"Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad" - Mateo 21:38
A medida que se acercaba el tiempo para que Jesús fuera crucificado, las conversaciones con los fariseos y líderes religiosos y las enseñanzas e ilustraciones con respecto a su muerte aumentaban y eran cada vez más claras. Todos los evangelistas menos Juan registran la parábola de los labradores malvados, el relato donde un padre de familia arrienda su viña a unos labradores, se va lejos y luego envia sus siervos para recoger los frutos; pero fueron golpeados algunos y otros muertos a manos de los labradores. Finalmente, el hombre envió su hijo creyendo que lo respetarían por quien era; y los labradores al saberlo planearon su muerte con la afirmación que figura en el texto de hoy.
Tal era el espíritu de los líderes de la nación de Israel hacia la persona de Cristo quien había demostrado una y otra vez que él era el Mesías, el Señor y Salvador de su pueblo. La enemistad del corazón para con quien es dueño de las almas es un asunto permanente y reiterado en todos los hombres. Solamente una actitud hacia Jesucristo anida en cada ser humano desde el día de su nacimiento, "venid, matémosle" - ninguna otra. Nadie desea ni el conocimiento de su persona, ni una relación con él. Todos somos "extraños y enemigos (de Dios) en (nuestra) mente, haciendo malas obras" (Col. 1:21).
Observa con atención como es moneda corriente en todas las personas el "apoderarse de su heredad", de lo que originalmente le corresponde a Dios y cómo la misma escritura lo describe, ellos "Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, porque no queremos el conocimiento de tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?" (Job 21:14-15a). Es una obra inútil tratar de sacarse a Dios de en medio y no tener en cuenta a Jesucristo; finalmente será la pieza más importante que conforme la vida de una persona o la que faltó para hacerla plena; porque el mismo Jesús se describe a sí mismo como la piedra angular de una construcción, "Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo...?" (21:42) ¿Estás tomando en serio sus palabras o estás tratando de sacártelo de la mente y de tu vida? No vas a cambiar el hecho, él es el heredero, él único capaz de tomar la autoridad y el control sobre la vida del hombre. Considera tu propia vida y entrégale a Jesucristo lo que le corresponde, todo lo que eres y lo que posees.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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