"Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido..." - Mateo 28:12-15
La Biblia describe una y otra vez la profunda incredulidad, maldad y codicia del corazón del hombre. Lo hace por medio de declaraciones directas como "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jer. 17:9); o bien a través de ejemplos reales como el que relata el texto de hoy. Quizá pasaría desapercibido al lector si lo ve como una simple astucia de parte de los ancianos judíos y una oportunidad de hacer dinero fácil en el caso de los soldados, pero hay mucho más que eso, hay una siniestra manifestación de maldad y dureza de corazón porque lo que los soldados debían negar no era lo que oyeron o imaginaron; era lo que ellos mismos habían sentido y habían visto, "hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve" (28:2-4). Una experiencia inolvidable sin duda, seguida por la resurrección de Cristo. ¿Quién puede negar algo así? ¿Quién en su sano juicio ocultaría un hecho semejante? Sorpresa amigo, tú y yo con un corazón sin Dios y por una buena suma de dinero.
Fue el primer intento de Satanás de acallar la certeza de la resurrección, de la victoria sobre la muerte y del sello de su derrota definitiva ¿cómo lo hizo? Con dinero. En una mentalidad necia cabe el razonamiento de un necio, "el dinero sirve para todo" (Ec. 10:19); y el diablo probó que era cierto porque los ancianos compraron la conciencia de los soldados por su amor al dinero ya que es bien sabido que "raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Ti. 6:10). Ellos lo hicieron a pesar de que era muy poco creíble porque debían contar que vieron algo ¡mientras dormían! y porque los discípulos que abandonaron al Señor no se atrevieran a hurtar el cuerpo; una historia que a nadie se le ocurriría validar como cierta.
No es ninguna sorpresa entonces lo acontecido si se entiende no desde los hechos sino desde la condición del corazón. Cierto es que Cristo dijo a Tomás "bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (Jn. 20:29), porque aquí hay hombres que vieron, pero no creyeron. La Biblia contiene todos los hechos registrados y las verdades benditas concernientes a la persona de Jesús; aparte de ser un libro vivo, su historia es comprobable pero así y con todo cientos de miles siguen demostrando la verdad de que "todo hombre tiene su precio" y preferirán ignorar a Jesucristo por cualquier cosa que materialmente les resulte rentable y de satisfacción pasajera. El corazón es duro y está muerto. ¿Es este tu caso? ¿A pesar de toda la evidencia sobre Cristo, aún estás rechazando la verdad? Pero, aún si eres cristiano, ¿te encuentras negando su gracia, misericordia y bondad porque prefieres sacar provecho a tu imagen no perdiendo amistades y cosas por confesar a Jesús? ¡Oh, que el Señor nos libre de semejante conducta y traición!
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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