"Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" - Lucas 19:8
¿Quién que haya tenido el privilegio de oír las enseñanzas de la Biblia desde pequeño no recuerda la historia de Zaqueo el publicano (recaudador de impuestos)? ¿Y quien no indicará, al hacer memoria de su historia, los dos aspectos más remarcados de su vida, uno físico y el otro espiritual? Sí, Zaqueo era pequeño de estatura física pero grande en su tamaño espiritual porque respondió sobrenaturalmente con su vida luego que el Señor Jesús posó en su casa, dando la mitad de lo que tenía a los pobres y devolviendo por cuadruplicado a quienes había defraudado.
Zaqueo era de Jericó, una ciudad que en la Biblia está relacionada con la desgracia y la maldición divina; y allí vivía él dedicado a cobrar de sus propios paisanos los impuestos que pagaban ellos a los romanos y de los cuales Zaqueo sacaba más de lo debido. Pero un día Jesús pasó por allí. El problema de la estatura de Zaqueo que le impedía ver a Jesús en su paso por Jericó, lo solucionó él subiendo a un árbol sicómoro; pero el problema espiritual que padecía como pecador solamente se remedió cuando Jesús posó en su hogar.
El impacto de la presencia de Jesús en casa de Zaqueo se extendió hasta su propio corazón de manera tal que encontró en su persona la salvación de su alma, porque el mismo Señor dijo en presencia de los críticos que "hoy ha venido la salvación a esta casa" (v.9) porque Jesús es la misma salvación del pecador. Es la salvación la transformación misma del alma, aquella que hace una nueva criatura a todos los que siendo perdidos son buscados y hallados; el cambio es instantáneo y los frutos son visibles; no solamente cambios espirituales en primer lugar (llamó a Jesús "Señor") sino también cambios morales en segundo lugar, porque la gracia de Dios hace de hombres malos, buenos y grandes hombres.
No hay duda que lo que la escritura destaca en la historia de Zaqueo es su nuevo nacimiento, resultado de la búsqueda y hallazgo por parte de Cristo; pero ¡qué dicha es saber que el evangelio no solamente salva pecadores sino que transforma hombres para que sirvan de ejemplo a los que los conocen y los ven a diario! Zaqueo tuvo un cambio interior de corazón, pero la gente lo constató por su conducta exterior. ¿Das tu la misma impresión a los que te rodean?
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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