"Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan." - Mateo 25:6-8
Llegando al final de su ministerio, próximo a la cruz; el Señor Jesucristo respondió a sus discípulos preguntas acerca de los tiempos del fin y que involucraba a la nación de Israel. Muchas de sus enseñanzas, las principales de ellas, fueron dadas por intermedio de parábolas que ilustraban lecciones solemnes. Una de estas tiene que ver con las diez vírgenes que representan la condición de la nación al final del periodo que se conoce como la tribulación y que abarcará un lapso completo de siete años, al fin de los cuales ocurrirá, entre otras cosas, un proceso de separación de los falsos creyentes profesantes de entre los genuinos.
Note el lector que las diez vírgenes que esperaban al esposo, todas ellas tenían la misma apariencia exterior, las mismas lámparas y el mismo aceite dentro de ellas; pero cinco de ellas eran insensatas, todo lo cual indica la similitud que existirá entre los falsos y los verdaderos creyentes en ese periodo futuro de la historia. Por supuesto que no es algo nuevo el asunto del parecido entre los pecadores perdonados y los pecadores perdidos, siempre han existido los auto convencidos que jamás han reparado diligentemente en la verdadera condición del corazón.
Pero lo que llama la atención del texto de hoy es que estas mismas cinco vírgenes insensatas creyeron que podían pedir prestado el aceite que les faltaba en el momento de mayor necesidad, "Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan"; algo que no fue posible en ninguna manera. No se puede transferir la vida y los privilegios espirituales de la misma forma que no podemos transferir parte de nuestra vida a otros.
"Ninguna persona salvada puede ser salvador de otro, la gracia de Dios es intransferible" (MacArthur). Llegará el día en que todos habrán de rendir cuentas ante el Señor, la falta de un fundamento firme como es la confianza en la obra de su cruz determinará una perdición segura por toda la eternidad. ¿Cuál es tu confianza? ¿Acaso crees que parecerte a un cristiano es como una especie de garantía de que un día lo serás completamente? No es así; puedes creer que estas preparado porque tienes una lámpara y la apariencia de una virgen prudente, pero es sólo un parecido; no tienes el aceite necesario. Te aconsejo que hoy compres el que te hace falta, recibe por fe la salvación que Cristo ofrece y deja de aparentar, transfórmate en alguien prudente recibiendo el perdón de tus pecados y la justificación por la fe en Jesucristo.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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