Dios puesto que él aborrece "la lengua mentirosa" (6:17). En cuarto lugar, NO persigas una conducta pendenciera (30); si te metes en problemas a menudo, quizá tengas inconvenientes con cerrar la boca y te asemejas más a un necio que a un hijo de Dios, "los labios del necio traen contienda; y su boca los azotes llama." (18:6). En quinto lugar, NO dejes que la envidia te destruya (31); ¿acaso el Señor no es suficiente gozo para tu vida? ¿no conoce él lo que necesitas? ¿Para qué envidiar a quienes no tienen temor de Dios?
Todos los días nos relacionamos con personas y amigos; tengamos en cuenta los consejos de Salomón quien, inspirado por Dios nos dice: "NO" en cinco oportunidades, pero para provecho de nuestra alma. Es mejor fiarse del Señor que de nuestra propia prudencia para resolver conflictos.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
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