domingo, 21 de junio de 2015

YA TE LO HABÍA DICHO...

"Ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere... Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos... Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia." - Deuteronomio 17:15-17
"El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro... Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos... Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón." 1 Reyes 10:14; 1 Reyes 10:28; 1 Reyes 11:3

    El diccionario de la Real Academia Española define la palabra "consecuencia" como "hecho o acontecimiento que se sigue o resulta de otro." Es esta una realidad que todos vivimos a diario y bajo innumerables circunstancias ya sean transcendentes o no: Las consecuencias de todo lo que hacemos. Este hecho no contempla temperamentos, personalidades, conductas o lugar en la historia; es sencillamente el efecto de una causa. 
    Es por eso que al pensar en Salomón y la grandeza de su reino, su fama, sabiduría y todo su esplendor incluyendo el hecho de que fue el autor de tres libros del Antiguo Testamento; necesitamos inquirir diligentemente para descubrir cuál es la razón original que derivó en la consecuencia de una apostasía de las más lamentables y recordadas en la escritura. Y como no podía ser de otra manera en el ámbito espiritual, las consecuencias son el resultado de la desobediencia a la palabra de Dios. Así de claro lo había dicho el Señor: "Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley... y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, (para que no) se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel." (Dt. 17:18-20).
    He aquí la principal y única razón de la desviación espiritual del rey Salomón. Cuando dejó de lado la palabra de Dios, dejó de lado la fuente de la verdadera delicia y comenzó a andar en consejo de malos, a estar en camino de pecadores y dejó el trono de la piedad y la justicia para sentarse en la silla de los escarnecedores, y sufrió en su propia vida y reinado el corolario de su pecado.  Deja de oír la voz de Dios y automáticamente darás oído a la voz del extraño con su pregunta favorita "¿Conque Dios os ha dicho...?" (Gn. 3:1). De allí en más es un tobogán de consecuencias de las cuales en muchas ocasiones no es posible recuperarse. 
   Es mucho mejor mantener constancia en lo poco, sostener los principios fundamentales y mantenerse en la senda antigua de la lectura y la obediencia diaria a la palabra de Dios porque de lo contrario, no solamente pecarás contra Dios sino que harás exactamente lo contrario a lo que él enseña, como Salomón lo hizo con el oro, las mujeres y los caballos. Dios ya se lo había dicho.

¡Dios te bendiga!

-Biblia- mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013



No hay comentarios :

Publicar un comentario