"Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" - Hechos 4:19-20
Consecuente con el inicio del libro de los Hechos donde Lucas documentó en detalle que las cosas que escribió a Teófilo sobre Jesús eran las que él comenzó a "hacer y enseñar"; ahora continua mostrando que los apóstoles que lo contemplaron justamente "haciendo y diciendo" eran quienes no podían dejar de contar lo que "vieron y oyeron" Ellos lo veían cuando hacía y lo oían cuando hablaba. La autoridad de Cristo en sus obras y palabras mostraban su identidad divina de manera indiscutible, pero eso no era un fin en si mismo sino un medio para que creyeran en él como él mismo lo dijo, "creedme por las mismas obras" (Jn. 14:11) y también, "hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn. 20:30-31)
Estos hombres enseñados por Jesús durante tres años fueron testigos poderosos de la obra de Cristo, la resurrección y el perdón de pecados; ahora como heraldos autorizados del evangelio de la gracia ellos no pueden dejar de decir lo que vieron y oyeron. Ver y oír a Jesús en su palabra es algo que no se puede dejar de decir. Vidas transformadas son vidas que proclaman y esto no es otra cosa que obediencia a Dios. Nunca cambió la filosofía de los apóstoles muchos años después, y cuando Juan escribió su primera epístola con toda probabilidad recordaba este momento en que fueron amenazados para no hablar y dijo, "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn. 1:1-3)
No podían dejar de decir lo que vieron y oyeron porque este mensaje anunciado otorga la comunión con el Padre y con el Hijo y con todos los que creen en él. Así de simple, ellos no hablaban lo que vieron para su propio beneficio o popularidad sino para que otros fueran bendecidos con su mensaje. ¿Tienes tú también desarrollado este sentido urgente de la obediencia para que otros sean cambiados por el poder de Dios? Jesús hizo y dijo; y tú, ¿has visto y oído? Entonces no calles, habla; comparte las buenas nuevas, se testigo de lo que sabes, muestra a otros cómo te ha cambiado y sobre todo recuerda que es injusto que los hombres y no Dios, sean quienes deciden qué es lo que puedes decir o no. Hacen falta más ojos y labios santificados para extender el evangelio del reino.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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