jueves, 26 de noviembre de 2015

UNA SANA COSTUMBRE

"Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo." - Hechos 17:1-3

    El apóstol Pablo, que escribió dos veces en sus epístolas sobre la importancia de usar y aprovechar bien el tiempo (Ef. 5:16; Col. 4:5), sabía muy bien poner en práctica lo que enseñaba. En sus viajes misioneros no perdía tiempo para averiguar dónde comenzar a hablar de Cristo, y por eso adoptó la buena costumbre de dirigirse a la sinagoga local el día de reposo; era una buena práctica que emulaba al mismo Señor Jesucristo de quien se dice que "vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer" (Lc. 4:16). Cuando tocó el turno de la sinagoga de Tesalónica, el apóstol no cambió su estilo.
    Pablo hizo tres cosas que en la gracia de Dios permitieron el nacimiento de una iglesia en esa ciudad europea. En primer lugar tuvo constancia; por tres semanas seguidas asistió al mismo lugar, estuvo en contacto con la gente y participó con ellos de la actividad establecida. En segundo lugar, el misionero a los gentiles se acostumbró a discutir con ellos; la palabra discutir proviene del griego "dialégomai" que significa "dialogar" y esto incluyó el intercambio de preguntas y respuestas con los presentes partiendo desde la misma palabra de Dios.  Y en último lugar, Pablo declaraba y exponía estas mismas Escrituras del Antiguo Testamento acerca de todo lo que decían de Cristo y sus sufrimientos; es decir que abría la palabra con claridad y sencillez y la utilizaba para mostrar las evidencias divinas acerca de Cristo.
    En esta sana costumbre de Pablo su único interés era que Cristo sea dado a conocer; su determinación y orden y su claridad de propósitos sumado a la obra del Espíritu Santo, dio como resultado la salvación de muchas almas en Tesalónica. A menudo perdemos tiempo porque no trazamos concretamente nuestras metas para alcanzar a los que no tienen salvación; el ejemplo del apóstol podría ayudarnos a clarificar lo que debemos hacer. Tómate el tiempo para estar con la gente , y cuando se hable de religión o de cualquier aspecto que evoque asuntos espirituales, usa la Biblia para crear un diálogo y generar preguntas que te permitirán usar la misma palabra de Dios para mostrar a Jesucristo. Lamentablemente, muchos cristianos se involucran en discusiones vanas y sin provecho que usualmente cierran las puertas a un testimonio simple y preciso de la cruz y del mensaje del evangelio. Puede que hoy medites en este asunto y comiences a desarrollar una provechosa costumbre que le dará a otros la oportunidad de escuchar de Jesús sin vueltas y al punto.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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