"Y (Apolos) comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios" - Hechos 18:26
Cuando escuchamos historias de matrimonios donde un hombre y una mujer han construido una vida, han formado un hogar y han alcanzado logros notables; casi siempre oímos también el testimonio unánime de ambos, o bien de allegados que conocen a la pareja, y que pueden decir con propiedad que todo lo que han logrado fue posible porque siempre "tiraron parejo". Una manera de decir que por lo general siempre tuvieron en claro los mismos objetivos. Si hay un área donde un matrimonio tiene que apuntar a la misma meta es en lo que concierne al conocimiento y el uso de la Palabra de Dios en sus vidas y en las vidas de los que los rodean.
Priscila y Aquila fueron un ejemplo especial de esto último. Quienquiera que lea el contexto del pasaje del día de hoy, se sorprenderá del valor de ellos, de la firmeza y la seguridad con que este matrimonio trataba los asuntos espirituales. Ni siquiera el mismísimo Apolos a quien la escritura describe como "varón elocuente, poderoso en las Escrituras... de espíritu fervoroso, (y que) hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor" (Hch. 18:24-25), pudo pasar por alto el escrutinio y la corrección celosa de esta pareja piadosa. Este matrimonio temía a Dios, no a los hombres.
Lo que no es posible ignorar en este asunto es que ambos tuvieron que adquirir el conocimiento de la palabra de Dios de manera individual pero con la misma calidad e intensidad de espíritu. Ellos no tenían un conocimiento general de la escritura, sino uno que apuntaba siempre a la perfección. Lucas dice que ellos expusieron a Apolos el camino del Señor más "exactamente"; que en el griego comunica lo que sería el resultado de haber inquirido con diligencia en un asunto (cp. Hch. 23:15, 20; Hch. 24:22), en este caso en la palabra de Dios.
La iglesia de Cristo siempre estará agradecida a hombres y mujeres como Aquila y Priscila; matrimonios que por sobre todas las cosas pueden detectar falencias y limitaciones bíblicas o errores doctrinales en otras personas. Esta clase de matrimonios que no tiene que pedir permiso para corregir errores que minimizan a la Biblia o el mensaje que ella presenta. ¿Quieres en verdad tirar parejo con tu cónyuge? Si lo has hecho para construir una vida con la ayuda del Señor, ¿por qué no hacerlo ayudando a otros con la palabra de Dios? Quizá puedes abrir tu hogar para discipular a otros o aclarar dudas de la escritura a quien lo necesite. Pero sobre todo, se un esposo o esposa que inquiere en la palabra, esto hará posible que seas un instrumento útil para Dios.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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