jueves, 12 de noviembre de 2015

¿CON QUÉ AGUA PRETENDES LAVARTE?

"Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros." - Mateo 27:24

    La historia del arte contiene cientos de retratos de acontecimientos bíblicos por medio de los cuales los artistas buscaron dejar un recuerdo visual de dichos momentos de la manera que ellos lo imaginaban. Cierto es que nada reemplaza, añade o transforma el mensaje que solamente la palabra de Dios puede comunicar con autoridad; pero una de esas pinturas es la obra "Cristo ante Pilato" del pintor italiano Jacopo Comin "Tintoretto" (1518-1594) y que forma parte de la serie Escenas de la vida de Cristo. La particularidad de esta obra de arte es que representa el momento en que Poncio Pilato se lava las manos en señal de inocencia delante de Cristo mismo y de los fariseos, pero su rostro está volteado hacia el costado y esquiva la mirada del Señor mientras deja que el agua corra por sus manos. Todo un mensaje sin duda.
    Pues claro que la palabra de Dios no precisa de imágenes para enseñarnos la verdad de que no existe un sólo ser humano en la faz de la tierra que no sea culpable de la muerte de Cristo y carente de inocencia en absoluto. Lo que profundiza la culpa de este gobernador romano de Judea es su reconocimiento de Jesucristo como justo, pero no haciendo nada por evitar su muerte sino buscando desligarse de cualquier responsabilidad que se le atribuya por la misma. Como bien lo representa el Tintoretto, todos los seres humanos buscan desviar su atención de la mirada de Cristo que escudriña los corazones; creen que pueden lavar sus manos con la falsa agua de la religión, las buenas obras, la moralidad o cualquier otra cosa que les gratifique la carne y les haga sentirse orgullosos de sus logros religiosos. Pero no existe tal cosa como aparentar inocencia porque todo lo que traemos a este mundo es una naturaleza pecaminosa que nos condena desde el primer aliento de vida.
    Pilato era tan o más culpable que los judíos, y cualquiera hoy en día lo es también pues conocemos toda la historia desde el otro lado de la cruz. Todos los años las personas recuerdan o el nacimiento de Cristo y también su muerte, o ambas cosas; pero llevan vidas completamente ajenas a  la voluntad de Dios, ignoran la Biblia y por ende ignoran sus pecados y transgresiones pero pretenden tener manos lavadas con agua de inocencia, creen no tener nada que ver con la muerte de Cristo de manera personal. Amigo, cuando la palabra de Dios declara que "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores" (1 Ti. 1:15) no solamente está destruyendo tu idea de ser un inocente, sino que está afirmando que eres todo lo opuesto. No te valdrá de nada buscar desviar tu atención de esta verdad, nada cambiará el hecho. Te recomiendo que dejes de excusarte, veas que tienes la sangre del Hijo de Dios en tus manos, y que cambies tu forma de pensar en cuanto a ella; en lugar de ser un medio de condenación, cree en el Señor Jesucristo, arrepentido de tus pecados y la misma sangre de Cristo te limpiará de todo pecado y maldad (1 Jn. 1:9).

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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