"No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da." - Deuteronomio 25:13-15
Una pequeña y sencilla encuesta a un grupo no grande de individuos acerca de valores perdidos en la sociedad, tendrá a la Honestidad ocupando los primeros lugares de la lista. Es un asunto evidente la deshonestidad en todos los ámbitos de la vida y algo que no tenemos esperanza alguna de desarraigar de ella mientras estemos vivos y no tengamos en cuenta la Palabra divina.
Dios le entregó instrucciones concretas a su pueblo para hacer efectiva la honestidad en el diario vivir. El mandato contiene un maravilloso instructivo para nosotros.
En primer lugar, era un asunto individual y que cada uno debía asegurarse de respetar. "En tu bolsa y en tu casa" es el mandato. La honestidad comienza en casa, en tu propia vida. No es cuestión de echarle la culpa a los gobernantes, a los parientes, al comerciante, a los compañeros de trabajo; es un tema personal: ¿Qué hago cuando llego a casa y descubro que me cobraron de menos en el pago de los impuestos? ¿Qué hago cuando el semáforo está en rojo pero son las diez de la noche y quiero llegar a casa porque estoy cansado? ¿Por qué decimos "se me complicó" cuando no llegamos a tiempo a un compromiso asumido por habernos quedado a terminar de ver ese programa de televisión? ¿Por qué dices que el auto que estás vendiendo "está impecable" si en realidad no lo está?
Los israelitas eran tentados a tener una pesa para cuando compraban y otra para cuando vendían; de esta forma, buscaban sacar provecho del prójimo. Pero la honestidad conlleva mantener la palabra, no importa cómo me afecte, "El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia." (Sal. 15:4)
En segundo lugar, el mandato nos recuerda que la honestidad no es un valor natural en nosotros, sino que debemos cultivarlo. El corazón es engañoso y pecaminoso y el profeta dijo: "¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?" (Jer. 13:23 ). Hace falta un cambio de corazón individual, la honestidad que agrada a Dios es el fruto de un corazón transformado; no el resultado de una conducta habitual. Solamente la regeneración por medio del Espíritu de Dios impartiendo la vida de Jesucristo al corazón del pecador, hace posible que la honestidad comience a ser parte integral en la vida de un hombre o mujer, y cultivarla será un tema diario y personal.
Ten mucho cuidado de no tomar esto a la ligera, recuerda lo que Dios ha dicho, "¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?" (Mi. 6:11 ). Que la transparencia en todo lo que digas y hagas sea tu móvil diario, hazlo porque Dios es honrado de esta forma y porque el pecado de la deshonestidad también fue llevado por Jesús sobre su cuerpo en la cruz.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
¡Hermoso! Compartiendo los devos con los hermanos...
ResponderEliminarDios te bendiga! Puedes buscarlos en Spotify también!
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